Presupuestos de transici¨®n
Tal como se?al¨® el ministro de Econom¨ªa y Hacienda en su presentaci¨®n, los Presupuestos Generales del Estado para 1983 pueden calificarse de transici¨®n. Y ello tanto en una acepci¨®n literal -su vigencia real en el tiempo apenas superar¨¢ los seis meses- como en su significado macroecon¨®mico y pol¨ªtico. En efecto, el hilo conductor de la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno socialista, al menos en la proyecci¨®n de sus objetivos, consiste en colocar a la econom¨ªa espa?ola en una posici¨®n que le permita engancharse al carro de la recuperaci¨®n mundial con los menores retrasos posibles, procurando al mismo tiempo no perder la cara en el frente -tan delicado como el anterior- del cumplimiento de sus promesas electorales.Podr¨ªa afirmarse, por tanto, que ese dif¨ªcil equilibrio es el que est¨¢ presente en el dise?o de los presupuestos; lo que, en t¨¦rminos de pol¨ªtica econ¨®mica, no deja de plantear una serie de importantes retos. El primero y m¨¢s importante es el de la contenci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico al mismo nivel que el alcanzado en 1982, lo que representa un 6% del producto interior bruto. En este sentido, el Gobierno prefiri¨® retrasar casi un mes m¨¢s la presentaci¨®n de los presupuestos para hacer un ¨²ltimo recorte en los gastos; de forma que, con los inevitables deslizamientos, el d¨¦ficit real no supere los 1,3 billones de pesetas, partiendo de un d¨¦ficit previsto de 1,111 billones. (...)
Ciertamente, Espa?a no se encuentra en una situaci¨®n de pagos internacionales que precise llamar a la puerta del Fondo Monetario Internacional o a solicitar a la banca internacional fuertes cr¨¦ditos, lo que, sin ir m¨¢s lejos, tuvo que hacer Francia cuando emprendi¨® la ruta de la austeridad. En el fondo, el desastre de la pol¨ªtica econ¨®mica francesa en el primer a?o del presidente Mitterrand ha sido una aut¨¦ntica bendici¨®n para nuestros dirigentes econ¨®micos, que han podido comprobar las nefastas consecuencias de una pol¨ªtica expansiva en los a?os ochenta con la mentalidad de los a?os sesenta. Aunque sea un triste consuelo, m¨¢s vale que nuestro Gobierno se haya limitado hasta ahora a poner parches si la alternativa es una pol¨ªtica como la inicialmente aplicada por los socialistas franceses, que en nuestro caso s¨ª habr¨ªa llegado a esa situaci¨®n cercana a la suspensi¨®n de pagos aludida por el ministro. Descartada, pues, la estabilizaci¨®n, el ministro Boyer se refiri¨® a una serie de reformas profundas de la econom¨ªa espa?ola, mencionando concretamente la del mercado de trabajo, la de la Administraci¨®n -que corre el riesgo- de convertirse en la revoluci¨®n pendiente-, la reducci¨®n del d¨¦ficit de las empresas p¨²blicas, la del gasto p¨²blico e introducci¨®n del IVA, la de la Seguridad Social, la instrumentacion de la LOFCA para las comunidades aut¨®nomas y las haciendas locales y la ordenaci¨®n de producciones agrarias y del transporte. (...)
En todo caso, al ciudadano espa?ol, bastante bregado en campa?as electorales en los ¨²ltimos tiempos, costar¨¢ quitarle de la cabeza de aqu¨ª al 8 de mayo que el Gobierno no prepara en materia econ¨®mica una serie de acciones contundentes para despu¨¦s de las municipales. En estos momentos, lo ¨²nico que puede afirmarse es que los tard¨ªos presupuestos son coherentes con la filosof¨ªa econ¨®mica de Miguel Boyer. (...)
24 de abril
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