Hay ganas de ser torero
Hay ganas, se?or, hay ganas de ser torero; de hacerse un sitio entre las figuras. Hay ganas, se?or, de comprarle un "cortijito a mi mare". Pepe Luis Vargas quiere llegar lejos, lo m¨¢s lejos posible.Cont¨®, eso s¨ª, con la colaboraci¨®n de los magn¨ªficos toros de la madre de los Guardiola. A Vargas, no obstante, se le fue el segundo al desolladero con las dos orejas. Era un toro bravo, que fue al caballo con alegr¨ªa, sin mal gesto, a meter los ri?ones en la muralla que forma el peto del picador, levantando el rabo, como los mejores toros. Despu¨¦s, con la franela, el burel no dej¨® respirar a Vargas; el noble animal quer¨ªa pelea, busc¨® brega. Vargas entendi¨® que aquello, la bravura, era peligroso y pasaport¨® a su enemigo de una media.
Plaza de Sevilla
?ltima corrida.Toros de do?a Mar¨ªa Losa Dom¨ªnguez P¨¦rez de Vargas (Guardiola), dieron buenjuego en el caballo, aunque, salvo el cuarto y el sexto, bajaron bastante en la muleta. Todos los toros tuvieron trap¨ªo. Manolo Cort¨¦s, pinchazo y dos descabellos (silencio);pinchazo y descabello (oreja). Jos¨¦ Luis Parada, cuatro pinchazos, tres descabellos, aviso; tres pinchazos, un descabello (silencio). Pepe Luis Vargas. Estocada algo desprendida (oreja). Un pinchazo y media (vuelta).
Manolo Cort¨¦s se encontr¨® con un regalo en el cuarto de la tarde. El guardiola fue como la seda. No tuvo un mal gesto. Cort¨¦s, que va con desespero a la b¨²squeda de aquellos buenos d¨ªas que perdi¨® por su desidia, templ¨® con cierta maestr¨ªa, aunque abus¨® del pico. Cort¨¦s, cuando le vuelven los cables del duende, puede armar el taco. Lo malo es que esto, lo delduende, se est¨¢ convirtiendo en una utop¨ªa. El de Gin¨¦s, torero escasito de genio, vio el buen recorrido de su ¨²ltimo toro y se le abrieron, a la par, las carnes y los cielos. Pudo haber hecho un poco m¨¢s si llega a echarle, adem¨¢s de sentimiento, una pizca de casta.
Jos¨¦ Luis Parada, que se retir¨® de los ruedos por propio aburrimiento, fue ayer un t¨¦mpano vestido de azul marino y oro. El diestro de Sanl¨²car de Barrameda no se acopl¨®, ni supo, en toda la tarde. Su frialdad contagi¨® al p¨²blico y a los nobles enemigos que le tocaron en suerte. Parada desconfi¨® hasta de su sombra.
Los toros de do?a Mar¨ªa Luisa
Dom¨ªnguez y P¨¦rez de Vargas fueron, junto a las ganas de llegar a ser alguien de Pepe Luis Vargas, lo mejorcito de la tarde. Los guardio las no defraudaron. A poco que la suerte acompa?e a la ganadera, un a?o m¨¢s se llevar¨¢ el premio al mejor hierro de la Feria.
Babelia
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