Las relaciones, con Guinea Ecuatorial
DESDE EL golpe de libertad, el 3 de agosto de 1979, que acab¨® con la sangrienta dietadura. de Mac¨ªas, las relaciones entre los Gobiernos espa?oles y los presididos por el coronel Obiang Nguema han conocido grandes altibajos, hasta instalarse en una situaci¨®n mutuamente insatisfactoria. La ca¨ªda de Mac¨ªas puso fin a una pesadilla en nuestras relaciones internacionales y abri¨® una enorme puerta a la esperanza del pueblo ecuatoguineano. Sin embargo, los a?os de dictadura, con toda su carga antiespa?ola, junto al recelo de las autoridades espa?olas a ser tachadas de colonialistas, han contribuido a que la cooperaci¨®n entre los dos pa¨ªses no haya fructificado en la modernizaci¨®n de Guinea Ecuatorial y en una presencia razonable y fruct¨ªfera de Espa?a en ese peque?o y estrat¨¦gico pa¨ªs africano.La cooperaci¨®n se inicia con una buena dosis de indecisi¨®n. Los representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores recorren el camino m¨¢s largo para llegar a Malabo; se silencia que existan peticiones guineanas de ayuda militar en apoyo y consolidaci¨®n del golpe de libertad y, finalmente, se da la callada por respuesta. El primer embajador es, sencillamente, un funcionar¨ªo a punto de jubilarse, encargado de una rutinaria tarea protocolaria. Entre tanto, franceses y gaboneses preparan con presteza un contingente de fuerzas marroqu¨ªes, es decir, africanas, pero diferenciables de la pcib] aci¨®n nativa y de la de los pa¨ªses fronterizos. Esta cobertura militar del r¨¦gimen de Obiang pudo ser inicialmente fortuita, pero bien empleada por las facciones antiespia-Bolas, opuestas a la modernizaci¨®n de Guinea Ecuatorial, ha servido de cobertura para mantener algunos de los malos h¨¢bitos de un pr¨®ximo pasado autoritario y an¨¢rquico.
Los hombres del Gabinete Su¨¢rez, repuestos de la sorpresa de los inesperados acontecimientos guineanos, elaboraron y desarrollaron un proyecto de cooperaci¨®n que en pocos meses acab¨® con el hambre y Consigui¨® contribuir de manera decisiva al impulso inicial de liberalizaci¨®n del nuevo r¨¦gimen ecuatoguineano. Entre el Gobierno local, la cooperaci¨®n espa?ola y la asistencia del FMI se articul¨® un programa econ¨®mico coherente: devaluaci¨®n de la moneda local para favorecer las exportaciones, equilibrio de las finanzas p¨²blicas y supresi¨®n de interferencias en una econom¨ªa cuyo desarrollo s¨®lo es posible mediante su integraci¨®n en el mercado internacional. Durante casi un a?o, y a pesar de las interferencias de quienes ve¨ªan en la institucionalizaci¨®n de un sistema econ¨®mico de libertad la p¨¦rdida de privilegios, la producci¨®n y las exportaciones aumentaron y la prosperidad comenzaba a perfilarse. El FMI escrib¨ªa en un informe confidencial que las perspectivas de la econom¨ªa ecuatoguineana eran brillantes.Un a?o m¨¢s tarde, a mediados de 1981, la corrupci¨®n y el despilfarro hab¨ªan acabado con casi todas las esperanzas de mejora. El FMI, Espa?a y otros pa¨ªses donantes de ayudas y cr¨¦ditos muy favorables ve¨ªan c¨®mo el esfuerzo se perd¨ªa y c¨®mo los cr¨¦ditos comenzaban a no pagarse. Esta involuci¨®n se vio tambi¨¦n favorecida por las propias indecisiones espa?olas. Las dificultades de los Gobiernos de UCD les llevaron a concentrar toda su atenci¨®n en los propios asuntos internos. La cooperaci¨®n espa?ola en Guinea Ecuatorial qued¨® pr¨¢cticamente aislada y los esfuerzos por reconstruir el armaz¨®n institucional resultaron finalmente est¨¦riles. El Gobierno del coronel Obiang, por su parte, continuaba formulando peticiones de ayuda que a los ojos de los funcionarios espa?oles resultaban inatendibles, sin recomponer un esquema de organizaci¨®n y funcionamiento que garantizase el buen fin de los cr¨¦ditos y donaciones. Esta falta de entendimiento ha facilitado el desarrollo de las frustraciones ecuatoguineanas y aumentado su sensaci¨®n de abandono por parte de Espa?a.
El Gobierno ecuatogu¨ªneano, dentro de esta l¨®gica infantil y astuta, ha buscado una alternativa: la integracion en el ¨¢rea de pa¨ªses franc¨®fonos centroafricanos. La moneda local tendr¨ªa una relaci¨®n fija con el franco CEFA y su emisi¨®n quedar¨ªa supeditada a las normas del banco de ?frica Central. Estas normas exigen que la amplitud y la financiaci¨®n de los d¨¦ficit presupuestarios de Guinea Ecuatorial dependan de su capacidad de obtener ¨ªngresos fiscales y, en consecuencia, de su habilidad para crecer y generar riqueza. Estas severas disciplinas quedar¨ªan, adem¨¢s, bajo la mirada atenta y cercana de los vecinos cameruneses y gaboneses. Los Gobiernos prociccidentales de estos pa¨ªses estar¨ªan poco dispuestos, por otro lado, a aceptar la desintegraci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica de un pa¨ªs poco poblado, pero con una posici¨®n geogr¨¢fica estrat¨¦gica y peligrosamente pr¨®xima a la isla de Santo Tom¨¦, en la actualidad bajo tutela sovi¨¦tica.
Posiblemente los actuales gobernantes guineanos est¨¦n tambi¨¦n m¨¢s interesados en conseguir el respaldo econ¨®mico y monetario de Espa?a que en entrar en la esfera de influencia francesa. Las razones son dobles. La primera, negativa. Espa?a dispone de una menor capacidad te¨®rica de coacci¨®n a la hora de imponer el rigor y la disciplina que Francia y sus aliados centroafricanos.
La segunda raz¨®n es m¨¢s positiva para Guinea Ecuatorial. En efecto, su integraci¨®n con Espa?a constituye la ¨²nica posibilidad de convertirse en un enclave de libre comercio franco a las puertas del golfo de Guinea. ?ste es quiz¨¢ el ¨²nico medio de consolidar un crecimiento econ¨®mico sostenido, una vez que se desvanecen las esperanzas de convertirse en productor de petr¨®leo y se reduce la importancia de Guinea como productor de cacao y de madera. S¨®lo la explotaci¨®n integral de su posici¨®n geogr¨¢fica puede garantizar a largo plazo su viabilidad como pa¨ªs econ¨®micamente independiente.
Por supuesto, la decisi¨®n espa?ola de respaldar la moneda guineana y mantener una intensa cooperaci¨®n econ¨®mica exigir¨ªa garantizar que la intervenci¨®n en las instituciones guineanas quedar¨¢ plenamente asegurada. Y, sobre todo, que la integridad de los espa?oles all¨ª residentes no corriese el menor riesgo. Si las autoridades guineanas est¨¢n en condiciones de ofrecer contrapartidas suficientes, la ocasi¨®n se presenta ahora con la visita a Espa?a de una misi¨®n presidida por el primer ministro del Gobierno del presidente Obiang. Existen pocas dudas de que el actual Gobierno socialista no acogiese con calor cualquier sincera iniciativa ecuatoguineana. En m¨¢s de una ocasi¨®n, el presidente Gonz¨¢lez y el ministro Mor¨¢n han expresado su intenci¨®n de apoyar a fondo a todo elpueblo guineano, si existen bases claras y s¨®lidas de mutuo entendimiento. A esto habr¨ªa que a?adir la utilidad de un buen punto de apoyo para nuestras exportaciones hacia el coraz¨®n del ?frica negra.
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