Madrid ha iniciado la recuperaci¨®n de sus fiestas y concentra una oferta cultural de alto nivel
Cuando hace cuatro a?os se produc¨ªa la toma de posesi¨®n del nuevo equipo de gobierno municipal, ni socialistas ni comunistas mostraron especial inter¨¦s por encargarse del ¨¢rea de cultura. Hoy se puede afirmar que en la recuperaci¨®n de las fiestas populares de esta ciudad y en la notable actividad cultural promovida desde el Ayuntamiento est¨¢ una de las bazas m¨¢s importantes de la corporaci¨®n. Fiestas patronales equiparables a las m¨¢s conocidas de otras ciudades, 40 exposiciones, una treintena de estrenos teatrales o los ciclos cinematogr¨¢ficos son datos que avalan el inter¨¦s municipal por las manifestaciones culturales.
A lo largo de todo este tiempo, por la cartelera local han desfilado ofertas capaces de sugerir a cualquier ciudadano que Madrid tiene poco que envidiar a cualquier otra capital europea. De los programas existentes, cuyo contenido iba poco m¨¢s all¨¢ de la procesi¨®n del d¨ªa del patr¨®n, corridas de toros y, con suerte, la actuaci¨®n de la Banda Municipal, se ha pasado a conseguir una sistem¨¢tica recuperaci¨®n de fiestas propias.La l¨ªnea ascendente de esta recuperaci¨®n cultural y festiva comenz¨® con las fiestas de San Isidro de 1979, pocos d¨ªas despu¨¦s de la toma de posesi¨®n del nuevo equipo. Con un presupuesto de 20 millones de pesetas se organizaron 40 verbenas de barrio y se volvi¨® a celebrar la tradicional romer¨ªa. Fue, sin embargo, un t¨ªmido intento. La novedad festiva no consigui¨® despertar intereses masivos de p¨²blico, aunque la propuesta de recuperaci¨®n del sentido l¨²dico ciudadano ya estaba ah¨ª, de forma que al a?o siguiente se ampli¨® el programa (se celebraron m¨¢s de 1.200 actos).Era ya una positiva respuesta ciudadana que conectaba, despu¨¦s de cuatro aburridas d¨¦cadas, con las intenciones y ¨¢nimos vitales de los dirigentes municipales. Era, adem¨¢s, una oferta de reconciliaci¨®n generacional, porque los que recordaban los antiguos bailes en la Arganzuela no han puesto dificultad en mezclarse con toda esa gente m¨¢s joven deseosa de rock y yerba.
Con la misma filosof¨ªa, el Ayuntamiento consigui¨® en 1980 la recuperaci¨®n de los carnavales, tradici¨®n mantenida en Madrid desde el siglo XVI y terminantemente prohibidos desde 1936. En esa primera ocasi¨®n el grupo Cuatro Gatos, integrado por j¨®venes interesados b¨¢sicamente en la revitalizaci¨®n cultural de la ciudad, consigui¨® que Enrique Moral, concejal de Cultura, pusiera en pie el proyecto. La prohibici¨®n gubernativa del uso de m¨¢scaras desluci¨® parcialmente la convocatoria.
Amplios programas musicales
Estos dos ¨²ltimos a?os, tanto los carnavales, como las fiestas patronales han aumentado en inter¨¦s, tanto por la ampl¨ªsima oferta conseguida (el presupuesto de San Isidro creci¨® hasta sobrepasar los 100 millones de pesetas, punto duramente criticado por la oposici¨®n) y por la cantidad de actos como por la calidad de los mismos. Frente a la dispersi¨®n inicial de los escenarios se opt¨® por concentrar las verbenas en las peque?as plazas del Madrid de los Austrias y en el Retiro. Los aficionados al jazz y a la zarzuela encontraron su lugar en las carpas situadas en el patio del cuartel de Conde Duque y en la plaza de la Villa de Par¨ªs en esta ¨²ltima ocasi¨®n mientras que el Palacio de los Deportes acog¨ªa las actuaciones de los int¨¦rpretes de m¨²sica pop, destinada a los m¨¢s j¨®venes. La selecci¨®n de los programas musicales, a veces criticada por algunos sectores, supuso la oportunidad de ver atracciones musicales como Tina Turner, Antonio Gades, Chubby Checker, Ana Bel¨¦n, Joan Manuel Serrat, Freddie Hubbard o Dizzy Gillespie.La l¨ªnea ascendente por la que se evidencia la recuperaci¨®n de las fiestas populares madrile?as se ha basado tambi¨¦n en la organizaci¨®n de ferias tales como la de la alfarer¨ªa y cer¨¢mica, que durante los dos ¨²ltimos a?os se ha celebrado en la plaza de las Comendadoras, o la de la m¨¢scara, en la plaza de Santa, Ana.
La programaci¨®n cultural ha inclu¨ªdo, no obstante, patinazos es pectaculares, tales como la I y II feria de gastronom¨ªa madrile?a, donde, en la ¨²ltima ocasi¨®n, el al calde fue insultado y casi vapulea do por las personas que se encontraban en la plaza Mayor en el momento de la degustaci¨®n selectiva de los platos tradicionales de la Villa. Est¨¢ claro que la gente exige participaci¨®n en todos los actos. Si por un lado se ha tratado de satisfacer la sed de diversi¨®n del vecindario madrile?o, por otro se debe reconocer la dedicaci¨®n *prestada a terminar con la sequ¨ªa del programa diario de actividades consideradas como tradicionalmente culturales.
El rescate del Museo Municipal como sede de exposiciones ha sido uno de los mayores aciertos. El antiguo hospicio de la calle de Fuencarral reabri¨® sus puertas con una exposici¨®n did¨¢ctica sobre la historia de esta ciudad (Madrid, testimonios de su historia fue su t¨ªtulo), y a partir de ah¨ª su actividad no se ha detenido, salvo los breves plazos destinados al cambio del material para la nueva muestra. Algunos de los temas elegidos fueron Lisboa en Madrid, Madrid DF (con 48 obras de 12 pintores exponentes de las nuevas corrientes art¨ªsticas madrile?as), 129 ideas para la Vaguada; Ram¨®n G¨®mez de la Serna; Ceramistas en Madrid; T¨¦cnicas tradicionales de estampaci¨®n; Los jardines cl¨¢sicos madrile?os; Miguel Angel Houasse, pintor de la Corte de Felipe V, y Cartograf¨ªa madrile?a.
El Centro Cultural de la Villa ha sido tambi¨¦n escenario de numerosas exposiciones, algunas de las cuales han contado con un ¨¦xito de escasos precedentes, como ocurri¨® con la exposici¨®n de El cuerpo humano, cuyo tiempo de permanencia tuvo que ser ampliado, debido al alto n¨²mero de visitantes.
Inter¨¦s por el espect¨¢culo teatral
El inter¨¦s personal del alcalde por el teatro, que tanto sorprendi¨® recientemente al actor italiano Vittorio Gassman, puede haber influido en la atenci¨®n prestada a este medio. Junto a medidas m¨¢s espectaculares, como la puesta en escena de obras en las que se recoge la tradici¨®n hist¨®rica y cultural de Madrid -utilizando como escenario diversas plazas situadas en el casco hist¨®rico durante los meses de verano-, ha habido una atenci¨®n importante hacia los dos teatros municipales: el Espa?ol y el Centro Cultural de la Villa. El primero reabri¨® sus puertas, despu¨¦s del incendio sufrido en 1975, con La vida es sue?o, dirigida e interpretada por Jos¨¦ Luis G¨®mez. Despu¨¦s se present¨® la obra de Fernando Fernn-G¨®mez Las bicicletas son para el verano, cuyo ¨¦xito, considerado como un gran acontecimiento teatral, oblig¨® a que la representaci¨®n de la obra se prorrogara en el Centro Cultural de la Villa. Al margen de estos dos importantes estrenos, el Ayuntamiento ha promovido la puesta en escena de m¨¢s de 40 obras, pertenecientes a autores tan heterog¨¦neos como Shakespeare, Tirso de Molina, Cervantes, Plauto, Morat¨ªn, Qui?ones, Bataille, Dar¨ªo Fo, Casona, Matilla, Ruibal, Mart¨ªnez Mediero o Garc¨ªa Calvo. Las campa?as de teatro de verano, durante los meses de julio y agosto, en los que la cartelera comercial sufre un notable vac¨ªo, han ofrecido los m¨¢s diversos espect¨¢culos en la plaza Mayor, la Corrala, V¨¢zquez de Mella, Santa Ana o el templo de Debod.La respuesta popular a estas y otras actividades promovidas desde el Ayuntamiento ha provocado un cambio de actitud entre el equipo de gobierno respecto al papel de la cultura. Si en un primer momento ninguno de los partidos coaligados mostr¨® inter¨¦s por el ¨¢rea cultural, durante las ¨²ltimas reestructuraciones internas los representantes comunistas intentaron reclamar para s¨ª parte del brillo de esta delegaci¨®n, de la que Enrique del Moral, del PSOE, no se ha querido desprender.
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