La filosof¨ªa
Expone el autor en este art¨ªculo la tesis de que la filosof¨ªa materialista del marxismo en su vertiente realista es v¨¢lida, pero que la dial¨¦ctica es una idea falsa, aunque reconoce que la dial¨¦ctica refleja una verdad: el car¨¢cter cambiante de las cosas y su devenir incesante.
?En qu¨¦ consiste la filosof¨ªa que fundaran Marx y Engels hace m¨¢s de un siglo, y qu¨¦ queda de ella hoy? La filosof¨ªa marxista b¨¢sica, como cualquier otra filosof¨ªa que se precie, trata del mundo y de la manera de conocerlo. La primera parte suele denominarse ontolog¨ªa (o metaf¨ªsica) y la segunda gnoseolog¨ªa (o teor¨ªa del conocimiento). Los marxistas suelen abarcar estas dos ramas bajo el nombre de materialismo dial¨¦ctico.La ontolog¨ªa materialista dial¨¦ctica es una s¨ªntesis de materialismo y de dial¨¦ctica. Es una de las ontolog¨ªas m¨¢s originales y, a la vez, m¨¢s toscas y oscuras de la historia. La gnoseolog¨ªa marxista es una variante del realismo unida a tesis empiristas y pragmatistas. Expliqu¨¦monos brevemente.
El materialismo sostiene que la realidad est¨¢ compuesta exclusivamente por cosas concretas o materiales, sean ¨¦stas ponderables, como los ¨¢tomos, o imponderables, como la luz. El realismo, en cambio, sostiene que el ser humano puede conocer las cosas, aunque s¨®lo sea parcial y gradualmente. Se puede ser materialista sin ser realista, y realista sin ser materialista.
Los cient¨ªficos y t¨¦cnicos suelen adoptar t¨¢citamente una filosof¨ªa que es, a la vez, materialista (ya que no andan a la caza de fantasmas) y realista (ya que se proponen averiguar c¨®mo son las cosas de que se compone el mundo). El materialismo venci¨® hace tiempo en f¨ªsica y qu¨ªmica; triunf¨® en biolog¨ªa con Darwin; se est¨¢ abriendo camino en la psicolog¨ªa con ayuda de la fisiolog¨ªa, y en las ciencias sociales, con ayuda de algunas ideas de Marx convenientemente modernizadas. En cuanto al realismo, a¨²n est¨¢ subdesarrollado.
El marxismo ha unido al materialismo con la dial¨¦ctica, doctrina confusa formulada en el tosco lenguaje de los presocr¨¢ticos y rom¨¢nticos. Seg¨²n Lenin, la dial¨¦ctica es la doctrina de la unidad de los opuestos. Todo cuanto existe estar¨ªa compuesto de entes, propiedades o procesos que se oponen entre s¨ª hasta que se forma una nueva s¨ªntesis o unidad, la que a su vez se escindir¨ªa en dos nuevos opuestos, los que luchar¨ªan hasta formarse una nueva s¨ªntesis, y as¨ª sucesivamente. Se dice que cada una de estas etapas niega la anterior.
Desgraciadamente, esta tesis central de la dial¨¦ctica es oscura: no se sabe a ciencia cierta en qu¨¦ consisten la oposici¨®n y la negaci¨®n. Si se afirma que toda cosa concreta est¨¢ compuesta de partes opuestas entre s¨ª, es f¨¢cil encontrar contraejemplos, tales como el electr¨®n, el fot¨®n y el neutrino. Si en cambio la tesis se interpreta en t¨¦rminos de propiedades, la tesis resulta falsa, ya que no es cierto que toda cosa sea a la vez peque?a y grande, valiosa y disvaliosa, etc¨¦tera. Tampoco se puede interpretar correctamente como una oposici¨®n entre procesos, ya que no puede haber procesos contrapuestos en el seno de las cosas simples, y no todo sistema compuesto est¨¢ sujeto a transformaciones mutuamente opuestas. Lo que hay es solamente algunos ejemplos de cosas complejas en que algunas partes, propiedades o procesos se oponen entre s¨ª. De modo que la ley de la lucha e interpenetraci¨®n de los opuestos no es una ley.
La ¨²nica de las llamadas leyes de la dial¨¦ctica que parece gozar de validez universal es la llamada ley de la transformaci¨®n de la cantidad en cualidad, y rec¨ªprocamente. Pero formulada de esta manera es un mero disparate, ya que toda cualidad se da en alguna cantidad, y toda cantidad lo es de alguna propiedad. La formulaci¨®n correcta es m¨¢s bien esta otra: en todo proceso de crecimiento o decrecimiento llega un momento en que se produce un cambio cualitativo, es decir, emerge o desaparece alguna propiedad. Por ejemplo, cuando nace o muere un miembro de una familia se forman o' desaparecen ciertos lazos familiares, y el estilo de vida de la familia cambia.
Hay, pues, algo de cierto en la dial¨¦ctica: la afirmaci¨®n del car¨¢cter cambiante de todas las cosas y de la emergencia de nuevas propiedades en el curso del desarrollo. Pero estas ideas no son exclusivas de la dial¨¦ctica materialista. Adem¨¢s, los marxistas siguen formul¨¢ndolas en el lenguaje esot¨¦rico que han heredado de Hegel, y no han logrado sistematizarlas en una teor¨ªa coherente y conforme con las ciencias naturales y sociales. Lo que es peor, la dial¨¦ctica ha infectado al materialismo torn¨¢ndolo casi ininteligible y llen¨¢ndolo de tesis no materialistas. Una de ¨¦stas es la afirmaci¨®n de que toda sociedad se divide en una infraestructura material (la econom¨ªa) y una superestructura ideal (la pol¨ªtica y la cultura), que unas veces estar¨ªan de acuerdo y otras luchar¨ªan entre s¨ª. Otra tesis no materialista es que el cerebro es la base material de la mente, pero ¨¦sta es inmaterial y se opone a aqu¨¦l al modo en que el idealismo se opone al materialismo. Un materialista consecuente afirmar¨ªa, en cambio, que tanto la cultura como la pol¨ªtica son subsistemas materiales de la sociedad, y que la mente es un conjunto de funciones cerebrales.
En cuanto a la gnoseolog¨ªa marxista, se afirm¨® m¨¢s arriba que su tesis realista es importante y verdadera. Desgraciadamente, nunca ha sido desarrollada en una teor¨ªa. Adem¨¢s est¨¢ contaminada por tres tesis que, en el mejor de los casos, son verdaderas a medias. Una es la tesis empirista de que todo concepto se origina en la experiencia. Contraejemplos: los conceptos abstractos de la matem¨¢tica (por ejemplo, estructura algebraica, espacio topol¨®gico, tautolog¨ªa, consecuencia l¨®gica). Otra tesis verdadera a medias es que el criterio de verdad es la pr¨¢ctica concreta. La praxis pone a prueba las reglas de acci¨®n, no los teoremas matem¨¢ticos, ni siquiera las hip¨®tesis de la ciencia factual, las que deben examinarse a la luz de experimentos controlados, no de aplicaciones. Por ejemplo, el ¨¦xito de la ingenier¨ªa egipcia no convalida la tosca f¨ªsica egipcia, sino m¨¢s bien las reglas pr¨¢cticas de que se, val¨ªan los artesanos e ingenieros egipcios.
Finalmente, la gnoseolog¨ªa marxista est¨¢ contaminada por la tesis sociologista, seg¨²n la cual la estructura social no s¨®lo estimula o inhibe los procesos cognoscitivos, sino que los determina incluso en cuanto a su contenido. Por ejemplo, se ha llegado a afirmar que la obra de Newton reflej¨® la primera revoluci¨®n industrial, lo que no explica por qu¨¦ no hubo centenares de miles de Newton. Esta exageraci¨®n del contexto social hace per der de vista el cerebro individual, la creaci¨®n propia, y se acerca al mito hegeliano de que el sujeto no hace sino aprehender el esp¨ªritu de los tiempos.
Pero el error gnoseol¨®gico m¨¢s funesto que suelen cometer los marxistas es la hermen¨¦utica o escol¨¢stica: la creencia de que la verdad se encuentra hurgando textos can¨®nicos. Althusser sosten¨ªa que Marx hab¨ªa encontrado sus ideas leyendo a Ricardo, y esperaba encontrar las propias leyendo a Marx; un disc¨ªpulo de Althusser aplic¨® el mismo m¨¦todo escol¨¢stico y escribi¨® un libro titulado Leyendo a Althusser. Por supuesto que ni Althusser ni su disc¨ªpulo descubrieron nada nuevo. Para descubrir la realidad hay que estudiarla cient¨ªficamente en lugar de limitarse a leer textos que, aunque pueden haber ayudado a comprender el mundo en el pasado, ya est¨¢n enmohecidos.
En conclusi¨®n, la filosof¨ªa marxista, ayer revolucionaria, es hoy conservadora: ha permanecido en el nivel impreciso de la filosof¨ªa rom¨¢ntica y ha resistido toda novedad producida fuera de su seno. De este modo ha dejado de ser filosof¨ªa propiamente dicha para convertirse en sirvienta de la ideolog¨ªa. A su vez, esta ideolog¨ªa se ha anquilosado por no fundarse sobre una filosof¨ªa y una ciencia social al d¨ªa. En resoluci¨®n, el marxismo ha envejecido mucho y est¨¢ condenado a morir pronto a menos que se renueve radicalmente. Esta renovaci¨®n debiera comenzar por adoptar el enfoque cient¨ªfico y debiera desembocar en una ciencia social que represente la realidad actual, as¨ª como en una filosof¨ªa acorde con la ciencia actual. S¨®lo una ciencia y una filosof¨ªa que armonicen entre s¨ª y que est¨¦n de acuerdo con la realidad pueden ayudar a entenderla y a construir una sociedad carente de los vicios que aquejan a todas las sociedades actuales: una sociedad equitativa, libre, sin miedo, culta y din¨¢mica.
Babelia
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