Mercado de trabajo y pol¨ªticas de empleo
A partir de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, los autores de este texto intentan la investigaci¨®n del comportamiento de la actividad y la ocupaci¨®n, lo que se refleja en el paro, y conocer qu¨¦ alternativas existen para hacer frente a estos problemas.
Uno de los aspectos m¨¢s destacables de los datos de la encuesta de poblaci¨®n activa del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, correspondiente al cuarto trimestre de 1982, es el incremento del volumen de paro en 100.000 personas, con respecto al trimestre anterior, situ¨¢ndose ya el desempleo en 2.234.000 personas, lo que representa el 17,1 % de la poblaci¨®n activa.Junto al relativo aumento del paro, otros tres aspectos reveladores de la encuesta son:
1. El descenso reducido de la ocupaci¨®n, perdi¨¦ndose 64.000 puestos de trabajo con respecto al trimestre anterior (0,25%), lo cual contrasta favorablemente con la reducci¨®n observada en igual per¨ªodo de 1982 (91.000 personas, 0,83%).
2. El incremento del empleo asalariado en 19.000 personas con respecto al tercer trimestre de 1982 (0,25%).
3. La continua recuperaci¨®n de la poblaci¨®n activa, ya observada desde el segundo trimestre de 1981. Los dos primeros aspectos apuntan hacia una amortiguaci¨®n relativa del crecimiento del paro, mientras que el ¨²ltimo condiciona la medici¨®n del desempleo, incrementando el paro estad¨ªstico.
En funci¨®n de esta informaci¨®n, lo relevante es saber cu¨¢l va a ser el Comportamiento de la actividad y la ocupaci¨®n, lo cual se refleja en el paro, y conocer qu¨¦ alternativas existen para hacer frente a los problemas del empleo y la mitigaci¨®n de los efectos del paro. En este sentido, ?qu¨¦ aspectos merecen ser tenidos en cuenta?
Oferta de trabajo
Puesto que la evoluci¨®n del desempleo contabilizado es el resultado de las variaciones entre el n¨²mero de personas activas y el de ocupadas, valorar el comportamiento de la actividad es indicador del paro potencial. Si la tendencia observada contin¨²a, el desempleo estad¨ªstico se incrementar¨¢, a menos que se establezcan medidas correctoras.
Entre ¨¦stas, las com¨²nmente rese?adas son: aumentos en la escolarizaci¨®n de j¨®venes, est¨ªmulos a la jubilaci¨®n y frenos al proceso de incorporaci¨®n de nuevos activos.
No parece factible en los pr¨®ximos a?os elevar la cobertura real de escolarizaci¨®n m¨¢s all¨¢ de los 15 a?os, debido al fuerte incremento de gastos corrientes y de inversi¨®n que ello supondr¨ªa, aparte de las reformas que habr¨ªa que introducir en los planes de estudio. Por tanto, dif¨ªcilmente ser¨¢ eliminable a corto plazo el desfase entre la legislaci¨®n educativa y la laboral, que establece los 16 a?os como edad m¨ªnima para poder trabajar.
En el terreno de las jubilaciones anticipadas, tendr¨ªa que sopesarse el coste que supondr¨ªan los incentivos necesarios para hacer que las empresas y trabajadores respondieran con mayor fuerza que hasta el presente, sin que ello supusiera la amortizaci¨®n de esos puestos de trabajo.
Habr¨ªa que examinar, asimismo, qu¨¦ pol¨ªticas se adoptan en relaci¨®n al regreso de emigrantes y a la incorporaci¨®n de la mujer y de los j¨®venes al mercado de trabajo, ya que. su est¨ªmulo tiende a incrementar el volumen de activos.
Demanda de trabajo
El otro determinante del paro est¨¢ en la ocupaci¨®n o demanda de trabajo. A este respecto, las modificaciones que habr¨¢ que introducir se centran en cambios en el marco institucional y contractual, en los costes de la mano de obra y en la pol¨ªtica del sector p¨²blico.
En consecuencia, habr¨¢ que reflexionar sobre los cambios en el marco institucional. Aspectos dignos de menci¨®n son: la creaci¨®n del Consejo Econ¨®mico Social y el car¨¢cter que se d¨¦ al mismo, bien como ¨®rgano consultivo y de di¨¢logo de las fuerzas sociales, bien como ente dedicado a la actividad planificadora.
Adem¨¢s, es importante valorar el papel de la regulaci¨®n del marco de la negociaci¨®n y conflictos colectivos como la huelga. El impulso de las mejoras en las condiciones de seguridad e higiene y el aumento de la productividad debieran convertirse en actividades prioritarias del nuevo Gobierno, en la l¨ªnea de lo pactado en el acuerdo interconfederal.
Por otro lado, ser¨ªa conveniente clarificar cu¨¢l va a ser la demanda de empleo del sector p¨²blico en sentido amplio, as¨ª como proceder a su evaluaci¨®n y determinar hacia qu¨¦ sectores se va a dirigir y qui¨¦nes ser¨¢n los agentes econ¨®micos que lo van a crear. El esfuerzo que esto supondr¨ªa vendr¨ªa compensado por sus efectos favorables, tanto para la propias administraciones p¨²blicas como para el sector privado, que conocer¨ªa su marco de actuaci¨®n.
Evoluci¨®n de los costes laborales
En cuanto a la moderaci¨®n del coste de la mano de obra como medio de estimular la demanda, las posibilidades de actuaci¨®n se localizan en tres fuentes:
1. Flexibilizar la contrataci¨®n educiendo el coste de los despidos y eliminar la figura graciable de s¨®lo subvencionar el ajuste en las peque?as y medianas empresas.
2. Controlar que no se disparen los costes laborales de los funcionarios y asalariados de empresas p¨²blicas, no s¨®lo porque pueden aumentar el d¨¦ficit del sector p¨²blico, sino por el car¨¢cter de testigo de muchas de sus empresas.
3. Reducir y redistribuir la carga de las cotizaciones de la Seguridad Social, ya que sobre esta segunda n¨®mina el margen de maniobra es amplio: rebajando los tipos, aumentando las bases m¨¢ximas e incrementando la participaci¨®n de los recursos del Estado.
La contrataci¨®n laboral
En una situaci¨®n en la que el coste fijo del trabajo es elevado, adquiere una especial importancia el tema de las v¨ªas de contrataci¨®n, distintas a las realizadas por tiempo indefinido, que ofrece la legislaci¨®n laboral.
En relaci¨®n con las de car¨¢cter temporal, parece plausible, por un lado, acabar con la naturaleza de provisionalidad que han tenido hasta el presente, y por otro, ofrecer un horizonte claro a las empresas potencialmente usuarias.
Como sea que esa figura adquiere entre nosotros un sentido distinto al de otros pa¨ªses europeos, con costes fijos sustancialmente menores, el establecimiento de l¨ªmites estrictos en funci¨®n del tama?o de las plantillas puede frenar la creaci¨®n de empleo, lo que no, es ¨®bice para que se establezcan determinados incentivos a la conversi¨®n de tales contratos en ordinarios.
La potenciaci¨®n de la contrataci¨®n a tiempo parcial es un reto al que debemos enfrentarnos. La utilidad de esta forma de contrataci¨®n, viene avalada por su importancia en otras econom¨ªas, en las cuales, adem¨¢s de facilitar la reafizaci¨®n de actividades productivas segmentadas, ha permitido regularizar situaciones de pluriempleo, as¨ª como contrarrestar parcialmente el fen¨®meno del trabajo sumergido. Su desarrollo entre nosotros requiere introducir algunas modificaciones en su regulaci¨®n.
En el ¨¢mbito de la contrataci¨®n laboral hay que recordar el poco ¨¦xito alcanzado- por las medidas derivadas del Acuerdo Nacional sobre, Empleo (ANE) de 1981 relativas a la contrataci¨®n para la formaci¨®n te¨®rico-pr¨¢ctica de j¨®venes en la empresa, o de reci¨¦n titulados para la pr¨¢ctica y perfeccionamiento de sus conocimientos. La experiencia recogida de que la estabilidad en el empleo de los j¨®venes es mayor cuando se combina el empleo con la formaci¨®n, lleva a la necesidad de aunar esfuerzos hacia la promoci¨®n y divulgaci¨®n futura de contratos en donde se ofrezcan a los j¨®venes empleos a plazos m¨¢s largos, combinando la ocupaci¨®n con la formaci¨®n.
Los procesos de reestructuraci¨®n sectorial y sus efectos sobre la ocupaci¨®n van a continuar sin duda los pr¨®ximos a?os, a la vez que gran n¨²mero de personas necesitar¨¢n reconvertirse profesionalmente para mantener sus puestos de trabajo.
Esta situaci¨®n, que exige el establecimiento de medidas de empleo o rentas, no parece ser atacable con actuaciones microecon¨®micas. Se trata de un problema de car¨¢cter general, lo cual no implica que una terap¨¦utica de tipo selectivo pueda tener efectos beneficiosos, de car¨¢cter preventivo sobre todo, si las actuaciones aplicadas desde distintos departamentos ministeriales (creaci¨®n de fondos de promoci¨®n del empleo, concesi¨®n de incentivos fiscales, programas formativos, etc¨¦tera) persiguiesen objetivos definidos en com¨²n y se aplicasen de forma sincronizada en el futuro.
En cuanto a los servicios de colocaci¨®n parece necesaria su potenciaci¨®n, ya que el peso del paro friccional parece haberse robustecido en los ¨²ltimos a?os. Adem¨¢s se ve necesaria la atenci¨®n en t¨¦rminos de asesoramienio a la p¨¦que?a y mediana empresa, la mejora en la compensaci¨®n de ofertas y demandas de empleo a escala de mercados de trabajos supralocales , la creaci¨®n de unidades especializadas para actividades o grupos profesionales espec¨ªficos y el mejorar la dotaci¨®n de medios a tales servicios.
Dentro de este escenario, la plasmaci¨®n del modelo de forma ci¨®n ocupacional hacia otro m¨¢s ¨¢gil representa una tarea pendiente a corto plazo, dada su finalidad de instrumento de actuaci¨®n r¨¢pi da y singular. Por otro lado, la for maci¨®n profesional reglada, de la cual la ocupacional es su comple m¨¦nto, ofrece hoy d¨ªa escasa utili dad en el mundo laboral, siendo por tanto, necesario su replantea miento. Las perspectivas de cambio tecnol¨®gico sugieren que la formaci¨®n profesional reglada deber¨ªa estar bien estructurada, tener un enfoque polivalente, y descansar en una estrecha colaboraci¨®n escuela-empresa.
Y aun cuando esto ¨²ltimo se encontrar¨ªa en un programa a largo plazo, parece oportuno ir sentando las bases para dicha colaboraci¨®n: los contratos en pr¨¢cticas y formaci¨®n no pueden ser sustitutivos de por vida de un sistema eficaz de aprendizaje.
Dentro de los ajustes pertinentes en el mercado de trabajo es ne.cesario tener en cuenta el hecho de su creciente segmentaci¨®n. En efecto, buena parte de los trabajadores tradicionalmente desaventajados a la hora de competir por las vacantes disponibles (trabajadores estacionales, baja cualificaci¨®n, obsolescencia por edad, limitada movilidad, etc¨¦tera) se encuentran en una situaci¨®n con pocas esperanzas de acceder a un empleo, aunque fuera inestable. Ello obliga a continuar sosteniendo programas espec¨ªficos que incluyan bonificaciones o desgravaciones oficiales, dirigidos a reducir costes de contrataci¨®n, facilitar la movilidad geogr¨¢fica y ocupacional y a generar as¨ª efectos coadyuvantes en su desventaja relativa.
La protecci¨®n al desempleo
El decrecimiento en el n¨²mero de beneficiarios acogidos al sistema de prestaciones por desempleo ha dado lugar a que el Gobierno tenga intenci¨®n de introducir modificaciones al mismo a lo largo de este a?o.
A pesar de la provisionalidad de los datos estad¨ªsticos y de la indudable importancia de la econom¨ªa no registrada, lo cierto es que la ca¨ªda en la cobertura puede afectar a grupos que requieren atencion prioritaria, como, por ejemplo, la de quienes tienen cargas famili¨¢res o sobrepasan un¨¢edad determinada. En este punto, cualquier esfuerzo ser¨ªa socialmente deseable.
Para el resto de los colectivos, la reforma de los requisitos que establece la ley b¨¢sica de Empleo, al suponer sin duda un coste presupuestario adicional elevado, exigir¨ªa cierta cautela, en base a las causas que explican el aparente aumento del importe global de las prestaciones en 1982, con la evoluci¨®n seguida por la citada cobertura.
En el mismo orden de cosas, el empleo comunitario, concebido inicialmente como un sistema mixto de subsidio y realizaci¨®n de trabajos temporales, y cuya situaci¨®n actual presenta serias deficiencias, deber¨ªa verse afectado si se lleva adelante el proyecto de creaci¨®n de un subsidio para trabajadores eventuales del campo. En este supuesto, la alternativa de incluir los fondos destinados a crear empleo comunitario en los presupuestos de entidades aut¨®nomas -a trav¨¦s del Fondo de Compensaci¨®n Interterritorial, por ejemplo-, Po dr¨ªa mejorar su gesti¨®n econ¨®mica, ya que supondr¨ªa, incentivar la toma en consideraci¨®n por aqu¨¦llas del coste de oportunidad del gasto.
Tal como se habr¨¢ podido comprobar, son muchas las tareas pendientes a las que se tiene que enrentar la sociedad espa?ola, en el ¨¢rea del mercado de trabajo, por lo que las medidas que se adopten marcar¨¢n su evoluci¨®n y determinar¨¢n la satisfacci¨®n' de las necesidades sociales.
En aras a dise?ar medidas congruentes y evitar errores, parece conveniente que se preste atenci¨®n prioritaria a la mejora del sistema estad¨ªstico e inform¨¢tico y se disef¨ªen pol¨ªticas laborales con criterios globales. En este sentido, las opiniones de los interlocutores sociales y especialistas son de sumo inter¨¦s. A esto va a responder la Asociaci¨®n de Econom¨ªa Laboral, recientemente creada, la cual tratar¨¢ de aunar esfuerzos en esa labor y ser un campo abierto para la discusi¨®n y planteamiento de los temas laborales.
Suscriben este art¨ªculo, adem¨¢s de
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