El norte de Nicaragua se convierte en zona de guerra tras la invasi¨®n de 1.200 somocistas desde Honduras
JES?S CEBERIO, El norte de Nicaragua (unos 600 kil¨®metros de frontera con Honduras) es ya zona de guerra declarada. Al menos en seis puntos se est¨¢ combatiendo de forma intermitente desde el pasado s¨¢bado, con un saldo provisional de 47 muertos. El canciller nicarag¨¹ense, Miguel D'Escoto, acus¨® al Gobierno norteamericano de financiar los ataques de somocistas contra su pa¨ªs, con la complicidad del Ej¨¦rcito hondure?o.
Seg¨²n una nota oficial dada a conocer en Managua por el Ministerio de Relaciones Exteriores, unos 1.200 somocistas armados se encuentran ya en suelo nicarag¨¹ense y otros 1.000 se disponen a entrar, asistidos por un millar de soldados hondure?os. Sendas notas de protesta, que recogen estos hechos, han sido entregadas al Consejo de Seguridad de la ONU y a la Secretar¨ªa de Estado norteamericana.La denuncia ha provocado una inmediata reacci¨®n en Tegucigalpa, donde el ex canciller y actual encargado de relaciones p¨²blicas del Ej¨¦rcito, coronel C¨¦sar Elvyr, ha calificado la acusaci¨®n de "falsa y sorprendente, ya que no es posible movilizar un contingente de 1.000 hombres sin que nadie lo note".
El Gobierno sandinista ha desplazado miles de hombres frontera norte, con dotaciones de tanques D-55 de fabricaci¨®n sovi¨¦tica y veh¨ªculos blindados. Pero este tipo de artefactos se revelan ineficaces para una guerra que se desarrolla en la jungla.
De hecho, sirven apenas para controlar las carreteras, asegurar el transporte de tropas y realizar ocasionalmente ametrallamientos disuasorios contra un tupido bosque tropical que nunca se sabe lo que esconde.
Las columnas somocistas, que ya perdieron una guerra librada con m¨¦todos convencionales contra los guerrilleros sandinistas, han incorporado ahora con relativo ¨¦xito las t¨¢cticas de la guerra irregular, en tanto que son ahora sus enemigos los que, ya en el poder, aplican t¨¢cticas acad¨¦micas, escasamente eficaces contra peque?os grupos de combatientes que golpean y desaparecen.
Precisiones de D'Escoto
Seg¨²n la versi¨®n oficial de Managua, han sido unos 700 hombres armados los que penetraron por Fila de la Yegua, mientras 500 m¨¢s lo hac¨ªan por Terrer¨ªas. Se han registrado combates en El J¨ªcaro, Los Encuentros, El Kilamb¨¦, Macarali, Fila de la Yegua, Wiwili y Quilali. D'Escoto afirma que no es una frase ret¨®rica decir que en este momento Nicaragua ha sido nuevamente invadida por Estados Unidos, que ya lo hizo tres veces en el pasado.
La escalada b¨¦lica contra su pa¨ªs est¨¢ orquestada, asegur¨® el canciller, en tres niveles. En el primero participan asesores norteamericanos, expertos de la CIA y oficiales del Comando Sur, con sede en Panam¨¢. Bajo su responsabilidad corre el adiestramiento militar, la log¨ªstica y el aprovisionamiento de armas.
En el segundo escal¨®n es posible que participe el Ej¨¦rcito hondure?o, que seg¨²n D'Escoto ya no se limita a proteger la eventual huida hacia su territorio de los grupos perseguidos por el Ej¨¦rcito sandinista, sino que en ocasiones cruza la frontera para realizar ataques por su cuenta. Finalmente, se encuentran las fuerzas combatientes, integradas en gran parte por ex guardias somocistas.
Su evaluaci¨®n cuantitativa es muy diversa. El propio Gobierno de Managua ha manejado cifras que van desde 4.000 a 8.000 hombres. En este ¨²ltimo caso dif¨ªcilmente puede tratarse en su totalidad de ex guardias, ya que el ej¨¦rcito de Somoza nunca tuvo tantos soldados y varios cientos murieron en la guerra, otros tantos fueron hechos prisioneros y bastantes m¨¢s se han dedicado a actividades civiles en Honduras y Estados Unidos.
Estas cifras son las que llevan al Gobierno hondure?o a calificar la guerra de Nicaragua como un conflicto interno, que no se plantea en t¨¦rminos de una vuelta al pasado, sino para la implantaci¨®n de un r¨¦gimen democr¨¢tico civil. Pero al margen de cu¨¢l sea la motivaci¨®n ¨²ltima de los combatientes, la creciente implicaci¨®n de Honduras en el conflicto es algo que ya s¨®lo Tegucigalpa es capaz de negar.
"Paz con Nicaragua"
Los obreros que el Primero de Mayo se manifestaron en la capital hondure?a y fueron duramente reprimidos por la polic¨ªa, exhib¨ªan pancartas en las que se ped¨ªa la paz con Nicaragua.
El ex embajador norteamericano en San Salvador, Robert White, ha declarado, por su parte, que las maniobras militares conjuntas realizadas a comienzos de febrero en Honduras por el Ej¨¦rcito de este pa¨ªs y el de Estados Unidos, pusieron en marcha un plan de hostigamiento a Nicaragua, con el prop¨®sito de provocar una penetraci¨®n de tropas sandinistas en Honduras y justificar as¨ª una guerra a gran escala.
Lejos de caer en esa tentaci¨®n, los sandinistas insisten una y otra vez en su disposici¨®n a negociar bilateralmente con Estados Unidos y Honduras sendos tratados de no agresi¨®n, hasta ahora con resultados infructuosos. Esto no equivale a renunciar a su defensa. Miles de milicianos y reservistas, muchos de ellos poco m¨¢s que unos ni?os, se entrenan ahora todos los s¨¢bados para la guerra, haciendo pr¨¢cticas de tiro con balas de fogueo, porque no se puede desperdiciar la munici¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.