Museos del oprobio

Quiero felicitar a Maruja Torres por su art¨ªculo Ma?ana perdida, aparecido en su peri¨®dico de hoy. Esas cosas son norma y pan de cada d¨ªa en los deprimentes ambulatorios del pomposamente autodenominado Insalud.Para acabar de una vez con las ma?anas perdidas y las mil y una tribulaciones que sufrimos los desafortunados usuarios de ese servicio p¨²blico (que no gratuito, ni ben¨¦fico, sino, para m¨¢s inri, obligatorio) propongo a las autoridades sanitarias una soluci¨®n radical: la destrucci¨®n de todos y cada uno de esos l¨®bregos lugares donde se practica una no menos l¨®brega medicina.

He dicho todos, pero, pens¨¢ndolo bien, para ejemplo de futuras generaciones de m¨¦dicos y enfermeras y atracci¨®n para turistas morbosos, deber¨ªan conservarse los m¨¢s representativos como museos del oprobio, con exposici¨®n, en figuras de cera, de sus personajes con m¨¢s fieros modales y mayor destreza en la expedici¨®n de recetas por minuto de consulta.

Provisionalmente se atender¨ªa a los enfermos en tiendas de campaf¨ªa montadas al efecto. La situaci¨®n no ser¨ªa mucho peor y, al menos, sena punto de partida para crear un sistema sanitario para personas y coherente con un pa¨ªs que se las da de libre, democr¨¢tico y civilizado./