Colombia rindi¨® honores de jefe de Estado al pr¨ªncipe Felipe en su primer acto oficial en representaci¨®n del Rey
El pr¨ªncipe de Asturias hizo en la ma?ana de ayer su primera aparici¨®n en la escena internacional, representando a su padre el Rey, cuando fue acogido con honores de jefe de Estado por el presidente de la Rep¨²blica de Colombia, Belisario Betancur, en el aeropuerto de Cartagena de Indias, ciudad que ayer cumpl¨ªa la jornada conmemorativa del 450? aniversario de su fundaci¨®n por el espa?ol Pedro de Heredia.
Felipe de Borb¨®n fue el primero en descender del avi¨®n Falcom-50 cuando se abri¨® la portezuela y se hizo desplegar la escalerilla. Vest¨ªa traje azul oscuro con chaqueta cruzada, camisa clara en azul y corbata de seda en el mismo tono. Con ademanes y gesto serios, avanz¨® hacia el presidente Betancur y su esposa y les salud¨® estrech¨¢ndoles la mano. Luego se acercaron el presidente del Gobierno espa?ol y su esposa, Carmen Romero, con quienes coment¨® muy brevemente los pormenores del viaje. Inmediatamente, desde un podium en compa?¨ªa del presidente de la Rep¨²blica y de su esposa, escuch¨® en posici¨®n de firme, erguido, con la mirada al frente, imperturbable, los himnos nacionales de Colombia y Espa?a y el de la ciudad de Cartagena. Desde ese mismo podium recibi¨® el saludo de las autoridades y representaciones y a continuaci¨®n, acompa?ado del presidente y del comandante militar de la plaza, se dirigi¨® hac¨ªa la cabeza de la formaci¨®n compuesta por una compa?¨ªa de la Armada, a la que pas¨® revista al son de los acordes de una marcha militar.En el sal¨®n de autoridades del aeropuerto le fue ofrecido al Pr¨ªncipe un refresco para aliviar los rigores clim¨¢ticos, que aqu¨ª consisten en 38 grados de temperatura y m¨¢s de 70% de humedad relativa. Sonaron tambi¨¦n los aplausos del p¨²blico que abarrotaba las tribunas del aeropuerto. El itinerario desde all¨ª hasta la catedral estuvo jalonado de millares de ni?os de las escuelas locales con banderas de Espa?a y de la ciudad de Cartagena, que saludaron y vitorearon al pr¨ªncipe y al presidente de la Rep¨²blica. Las radios locales y las emisoras de televisi¨®n daban cuenta en transmisi¨®n directa del desarrollo de los actos, que continuaron con una misa de acci¨®n de gracias en la catedral.
Tres s¨ªtiales preferentes fueron reservados junto al presbiterio para el presidente de la Rep¨²blica y su esposa y para el Pr¨ªncipe, que aguant¨® la ceremonia sin que le cupiera el breve alivio de los abanicos a que se acogieron las se?oras, y soportando adem¨¢s el refuerzo t¨¦rmico que arrojaban sobre ¨¦l los focos de la televisi¨®n. Rosa Elena ?lvarez de Betancur pod¨ªa brindar aire a su esposo el presidente, pero al pr¨ªncipe no le llegaba esa corriente. En la catedral, una preciosa iglesia colonial del siglo XVII, compuesta arquitect¨®nicamente por tres naves con capillas laterales adosadas, se reservaron los primeros bancos para las m¨¢ximas autoridades. All¨ª, junto a Felipe Gonz¨¢lez y Carmen Romero estaban el primer ministro de Belice, George Price, el ex presidente de Bolivia, Guevara Arce, y los cancilleres de 17 pa¨ªses latinoamericanos.
La comuni¨®n de los cancilleres
Fue muy notable cuando a la hora de la comuni¨®n, que el obispo se reserv¨® para distribuir a los invitados m¨¢s ilustres, se acercaron en fila uno detr¨¢s de otro el canciller de Nicaragua, Miguel D'Escoto, y el de Honduras, Edgardo Paz Garnica, que recibieron la comuni¨®n con toda reverencia. El s¨¦quito espa?ol estuvo representado en un primer nivel a estos efectos por el marqu¨¦s de Mond¨¦jar y el diplom¨¢tico de la Moncloa, Correcher. Previamente, en la liturgia de la palabra, se leyeron textos de San Pablo a los Corintios y unos pasajes del Evangelio de San Mateo dirigidos a los desheredados, que incluyen aquellos vers¨ªculos del "venid a m¨ª todos los que est¨¢is agobiados que yo os aliviar¨¦ porque mi yugo es suave y mi carga ligera".Concluida la ceremonia, el presidente de Colombia y su esposa, de una parte, y el presidente del Gobierno espa?ol y Carmen Romero, de otra, flanquearon al Pr¨ªncipe en un recorrido a pie hasta el monumento al fundador de la ciudad, Pedro de Heredia, en medio de los aplausos y los v¨ªtores de la poblaci¨®n que se agolpaba en los balcones de un trazado urbano de riguros¨ªsimo encalado, que parec¨ªa trasladado para la ocasi¨®n desde el propio C¨¢diz, como si se tratara de un montaje esc¨¦nico. El Pr¨ªncipe, seguido por el presidente Gonz¨¢lez, deposit¨® all¨ª una ofrenda floral compuesta por los colores nacionales. Guard¨® unos instantes de silencio hasta que termin¨® el acompa?amiento musical y regres¨® a su puesto para permitir al presidente colombiano que procediera del mismo modo, acompa?ado esta vez del alcalde de esta centenaria ciudad, a la que en su d¨ªa puso por nombre Cartagena de Indias Juan de la Cosa.
Concluidas estas solemnidades, el Pr¨ªncipe fue acompa?ado por el presidente de la Rep¨²blica, tambi¨¦n a pie, hasta el Palacio de Convenciones, situado junto a un embarcadero, lleno de nav¨ªos engalanados y al pie el recinto amurallado. Al llegar le rindieron lo que aqu¨ª se llama "Calle de Honor" formada por un pasillo de soldados de la Marina con los fusiles en posici¨®n de presenten, que recorrieron mientras sonaba el himno de la Armada. En el muelle contiguo, el Pr¨ªncipe fue despedido para embarcar en un yate que le llev¨® hasta la Casa de Hu¨¦spedes donde se aloja durante su estancia. Otro yate llev¨® al presidente Gonz¨¢lez y a su s¨¦quito al hotel Luego fueron recogidos para incorporarse a la revista naval.
Antes de la revista naval el pr¨ªncipe Felipe dispuso de una hora escasa para descansar en el palacio de hu¨¦spedes ilustres, que ser¨¢ su residencia en Cartagena. Hacia las 13.15 horas de la tarde, acompa?ando al presidente Belisario Betancur, y al jefe del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, embarc¨® en una patrullera r¨¢pida, recientemente incorporada a la Armada colombiana, para iniciar la parada.
Le segu¨ªan en un yate los 16 cancilleres latinoamericanos que se encuentran en Cartagena. M¨¢s ocupadas en su mayor¨ªa por cartageneros deseosos de seguir de cerca al joven pr¨ªncipe, dieron un colorido espectacular al cortejo durante todo su itinerario por la espl¨¦ndida bah¨ªa.
Participaron en la parada los buques-escuela de Ecuador, Venezuela y Colombia y, diez nav¨ªos de guerra de Holanda., Canad¨¢, Brasil, Per¨² y Estados Unidos, que aline¨® una fragata equipada con misiles. El buque-escuela colombiano Gloria es un bergant¨ªn de tres palos construido en Astilleros Vizca¨ªnos.
Desde el vicentenario de la independencia de Estados Unidos, hace ya m¨¢s de diez a?os, no se hab¨ªa celebrado una parada naval de estas caracter¨ªsticas.
A las 'siete y media'
El secretario general de la Casa del Rey, Sabino Fern¨¢ndez Campo, coment¨® a EL PAIS la breve estancia del Pr¨ªncipe en Santo Domingo, donde acudi¨® a visitar al presidente de la Rep¨²blica, Salvador Jorge Blanco, con cuyos hijos recorri¨® despu¨¦s la parte vieja de la ciudad, para terminar cenando en el hotel en compa?¨ªa del embajador de Espa?a. Ayer por la ma?ana se incorpor¨® al avi¨®n, en el aeropuerto de Santo Domingo, el presidente del Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana, que hizo el vuelo hasta Cartagena. "Vinimos jugando a las siete y media", dijo Luis Y¨¢?ez, "el Pr¨ªncipe, el ayudante de Marina y yo, y parec¨ªa que a don Felipe le pon¨ªan las cartas como a Fernando VII, porque nos gan¨® las tres partidas".El presidente de Colombia, Belisario Betancur, intervino tambi¨¦n ayer en Cartagena, donde se celebra en estos d¨ªas la XI Conferencia Naval Interamericana. En sus palabras ofreci¨® una reflexi¨®n sobre "el com¨²n destino surgido de un pasado com¨²n". Pas¨® revista a los intentos hist¨®ricos en favor de la unidad americana desde Sim¨®n Bol¨ªvar en adelante, y se refiri¨® despu¨¦s a los intentos pacificadores del grupo de Contadora y a la reciente cumbre de Williamsburg.
Abord¨® tambi¨¦n algunos proyectos de futuro, como el que denomin¨® "segunda expedici¨®n bot¨¢nica", continuaci¨®n de la gran empresa cient¨ªfica y cultural iniciada hace 200 a?os por un cura gaditano, Mutis. Concluy¨® asegurando su inter¨¦s y decisi¨®n en su lucha contra el tr¨¢fico de armas y de estupefacientes en la regi¨®n, que calific¨® de batalla desigual entre quienes ejecutan esos delitos y las autoridades de unos pa¨ªses que no disponen de gran infraestructura mar¨ªtima y a¨¦rea de vigilancia y control.
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