Ante la final de Copa
Desde, muy peque?o he sido madridista. Mi padre me hizo socio e incluso recuerdo vagamente, como entre brumas, el viejo Chamart¨ªn. Desde los a?os cincuenta, con las bodas de oro, desde el espl¨¦ndido paso de Alfredo di St¨¦fano, con su juego deslumbrador y espectacular, soy aficionado consciente y tengo recuerdos m¨¢s claros. Las Copas de Europa, los campeonatos de Liga y Copa ganados, tambi¨¦n los malos momentos cuando, construy¨¦ndose el nuevo Chamart¨ªn, jugamos en el estadio Metropolitano. y estuvimos al borde del descenso, aparecen con toda claridad en mi esp¨ªritu.La ocasi¨®n que se me brinda me parece oportuna para hacer algunas reflexiones. He dicho en broma, algunas veces, que en el tema futbol¨ªstico no soy neutral, sino merengue convicto y confeso, pero no soy fan¨¢tico, sentimiento por el que siento un rechazo instintivo que, cuando lo analizo.se profundiza a¨²n m¨¢s. Deseo, naturalmente, una victoria de mi equipo en Zaragoza, para culminar bien una temporada llena de frustraciones, pese al esfuerzo de los jugadores y del entrenador y al apoyo de una discreta y seria junta directiva, presidida por un hombre equilibrado como Luis de Carlos. Lo deseo tambi¨¦n por la buena afici¨®n madridista. Sin embargo, no creo que debamos poner en ese tema m¨¢s pasi¨®n que la que deriva del ocio y del deporte, sin dar otra trascendencia mayor al asunto. Un cierto relativismo, un cierto distanciamiento, para no considerar esa victoria como lo m¨¢s ?mportante del inundo. es, a mi juicio, un buen punto de'vista que no saca las cosas de quicio.
Si esta realidad del f¨²tbol la situamos en el c¨®njunto del fen¨®meno cultura? de nuestro tiempo, como parte del proceso de socializaci¨®n, es decir, de la integraci¨®n de los individuos, los espa?oles de hoy, en nuestra sociedad, o desde otra perspectiva, comoinanifestaci¨®n de endoculturizaci¨®n, esto es, de asimilaci¨®n y de interiorizaci¨®n de valores culturales colectivos por cada persona, se puede juzgar con car¨¢cter positivo o negativo, seg¨²n favorezca el desarrollo integral, la plenitud moral, que debe ser la meta de la vida humana, o seg¨²n contribuya a entorpecerla.
La afici¨®n al f¨²tbol puede ayudar a las personas en esa dura empresa de ser hombre, como dir¨ªa Pedro La¨ªn, si favorece el amor al deporte como tal y su pr¨¢ctica, se impulsa la participaci¨®n, la generosidad, el respeto al adversario, la comprensi¨®n y la tol¨¦rancia, y si genera alegr¨ªa, ocio y paz. Todo eso es posible siendo partidista, siendo de un equipo siempre que, como dec¨ªa antes, se tenga esa posici¨®n con un cierto relativismo.
No obstante, la afici¨®n se puede convertir en,pas¨ª¨®n fan¨¢tica y generar violencia verbal e incluso f¨ªsica, y tambi¨¦n dificultar la paz entre los pueblos y entre los hombres. Puede ser un factor negativo de educaci¨®n ciudadana.
Por otra parte, intereses econ¨®micos desorbitados, af¨¢n de poder y de dominaci¨®n y utilizaci¨®n del f¨²tbol como elemento de d¨ªstracci¨®n de problemas reales, pueden ser tambi¨¦n sombras serias que encontramos en este ¨¢mbito en Espa?a. Tengo, sin embargo, la impresi¨®n de que el aire limpio que la democracia ha supuest¨® en nuestro pa¨ªs igualmente se, refleja en una voluntad de los aficionados, que deber¨ªa ser fomentada desde las instituciones p¨²blicas responsables del deporte, para acabar con esas corruptelas y con esos grupos de presi¨®n, y hacer del f¨²tbol un elemento positivo en la humanizaci¨®n de la sociedad espa?ola de hoy.
Con esas esperanzas generales vet¨¦ la final de Copa, entre dos grandes equipos. Deseo que gane el Real Madrid en buena lid, aunque, desde ahora, felicito al Barcelona si se alza con la victoria. Creo que los inadridistas, con su junta directiva, entrenador y jugadores al frente, van con ese esp¨ªritu al encuentro, y eso me parece positivo. No detecto animadversi¨®nlacia el adversario, que no enemigo. Ese punto de vista deber¨ªa generalizarse. He visto representantes de otros equipos con ese mismo planteamiento, como el presidente del Atl¨¦tico de Madrid, Vicente Calder¨®n, o los del Gij¨®n y Real Sociedad. Tambi¨¦n me ha parecido de ese mismo criterio el, hasta hace pocas semanas, presidente del Real Valladolid. Como no conozco las posturas de todos, ojal¨¢ est¨¦n en la misma direcci¨®n. Que el partido del s¨¢bado, sea cual sea su resultado, sea cual sea el equipo que reciba de manos de Su Majestad el Rey la Copa, contribuya a d¨ªvertirnos con buen juego y con un espect¨¢culo deportivo.
Gregorio Peces-Barba jurista, presidente del Congreso de los Diputados.
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