Los Gaos
Son una familia espa?ola, una familia cualquiera, como los Panero de El desencanto, s¨®lo que no han encontrado su Ch¨¢varri, una familia de famosos, pero la fama es una cosa que se deja en el perchero, al entrar. Jos¨¦ Gaos, que ocup¨® la c¨¢tedra de Ortega, se exilia a M¨¦jico, por la guerra, crea toda una escuela de pensamiento en aquellas Universidades y muere en el ¨¦xodo. Mi querido y admirado Rossi (una especie de Manganelli mejicano) es quiz¨¢ el disc¨ªpulo m¨¢s brillante, en lo literario, del poder de pensamiento de Gaos. Vicente Gaos, muerto no hace mucho, era un gran poeta metaf¨ªsico a quien Aleixandre defini¨® en un Encuentro: "Aguilucho como Vicente Gaos". Se presentaba en casa de los poetas de los 40 / 40, con la camisa partida y el endecas¨ªlabo de sangre, como el perseguido / perseguidor que era. Alejandro Gaos (todos son hermanos), poeta sencillo y barroco al mismo tiempo, muri¨® pronto. Fernando Gaos, el m¨¢s trasto de todos, anduvo por el Gij¨®n con Mauro Fern¨¢ndez Dios, hoy Mauro Armi?o, haciendo bohemia y compravendiendo libros. Lola Gaos-, una de las grandes actrices -de Espa?a, que supo imponer su original y angulada personalidad a los esquemas horteras del, cine espa?ol, me escribe hoy una carta: "He estado hospitalizada cerca de dos meses, con una enfermedad que me ha dejado incapacitada de trabajar, aun en el no muy probable caso de que tuviera trabajo. De mi marido, del que estoy separada, cobro 40.000 pesetas mensuales, de las que hemos de vivir mi hija In¨¦s y yo. In¨¦s, licenciada en periodismo, se halla en paro. La pensi¨®n que te he dicho corre el riesgo de quedarse en 10.000 pesetas. Se trata llanamente de trabajar para comer". Y encima vive en una casa ya hist¨®rica de Madrid, donde residieran Ruano, Viola y Cela. Los Gaos son / han sido una familia espa?ola de clase media de izquierdas, una gente ilustrada y luchadora, cuya ¨²ltima zapatilla perdida, Lola Gaos, gran actriz de Espa?a, mujer de una inteligencia ronca y bronca, se encuentra enferma, sin trabajo y viviendo la humillaci¨®n de una pensi¨®n matrimonial que la discrimina y no la mantiene.La Rep¨²blica no pudo hacer nada por Jos¨¦ Gaos, borrado por Franco del censo de espa?oles ilustres y particulares. No le cay¨® lo de garrote y Prensa, a la hora del chocolate con soconusco, porque se hab¨ªa puesto a salvo de cualquier garrote y aquella Prensa no ten¨ªa plumas capaces de explicar qui¨¦n era Jos¨¦ Gaos. Vicente fue grande y maldito como un segundo rom¨¢ntico del XIX. Tiene algo de Val¨¦ry envenenado de Baudelaire y suicidado delicadamente, al alba, por Nerval. Alejandro y Fernando, de destino fugaz, ilustran bien la condici¨®n caediza de la burgues¨ªa intelectual espa?ola, que siempre se muere de hambre, des exilio o de asco. Lola Gaos, gloriosa de Bu?uel a Rodr¨ªguez Arag¨®n, o sea, del primer al ¨²ltimo genio del cine espa?ol -Tristana, Furtivos, etc-, todav¨ªa emprendi¨® una haza?a teatral desesperada y nueva, con un grupo experimental, en el Instituto Alem¨¢n, hace pocos a?os, bien auspiciada por Caro Baroja, hoy certero y acertado premio Cervantes.
Lola Gaos, con C¨¢ndida Losada y Mar¨ªa Asquerino, formaba la trist¨ªsima trinidad de Madres Primeras y nocturnas del teatro en la madrugada de Oliver, felices sesenta con estado de excepci¨®n de Carrero Blanco.
Hoy est¨¢ muy enferma. Me temo lo mejor, fe¨ªsima, bell¨ªsima Lola, y agradezco tu carta, que es confianza, tu confianza, que es amistad. Esos Colegios Profesionales -abogados, m¨¦dicos, etc.- que ahora se ponen tarascas, bajo la alta capitan¨ªa bajita de Pedrol R¨ªus, y contra cuyas iniciativas amarilleantes -?prefascistas?- ya hay proyecto de ley del Gobierno, esos profesionales colegiales, digo / dec¨ªa, ?no pueden / quieren asistir a una de las m¨¢s grandes y fuertes mujeres comicantas de Espa?a, en su peor conato? Yo les dar¨¦ se?ales, si las quieren. Los Gaos, met¨¢fora / ejemplario de tanta burgues¨ªa ilustrada espa?ola como Franco redujo a mortadela intelectual. Ni geniales ni mediocres: necesarios. Que a ver si voy a verte, mujer, Lola.
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