El descubrimiento del 'hombre de Orce' trastoca las actuales teor¨ªas sobre la vida humana en el continente eurasi¨¢tico

Los descubrimientos palentol¨®gicos m¨¢s importantes de la d¨¦cada de los 80 se realizar¨¢n con toda probabilidad en la zona de Guadix-Baza, donde ha sido hallado el hombre de Orce o de Venta Micena, seg¨²n han explicado a este diario los tres grandes protagonistas del hallazgo, los paleont¨®logos de Sabadell Josep Gibert, Jordi Agust¨ª y Salvador Moy¨¢. El descubrimiento del trozo de cr¨¢neo puede hacer cambiar todas las teor¨ªas sobre el origen del hombre en el continente eurasi¨¢tico, principalmente si se determina fehacientemente que el hallazgo corresponde al llamado Homo habilis.

El hallazgo de los paleont¨®logos catalanes, que se ha dado en llamar el hombre de Venta Micena o el hombre de Orce, consiste en un fragmento de hueso de algo m¨¢s de ocho cent¨ªmetros de di¨¢metro, correspondiente a la parte posterior de un cr¨¢neo (los dos parietales y el interparietal), y se le calcula una antig¨¹edad de 1.400.000 a?os.El equipo de paleont¨®logos est¨¢ formado por Josep Gibert, doctor en Ciencias Geol¨®gicas; Jordi Agust¨ª, doctor en Ciencias Biol¨®gicas, y Salvador Moy¨¢, que est¨¢ en ciernes de doctorarse en Geolog¨ªa. Pertenecen al Instituto Provincial de Paleontolog¨ªa, con sede en Sabadell, dependiente de la Diputaci¨®n de Barcelona, que dirige el doctor Miquel Crusafont i Pair¨®.

Josep Gibert declar¨® a EL PA?S que el hombre de Venta Micena se denomina cient¨ªficamente, mientras no se clasifique, Homo SP, y se supone que "puede pertenecer a la etapa de transici¨®n entre el Homo habilis y el Homo erectus. Hemos establecido su antig¨¹edad en 1.400.000 a?os porque en el yacimiento de Venta Micena se han recuperado numerosas piezas de una fauna abundante y diversos dientes de Allophaiomys phocacenicus, un topillo que est¨¢ clasificado cient¨ªficamente en dicha ¨¦poca".

El f¨®sil de hom¨ªnido recuperado tiene unas caracter¨ªsticas peculiares, con una curvatura similar a la de OH 24 (Homo habilis, de Olduwai); su espesor craneal es de 4,5 mil¨ªmetros, aunque podr¨ªa ser algo mayor, debido a que su cara externa ha estado expuesta a la abrasi¨®n; la sutura lamdoidea y su grosor indican que se trata de un individuo subadulto, es decir, un adolescente al que se le calculan 17 a?os de edad.

Entre otras personalidades, han observado el hueso los doctores Pierre Mein, de Lyon; Peter Andrews, del Museo Brit¨¢nico, y Campillo, neurocirujano y colaborador del Museo de Arqueolog¨ªa de Barcelona. Todos ellos han coincidido en mostrar su admiraci¨®n por este hallazgo.

El descubrimiento del yacimiento de Venta de Icena se produjo en 1976, interviniendo Jordi Agust¨ª, Josep Gibert y Narciso S¨¢nchez. En aquella ocasi¨®n trabajaban con una subvenci¨®n de 36.000 pesetas otorgada por la Diputaci¨®n de Barcelona. Debido a la falta de ayudas, no pudieron continuar con su labor, hasta. que, en 1980, la Comisi¨®n Asesora de Investigaci¨®n Cient¨ªfica y T¨¦cnica del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia les otorg¨® 4.900.000 pesetas para el proyecto que encabeza el director del Instituto Paleontol¨®gico de Sabadell, Miquel Crusafont. En este proyecto se encuadra el descubrimiento del hombre de Venta Micena. Tambi¨¦n dentro de estas prospecciones han sido hallados 10 dientes de p¨²ngidos (primates superiores) en Can Llovateres (Barcelona), y se localizaron m¨¢s de 15 yacimientos en la provincia de Murcia.

Un descubrimiento de 1976

Las prospecciones en Venta Micena comenzaron en 1981 y prosiguieron en 1982, ya con la colaboraci¨®n de investigadores de la universidad de Granada. Entre 1981 y 1982 se hallaron m¨¢s de 1.500 f¨®siles de elefantes, rinocerontes, hipop¨®tamos, bueyes, osos y otros animales, todos ellos de 900.000 a 1.600.000 a?os de antig¨¹edad. En opini¨®n de Josep Gibert, "en Venta Micena hay una de las concentraciones m¨¢s importantes del Cuaternario inferior de Europa. Su geograf¨ªa actual corresponde a una zona des¨¦rtica en la que s¨®lo crece el esparto, pero hace 1.400.000 a?os su paisaje era muy distinto, con un lago, marisma y bosque abierto, lo que determinaba un biotopo muy rico en fauna y flora".Los paleont¨®logos y sus colaboradores, durante su labor realizada en el verano pasado, estuvieron acampados a poca distancia de Hu¨¦scar, en, Fuencaliente, "un oasis en el desierto, con un manantial del que fluye el agua a una temperatura constante de 19 grados". En tiendas de campana y una caravana, hac¨ªan su vida habitual. La hora de levantarse estaba establecida a las ocho de la ma?ana, yendo hacia el yacimiento -a 30 kil¨®metros de distancia-, donde desayunaban.

Luego trabajaban hasta la hora de comer, y almorzaban en la cueva de Tom¨¢s, Serrano, propietario del yacimiento. "Es un clima muy duro, con un sol de justicia", recuerda Gibert. "De vez en cuando, ¨ªbamos a descansar a la cueva, ya que no hay ¨¢rboles". Por la tarde, segu¨ªan picando y luego volv¨ªan a Fuencaliente.