Las relaciones Espa?a-EE UU, en el mejor momento, a pesar de diferencias en pol¨ªtica exterior y comercial
Las relaciones bilaterales entre Espa?a y Estados Unidos, un repaso a la situaci¨®n internacional, con particular ¨¦nfasis en las relaciones Este-Oeste, Centroam¨¦rica y norte de ?frica, configuran la agenda de las reuniones previstas en Washington entre el presidente Ronald Reagan y el presidente Felipe Gonz¨¢lez. El foro de las Naciones Unidas, en Nueva York, y encuentros con empresarios y banqueros norteamericanos completar¨¢n la gira del presidente del Gobierno espa?ol a Estados Unidos, que llega paradojicamente en un momento de muy buenas relaciones entre ambos pa¨ªses.
Cuando el avi¨®n del presidente Felipe Gonz¨¢lez aterrice en la base militar de Andrews, en las cercan¨ªas de Washington, a media tarde de ma?ana lunes, comenzar¨¢ una visita de cuatro d¨ªas, caracterizada por unas "excelentes relaciones entre Espa?a y Estados Unidos", seg¨²n palabras de un alto funcionario de la Administraci¨®n del presidente Ronald Reagan. Quedar¨¢n para el olvido las tensiones del pasado, gracias, en parte, al pragmatismo del joven presidente espa?ol, que parece ser el calificativo preferido a la hora de valorar desde la capital norteamericana la gesti¨®n de siete meses de Gobierno socialista en Espa?a.Pragmatismo que se traduce en hechos como la ratificaci¨®n por un Parlamento con amplia mayor¨ªa socialista del nuevo convenio bilateral de defensa Espa?a-Estados Unidos (que garantiza la presencia de bases militares estadounidenses en territorio espa?ol). Pragmatismo en el aplazamiento de un refer¨¦ndum sobre el futuro de la continuidad o no de Espa?a en la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte (OTAN). Pragmatismo en la corroboraci¨®n de la instalaci¨®n de nuevos misiles de alcance medio en Europa occidental si fracasan las negociaciones sovi¨¦tico-norteamericanas de Ginebra. Pragmatismo, en definitiva, a la hora de optar por el armanento americano cuando toca renovar parte de la flota a¨¦rea espa?ola, con la compra de los aviones F-18A.
En definitiva, Washington est¨¢ de enhorabuena con los socialistas espa?oles, aunque haya "divergencias, pero tambi¨¦n convergencias", como dijo el alto oficial estadounidense, en otras ¨¢reas de relaciones exteriores, como los conflictos de Centroam¨¦rica.
La palabra pragmatismo era ya valorada entre los analistas pol¨ªticos del Departamento de Estado cuando hablaban de Felipe -el Kennedy espa?ol, como lo definen a veces en Estados Unidos-, mucho antes de las elecciones del 28 de octubre, que le llevaron al poder por una mayor¨ªa democr¨¢tica de m¨¢s de 10 millones de votos. Pero los mismos analistas no ocultan que el pragmatismo quiz¨¢ venga un tanto impuesto por la importancia estrat¨¦gica que Estados Unidos concede a la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, con cuyos Gobiernos, en Madrid o Portugal, Washington deber¨ªa adaptarse, fuera cual fuera el esplendor de la democracia.
Nadie quiere recordar en Washington la desafortunada valoraci¨®n de asunto interno que tuvo el por entonces secretario de Estado Alexander Haig cuando, en pleno intento de golpe de estado militar, el 23 de febrero de 1981, fue ambiguo en definir la posici¨®n de la Administraci¨®n Reagan. Hoy, el tema pertenece, afortunadamente, al. pasado. "Apoyamos con toda firmeza la democracia espa?ola", dicen portavoces de la Casa Blanca horas antes de la entrevista Ronald Reagan-Felipe Gonz¨¢lez, prevista para la ma?ana del martes. Pero hay recuerdos en el ambiente que quiz¨¢ den la clave del tan admirado en Washington pragmatismo del presidente Gonz¨¢lez.
OTAN, misiles, Centroam¨¦rica y norte de ?frica
Las relaciones internacionales figurar¨¢n en la agenda ReaganGonz¨¢lez, as¨ª como en las reuniones que el presidente espa?ol mantendr¨¢ con el vicepresidente norteamericano (y reserva de recambio para Reagan), George Bush, o el secretario de Estado, George Shultz. Es evidente que la situaci¨®n en Latinoam¨¦rica saldr¨¢ a la palestra en la Casa Blanca o el Departamento de Estado. Washington y Madrid est¨¢n de acuerdo en los principios del grupo de Contadora, en la b¨²squeda de una soluci¨®n pac¨ªfica a los conflictos de Centroam¨¦rica, a diferencia de que Estados Unidos contin¨²a in
Las relaciones Espa?a-EEUU, en le mejor momento, a pesar de diferencias en pol¨ªtica exterior y comercial
crementando al mismo tiempo su presencia militar en la zona. El desacuerdo nace cuando Felipe Gonz¨¢lez quiere hacer de abogado del diablo de Cuba ante la Administraci¨®n Reagan. "No hay ning¨²n cambio de postura en nuestro punto de vista hacia Cuba", dijo a este peri¨®dico un alto funcionario del Departamento de Estado, rechazando la idea espa?ola de que La Habana debe quedar integrada en un proceso negociador global para Centroam¨¦rica.La impresi¨®n es que tanto Reagan como Felipe Gonz¨¢lez intentar¨¢n esquivar el asunto centroamericano para no incrementar la ¨²nica pol¨¦mica que podr¨ªa oscurecer la visita del presidente del Gobierno espa?ol a Estados Unidos. Las relaciones Este-Oeste, incluida la necesidad de instalar los euromisiles en Europa occidental si la URSS no desmantela los SS-20, as¨ª como la marcha en Madrid de la inagotable Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE), entrar¨¢n igualmente en el temario. La situaci¨®n en el norte de ?frica, con el conflicto del Polisario y los temores de Madrid por la soberan¨ªa de Ceuta y Melilla, que Washington puede moderar ante el rey Hassan de Marruecos, cerrar¨¢n los cap¨ªtulos principales de la reuni¨®n pol¨ªtica Reagan-Felipe Gonz¨¢lez.
En el foro del Congreso, en los comit¨¦s de Relaciones Exteriores de la C¨¢mara y el Senado, las conversaciones girar¨¢n sobre los mismos temas, con la posible pregunta por parte de alg¨²n senador de los prop¨®sitos del Gobierno socialista espa?ol sobre la ausencia de relaciones diplom¨¢ticas entre Espa?a e Israel.
En el cap¨ªtulo de la OTAN, la postura de Washington es muy clara: "Pertenece al Gobierno y al pueblo espa?ol decidir sobre el futuro del refer¨¦ndum", dijeron en la Casa Blanca. "Sin embargo", a?adieron, "es del m¨¢ximo inter¨¦s, tanto para la OTAN como para Espa?a, el contar con tan importante aliado". El asunto es seguido sin intervencionismo, pero con m¨¢xima atenci¨®n por parte de Estados Unidos, que, una vez m¨¢s, conf¨ªa sin duda en el pragmatismo del presidente del Gobierno espa?ol.
Sobre el litigio hispano brit¨¢nico de Gibraltar, Washington prefiere valorarlo como un conflicto entre pa¨ªses aliados que encontrar soluci¨®n. Por otra parte, Estados Unidos apoy¨®, "con toda la firmeza e inequivocamente a, el ingreso de Espa?a en el Mercado Com¨²n", comentaron los miembros de la Administraci¨®n Reagan, que informaron a la Prensa de los preparativos de la visita de Gonz¨¢lez. "?Espa?a es un pa¨ªs muy grande?", pregunt¨® con o sin iron¨ªa un periodista americano antes de comenzar el briefing en la Casa Blanca.
La dificultad de una cooperaci¨®n y el deterioro del comercio
El presidente Gonz¨¢lez viajar¨¢, acompa?ado del ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Mor¨¢n, y del ministro de Econom¨ªa y Comercio, Miguel Boyer. A ninguno de los dos les faltar¨¢ trabajo en sus respectivas reuniones bilaterales con sus hom¨®logos norteamericanos.
En el caso de Boyer, la agenda incluye reuniones con los secretarios norteamericanos del Tesoro, Comercio, Agricultura y presidente de la Federal Reserve, equivalente del Banco Central de Estados Unidos. Boyer, que tambi¨¦n incluir¨¢ reuniones con los presidentes del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, deber¨¢ abordar los detalles del porqu¨¦ de los males cr¨®nicos de la balanza comercial hispano-norteamericana.
"Esperamos que continuar¨¢n las reuniones con el mejor esp¨ªritu de mejorar la situaci¨®n", alegaron en la Casa Blanca al tratar de los litigios comerciales. Lo cierto es que la balanza comercial es tradicionalmente deficitaria para Espa?a (en gran parte, debido a las importaciones de productos agr¨ªcolas americanos), por la d¨¦bil estructuraci¨®n de la exportaci¨®n espa?ola hacia Estados Unidos y por las barreras proteccionistas de la Administraci¨®n Reagan.
El d¨¦ficit comercial estadounidense con Espa?a pasa por valor de m¨¢s de 2.000 millones de d¨®lares anuales, a los que habr¨¢ que a?adir -en t¨¦rminos reales- los 3.000 millones de d¨®lares de la compra de los aviones F-18A o los nuevos mil millones de d¨®lares que, con menos bombo y platillo que el programa FACA, supondr¨¢ la futura compra a Estados Unidos de aviones del tipo Harrier, junto a posibles compras de helic¨®pteros, misiles Chaparral o equipo electr¨®nico militar para los nuevos nav¨ªos de la Armada espa?ola.
Una de las esperanzas del nuevo convenio bilateral de defensa hispano norteamericano est¨¢ en los frutos que puede aportar el cap¨ªtulo de cooperaci¨®n industrial. Gracias a ello, las empresas espa?olas podr¨ªan participar en las operaciones de cooperaci¨®n con la industria militar norteamericana. "Nos falta mucha preparaci¨®n para poder realmente cooperar con los norteamericanos", coment¨® un funcionario espa?ol en Washington, un tanto frustrado por las primeras reuniones del comit¨¦ de cooperaci¨®n industrial derivado del convenio.
Hasta el momento, los ¨²nicos beneficios directos del nuevo convenio son una l¨ªnea de cr¨¦dito de 400 millones de d¨®lares, que no es un cr¨¦dito blando, y se concede casi en id¨¦nticas condiciones que lo har¨ªa cualquier banco comercial; otros tres millones de d¨®lares para entrenamientos militares conjuntos y 12 millones de (en el anterior acuerdo bilateral eran siete) para cooperaci¨®n cultural.
En el contexto de las relaciones bilaterales, quedan problemas restrictivos para el acceso a las aguas de pesca norteamericanas -con futura reducci¨®n de cupos para la flota espa?ola- y amenazas de cupos o impuestos compensatorios para una serie de productos exportados a Estados Unidos. Pero la econom¨ªa no dejar¨¢ de ocupar un segundo plano en la visita, que, con seguridad, se cerrar¨¢ con un ¨¦xito sin precedentes en las relaciones bilaterales Espa?a-Estados Unidos.
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