Una expedici¨®n deportivo-cient¨ªfica quiere demostrar que el Guadalquivir nace en la provincia de Almer¨ªa
Una expedici¨®n deportivo-cient¨ªfica, amparada y financiada por la Junta de Andaluc¨ªa, se pondr¨¢ en marcha el primero de julio en un punto perdido del norte de la provincia de Almer¨ªa para demostrar que el Guadalquivir nace ah¨ª y no en la sierra de Cazorla, como registran los libros. De ser esto cierto, el Guadalquivir tendr¨ªa 740 kil¨®metros, unos 50 m¨¢s que los que ahora se le conceden, y habr¨ªa sido un camino natural de contacto entre la costa murciana y Andaluc¨ªa occidental para todas las civilizaciones que transitaron por la zona en tiempos pasados.
Los promotores de la idea son Vicente Torres, ingeniero t¨¦cnico qu¨ªmico y espele¨®logo; Ramiro Sanz, catedr¨¢tico de Bellas Artes en Almer¨ªa, y Rafael L¨®pez, ex campe¨®n de Espa?a de pirag¨¹ismo. Ellos tres, en compa?¨ªa quiz¨¢ de alguna persona m¨¢s, comenzar¨¢n su ins¨®lito recorrido el pr¨®ximo d¨ªa 1 en la antigua laguna de las ca?adas de Ca?epela, cerca de la aldea del mismo nombre, en el v¨¦rtice superior de la provincia de Almer¨ªa y pr¨®ximo a sus fronteras con Murcia y Granada. A partir de ah¨ª recorrer¨¢n, a ratos a pie y a ratos en piragua, los aproximadamente 180 kil¨®metros de irregular curso fluvial que, en su opini¨®n, componen el primer tramo del Guadalquivir, hasta el punto en que este curso se une con el alto Guadalquivir, que procede de la sierra de Cazorla. El encuentro se produce en el pantano de Do?a Aldonza, en la provincia de Ja¨¦n, algo al sur de ?beda.El supuesto nuevo tramo del Guadalquivir nacer¨ªa de una fuente situada en la ca?ada de Ca?epela, antigua laguna, y recibir¨ªa sucesivamente los nombres de Rambla del Salar, r¨ªo Orce, r¨ªo Galera, r¨ªo Guardial, r¨ªo de Cullar Baza y, finalmente, Guadiana menor, hasta fundirse con el alto Guadalquivir en el citado pantano de Aldonza.
Seg¨²n Vicente Torres, principal impulsor de la investigaci¨®n, cuando dos r¨ªos se juntan se establece cu¨¢l es el principal y cu¨¢l el afluente a partir de tres criterios: El r¨ªo principal es el que tiene mayor recorrido anterior, nace en punto m¨¢s bajo y aporta m¨¢s agua al conjunto. El curso que los expedicionarios pretenden demostrar es el aut¨¦ntico Guadalquivir re¨²ne las dos primeras condiciones, pero falla en la tercera. Es unos 40 o 50 kil¨®metros m¨¢s largo y nace a menor altitud, pero aporta menos agua.
La influencia del hombre
En opini¨®n del propio Vicente Torres, el hecho de que presente menos agua se debe a la influencia del hombre. La zona de la que procede el alto Guadalquivir, la sierra de Cazorla, est¨¢ apenas habitada y no sufre explotaci¨®n agr¨ªcola, mientras que el cauce del curso que la expedici¨®n pretende explorar atraviesa amplias zonas de regad¨ªo y alimenta enorme cantidad de pozos, lo que hace disminuir notablemente su caudal, hasta el punto de que en algunos tramos ¨¦ste se convierta en subterr¨¢neo. Pese a este argumento, parece probable que ya desde tiempo atr¨¢s este curso se viera depauperado por alg¨²n accidente geol¨®gico que hizo desaparecer la laguna de la ca?ada de Ca?epela, punto en el que se fija su origen.En cualquier caso, el alto Guadalquivir tiene unos 50 o 60 kil¨®metros menos, es, en parte de su recorrido, un torrente de monta?a, y recorre una cuenca de unas 90.000 hect¨¢reas, habitadas por no m¨¢s de 25.000 personas. El curso reivindicado por los expedicionarios, adem¨¢s de su superior longitud, recorre una cuenca de 740.000 hect¨¢reas, habitadas por 170.000 personas.
Insisten tambi¨¦n los promotores de la expedici¨®n en argumentos hist¨®ricos. El alto Guadalquivir no ha sido camino hacia ning¨²n sitio, pues comienza en una hoz en medio de la abrupta sierra de Cazorla, mientras que muchas civilizaciones han dejado huellas de su paso Guadalquivir arriba o abajo, huellas que conectan con el curso ahora reivindicado. Los yacimientos de Tutugi, en Galera, o de Tugia, en Peal de Becerro, son ejemplos a los que la expedici¨®n espera haber a?adido otros al t¨¦rmino del recorrido. Uno de los principales motivos por los' que la Junta de Andaluc¨ªa, a trav¨¦s de su Consejer¨ªa de Cultura, ha aceptado colaborar en esta idea, hasta el punto de financiar su puesta en marcha, es el deseo de llamar la atenci¨®n hacia una cuenca que puede ser extraordinariamente rica en yacimientos arqueol¨®gicos ocultos.
La posibilidad de que haya sido el riego lo que hizo desaparecer en algunas zonas el cauce y de que haya sido tiempo atr¨¢s viene avalada por una cr¨®nica hist¨®rica que describe una batalla entre moros y cristianos, ganada por aqu¨¦llos gracias al desv¨ªo del cauce del r¨ªo entre Ocer y Galera, lo que inund¨® la zona del campamento cristiano. La expedici¨®n recibe el nombre de Gran Cuenca de Andaluc¨ªa y, seg¨²n Vicente Torres, no desea despertar ninguna pol¨¦mica ni forzar a un cambio de nombre en lo que se refiere al primer tramo del Guadalqulivir, sino poner de relieve la importancia de una zona apenas explorada y en la que se pueden encontrar importantes vestigios que contribuyan a completar la historia de Espa?a. Los promotores no tienen ninguna duda de que este curso completo del Guadalquivir fue el gran eje de conexi¨®n Este-Oeste en el sur de Espa?a durante muchos siglos. El recorrido total, de vinos 180 ¨® 190 kil¨®metros, parte a pie y parte en piragua, exige una condici¨®n f¨ªsica que hace que los tres promotores de la idea -entre ellos, Vicente Torres, importante espele¨®logo y monta?ero, y Rafael L¨®pez, ex campe¨®n de Espa?a de pirag¨¹ismo y destacado atleta- se vean en la obligaci¨®n de rechazar las propuestas de bastantes personas que desean acompa?arles. No obstante, parece probable que se vean acompa?ados, en alg¨²n tramo, por el director de Deportes de la Junta de Andaluc¨ªa, Antonio Merino.
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