La metr¨®poli
Si se considera que Coca Cola, SA mueve al a?o m¨¢s dinero que el presupuesto del Estado espa?ol y que la Westinghouse maneja una masa monetaria mayor que el presupuesto de Francia, entonces uno comienza a vislumbrar la verdadera perspectiva de la patria. Felipe Gonz¨¢lez est¨¢ ahora en la metr¨®poli rindiendo cuentas al jefe de los apaches, y ese lugar constituye un buen observatorio para descubrir nuestro tama?o en la lejan¨ªa. La patria, cualquier clase de patria, no es otra cosa que un peque?o rabo del imperio, a modo de terminal de computadora, envuelto en ret¨®rica. Cuando se contempla desde Nueva York la silueta de Espa?a en el mapa, uno se admira de que nuestros pol¨ªticos tengan todav¨ªa cierta libertad para hacer jardines o carriles de bicicleta. Una vez estuve all¨ª. A la sombra de un rascacielos de la Quinta Avenida me somet¨ª a la prueba de pensar en Leopoldo Calvo Sotelo, que en aquel tiempo andaba en este pa¨ªs. Me pareci¨® el capataz de una f¨¢brica de uralita.Eso ofrece una ventaja. Si la ¨²lcera g¨¢strica es un producto de la duda o de la ansiedad contenida o de la indecisi¨®n ante los grandes dilemas, el pol¨ªtico espa?ol est¨¢ a salvo en este sentido. Como los graves problemas se los dan decididos sin opci¨®n, la ¨²lcera no tiene por qu¨¦ lastimar el duodeno o el est¨®mago de ning¨²n presidente del Gobierno. El FACA, la entrada en la OTAN, las relaciones con Latinoam¨¦rica, el Mercado Com¨²n, la pol¨ªtica internacional vienen marcados en el programa de mano. En la ¨¦poca de los romanos, tambi¨¦n los prefectos de las colonias sol¨ªan dormir a pierna suelta.
En la patria rom¨¢nica ya s¨®lo creen los terroristas. ?stos todav¨ªa matan para ser independientes, pero despu¨¦s del asesinato de un guardia se ven obligados a limpiarse las manos con un jab¨®n de la multinacional Unilever, a meter el anorak en una lavadora Braun, a refrescar ese gaznate que ha lanzado gritos de libertad con un refresco de la cadena Schweppes. ?Qu¨¦ se puede hacer? La independencia planetaria s¨®lo da para inaugurar jardines, bailar sardanas, tocar el chistu y dedicarse a la tarea de catalogar mariposas del terreno. Pero si usted es muy inquieto y no se conforma con eso, puede realizar una labor m¨¢s hist¨®rica. Por ejemplo, capar ranas.
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