El tabaco
Parece que ahora se ha descubierto en Galicia un alijo de tabaco en el que incluso est¨¢n implicados algunos guardias civiles. Lo dijo Jos¨¦ Carlos de Luna, meti¨¦ndole a la filosof¨ªa fronteriza del tabaco y el trapicheo un ritmo muy cubanito de tanguillo de C¨¢diz (de eso sabe mucho Fernando Qui?ones): "Barquito de vela ?me quieres llev¨¢?". "No, hijo, que llevo un alijo para Gibrart¨¢".Y qu¨¦ hubiera sido de La Roca sin el trapicheo de los alijos. Y qu¨¦ hubiera sido de la Thatcher sin el trapicheo de La Roca. Son un Imperio on the rocks. Ellos tienen el Mercado Com¨²n y nosotros tenemos el alijo. Son dos maneras de comerciar. El Mercado Com¨²n no es sino una gran concentraci¨®n de alijos.
Pero la cosa, ahora, no es por el Sur, sino por el Norte, y la izquierda gallega est¨¢ convencida de que las mafias han intentado apoyarse en el poder local. Los socialistas gallegos parecen dispuestos a evitar que el contrabando manipule la pol¨ªtica y corrompa a los funcionarios.
Sito V¨¢zquez tiene cara de estudiante de Econ¨®micas que lleva la qarrera a toda aspirina. Joaqu¨ªn ?lvarez parece un compositor de boleros que se le han quedado viejos. Alfredo Bea es como una variante viguesa y provinciana de Peces-Barba. Todos tres reinan en la Isla de Arosa, m¨¢gica geograf¨ªa pol¨ªtica que est¨¢ entre Valle-Incl¨¢n, Cunqueiro y Cela, m¨¢s la realidad socialrealista de un monstruoso alijo de tabaco. (Por el Sur hubieran dicho "aliho".)
El tabaco, tan representativo del machismo pol¨ªtico nacional, y del otro, tiene nicotinada la conciencia de muchos espa?oles concienzudos, pero ahora ha venido el furor ¨¦tico del socialismo. Boyer, seg¨²n me dijo la otra noche, est¨¢ dispuesto a auditar incluso el Banco de Espa?a, que es su Banco, en una especie de autopsicoan¨¢lisis econ¨®mico que ya es una prueba de legitimidad.
Del miso modo que Freud y Jung empezaron por psicoanalizarse a s¨ª mismos, para poder, luego, psicoanalizar a los dem¨¢s, el furor ¨¦tico de nuestro pa¨ªs es una cosa que lleva a la derecha a misa diaria y lleva a la izquierda a autoauditarse. El furor ¨¦tico, realmente, es muy espa?ol -as¨ª como el furor de vivir fue una cosa muy norteamericana-, de modo que no podemos adscribirlo a la derecha ni a la izquierda. La diferencia est¨¢ en que la derecha fundamenta su furor ¨¦tico en Dios y los alijos de tabaco negro o rubio, mientras que la izquierda se fundamenta en la contabilidad por partida doble, que es la que yo estudi¨¦ de peque?ito (me estaba haciendo un hombre dial¨¦ctico, sin saberlo y a otros efectos). La derecha / derecha (hay otras) necesita un Dios / alijo confuso, un contrabando de Dios, y cree firmemente que Dios fuma negro.
La izquierda reformista / regeneracionista, llena tambi¨¦n de furor ¨¦tico, necesita las cuentas claras, y que lo que dice el Libro Mayor no se contradiga con lo que pone en el Diario contable. O sea que estamos asistiendo, como siempre (qu¨¦ pa¨ªs tan distra¨ªdo), al encuentro de dos furores ¨¦ticos: el de ultraderecha, que canta en el Spleen de mi general D¨ªaz de Mend¨ªvil, y el de la izquierda ni siquiera ultra, que se obstina en poner las cuentas claras.
"En Galicia nos est¨¢n montando un barullo", dice Alfredo Bea, alcalde de El Grove. Galicia es hoy esa Espa?a invertebrada que va del alijo de tabaco al alijo con Dios (las bulas bien pagadas que permit¨ªan comer carne en viernes santo). Ya han agredido al jefe de la Polic¨ªa Municipal de El Grove, porque en Espa?a, pa¨ªs ped¨¢neo, el Estado, para los poblanos, es el Ayuntamiento. Me lo dec¨ªa ayer la dulce y divagante Mar¨ªa Dolores Pradera: "Fuenteovejuna es un western". Un furor ¨¦tico recorre Espa?a. Por una vez no es de derechas y sabe de n¨²meros.
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