Joan Mir¨® asiste en silencio, desde Mallorca, a todos los acontecimientos relacionados con su vida art¨ªstica
La exposici¨®n Joan Mir¨®: a?os veinte. Mutaci¨®n de la realidad, que se pudo ver en Barcelona hasta fecha reciente, se inaugurar¨¢ esta tarde, a las ocho, en el Museo Espa?ol de Arte Contempor¨¢neo, en un acto que se hace coincidircon la entrega de los premios nacionales de Artes Pl¨¢sticas. La exposici¨®n de Madrid se ha visto enriquecida con dos aportaciones que no pudieron estar en Barcelona y que estar¨¢n hoy para el acto inaugural. Se trata de los cuadros Montroig, la iglesia y el pueblo, esencial para comprender el cuadro La mas¨ªa, estrella de la muestra pict¨®rica, y el autorretrato que Mir¨® hizo en 1919. La exposici¨®n recoge la obra del pintor realizada en los a?os veinte.
Joan Mir¨® ha asistido en silencio, desde su residencia en Palma de Mallorca, junto a su familia, a los ¨²ltimos acontecimientos relacionados con su vida art¨ªstica y que han tenido efecto, fundamentalmente, en Barcelona. Hoy, la inauguraci¨®n de su exposici¨®n de pintura de los a?os 20 en el Museo Espa?ol de Arte Contempor¨¢neo, en Madrid, tambi¨¦n le halla en silencio. A los 90 a?os, que cumpli¨® en abril, uno de los m¨¢s destacados creadores de la historia reciente de la pintura espa?ola asiste a todo en silencio.El estigma de la edad
Los silencios de Mir¨® fueron en otro tiempo focos de luz. Ahora es un hombre "reservado, callado, con poco humor". Todos los viejos de Mallorca han cambiado su talante: el sol excesivo de este mes de junio precoz los ahoga. Ahora -y s¨®lo por unos d¨ªas- sopla elviento, pero el cambio tambi¨¦n ha sido brusco y toda nueva sacudida ambiental los somete a ejercicios de memoria innecesarios.
Joan Mir¨® arrastra por los pasillos y salones de Son Abrines el estigma de la edad. En el taller se amontonan proyectos y obras que dese¨® acabadas para siempre y contra las que no pueden nada ya sus ojos color agua.
Su mujer, Pilar Juncosa, despu¨¦s de 54 a?os de matrimonio, permanece junto al pintor, impasible, como si nada sucediera. Como una columna contra las embestidas del infortunio. "No, no llegan demasidas visitas. Conviene que no se fatigue".
La atenci¨®n del mundo sube hasta la casa del pintor en Son Abrines, toca la puerta, indaga, organiza homenajes, rinde tributos, desface entuertos del pasado.
Como en toda pregrinaci¨®n, tambi¨¦n en ¨¦sta palpitan inconfesadas pulsiones de culpabilidad. Mientras el mundo del arte se nutre de incertidumbres, los viejosartistas contin¨²an sumergidos ¨¦n su propio mundo.
Mir¨® es, sin embargo, demasiado amable y s¨®lo la escasa salud le permite rechazar las numerosas invitaciones. "No podemos salir de casa. Tiene muchos a?os y se emociona f¨¢cilmente. No le conviene". Pero la gran obra de Mir¨® ya est¨¢ entregada al futuro. En Son Boter, la antigua casa contigua a la residencia de Son Abrines, ser¨¢ instalada la futura Escuela Internacional de Grabados y Litograf¨ªas, y en el Palau Sollerich, de Palma, el museo que reunir¨¢ parte importante de su producci¨®n art¨ªstica.
Anhelo de la perpetuidad
La Fundaci¨®n Pilar y Joan Mir¨®, que dirige David Fern¨¢ndez Mir¨®, su nieto, velar¨¢ en favor del tri¨¢ngulo del Mediterr¨¢neo deseado por el abuelo, como "lujo per manente de cultura": la Fundaci¨®n Mir¨® de Barcelona, la Fundaci¨®n Maeglit de Saint Paul de Vence yla Fundaci¨®n Pilar y Joan Mir¨® de Palma de Mallorca, junto a la Fundaci¨®n March. El anhelo de perpetuidad ser¨¢ satisfecho, pero convendr¨¢ no olvidar que los lazos entre Mir¨® y lo social fueron siempre escasos. Los a?os de posguerra que vivi¨® en Mallorca lo acostumbraron a un aislamiento fruct¨ªfero y a prescindir de los criterios de sus "semejantes", y esto es precisamente lo que hoy le permite no disfrutar de su ¨¦xito.
Mir¨®, como si hubiera renunciado a los frutos de la acci¨®n, permanece tumbado y preocupado en lo ¨²nico que para ¨¦l adquiere pleno significado: hacer color, crear forma..., trabajar.
La atenci¨®n de este viejo artista de 90 a?os reposa hoy en Mallorca sobre una tela en blanco. La pasi¨®n silenciosa que durante a?os lo domin¨® encuentra ahora en el cuerpo, en ese tejido de nervios, m¨²sculos y sue?os, unos est¨²pidos achaques. Lo que anta?o le permiti¨® convertir en realidad palpable y p¨²blica reinos de ultratumba, hoyse interpone entre ¨¦l mismo y su oficio de profeta de signos. El cuerpo no responde a los prop¨®sitos del arte. El cuerpo anuncia su propia ausencia.
Pero, mientras, los d¨ªas no est¨¢n exentos de breves alegr¨ªas. Esta primavera pasada el abuelo baj¨® de nuevo al taller para agarrar sus pinceles. Entonces evit¨® los abusos de su caracter¨ªstica vitalidad, pero ese gesto de hombre reencontrado lo robusteci¨®. La expresi¨®n de su rostro afable arrastr¨® a toda la familia. Todos viven ahora con ¨¦l. Cualquier reca¨ªda en el estado de salud del pintor, del mismo modo, los deprime y entristece.
El poder de Joan Mir¨® es para los extra?os el rasgo de una pintura extra?amente fascinante, pero para los suyos, el poder de Mir¨® es Mir¨®. El tiempo avanza, enemigo ahora de la vida, su antigua aliada, para se?alar el lugar de una tumba gloriosa: un secreto que la familia Mir¨® todav¨ªa no desvela. La edad y los sollozos van juntos hacia el mismo sitio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.