Lo del Mercado Com¨²n
EN LA ¨²ltima reuni¨®n en la cumbre de Stuttgart, los jefes de Estado y de Gobierno de la CEE han condicionado la adhesi¨®n de Espa?a a una reforma de los mecanismos de financiaci¨®n interna de la Comunidad. ?ste es un elemento formalmente nuevo en los procesos de adhesi¨®n. Hasta ahora, la incorporaci¨®n de Espa?a s¨®lo hab¨ªa estado supeditada al cumplimiento de los requisitos del Tratado de Roma. Todos los pa¨ªses de Europa occidental con un r¨¦gimen democr¨¢tico y con el firme prop¨®sito de cumplir las cl¨¢usulas del tratado han constituido la Comunidad como socios fundadores o han sido admitidos a adherirse a la misma sin ning¨²n tipo de condicionantes espec¨ªficos. La reforma de la financiaci¨®n comunitaria prevista en Stuttgart va a estar esencialmente referida a los problemas agr¨ªcolas, y el citado requisito de vincular adhesi¨®n y financiaci¨®n intercomunitaria puede interpretarse como el resultado de un pulso entre alemanes y franceses.Sin embargo, este nuevo matiz vinculante no es decisivo en cuanto a la existencia de una fecha de entrada, que por otro lado es un elemento irrelevante, excepci¨®n hecha de su impacto pol¨ªtico. Lo importante no es tanto el comienzo de las negociaciones como su contenido. Es decir, las condiciones del desarme arancelario industrial espa?ol y la incorporaci¨®n simult¨¢nea de nuestra agricultura, incluidas las frutas, hortalizas, aceite de oliva y vino. Estos aspectos todav¨ªa no han sido dados a conocer a la opini¨®n p¨²blica ni tampoco han sido objeto de un an¨¢lisis detallado en alg¨²n Consejo de Ministros. Otros organismos, como la CEOE, tampoco han dicho nunca cu¨¢les ser¨ªan las condiciones aceptables para la adhesi¨®n: sencillamente, han hecho afirmaciones extravagantes, como la de preconizar un per¨ªodo transitorio de 10 o 15 a?os.
Parece como si las autoridades y las instituciones sociales y econ¨®micas espa?olas no condicionaran nuestra entrada en la CEE a que el tratado de adhesi¨®n sea mutua y econ¨®micamente satisfactorio para las dos partes. Recientemente se ha comprobado el peligro de una negociaci¨®n apresurada, como la realizada por Grecia. A partir de la entrada en la Comunidad, la balanza comercial de Grecia se ha desestabilizado de modo alarmante, y en especial a causa de desequilibrios en los intercambios agr¨ªcolas. Ahora, Grecia y la Comunidad se encuentran en una dif¨ªcil componenda, y las condiciones que se perfilan para Espa?a son todav¨ªa peores, tanto por el lado de la industria - r¨¢pido desarme arancelario al comenzar el per¨ªodo transitorio- como por el lado agr¨ªcola -integraci¨®n no confirmada para los productos agr¨ªcolas en los que somos realmente competitivos; existe la posibilidad de que las frutas, las hortalizas y el aceite de oliva queden definitivamente, o al menos por un per¨ªodo no determinado, al margen de la pol¨ªtica agraria com¨²n
La clase pol¨ªtica espa?ola parece tener secuestrado el tema de la CEE y no existen indicios de un debate por parte de las fuerzas sociales y econ¨®micas. La ¨²ltima noticia es que el gobierno acepta casi evidentemente que nuestra entrada en la Comunidad y la permanencia en la OTAN est¨¢n ¨ªntimamente ligadas. Pero los ciudadanos espa?oles necesitan una clarificaci¨®n de nuestras posibilidades, del margen de maniobra con que cuentan nuestros gobernantes para tomar las decisiones y sobre la evaluaci¨®n de los costes y beneficios que para nuestro sistema productivo supone el ingreso en Europa. Los asuntos p¨²blicos no son nunca en una sociedad democr¨¢tica objeto de exclusivo consumo de la clase pol¨ªtica, sino que necesitan la exposici¨®n y el debate libre de los ciudadanos que con sus votos designan a los gobernantes por periodos de tiempos ciertos.
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