El Barcelona dobleg¨® al peor Madrid de los ¨²ltimos a?os
No hubo muertos, ni heridos, ni siquiera contusionados. Por no haber no hubo ni color. El Barcelona, pese a lo que indique el resultado final, derrot¨® al Real Madrid con suma facilidad. A un Madrid que asisti¨®, impotente, desangelado, at¨®nito, al festival del Camp Nou. Alfredo Di St¨¦fano y compa?¨ªa fueron los invitados de honor a una fiesta en la que el Barcelona gan¨® su segundo t¨ªtulo de la temporada y el Madrid el derecho a pasar al recuerdo como el primer pentasubcampe¨®n de la historia. As¨ª de vistoso, as¨ª de sencillo. El Barcelona jug¨® 25 minutos magistrales y descans¨® durante el resto del partido, limit¨¢ndose a controlar a un rival que ¨²nicamente realiz¨® una jugada de m¨¦rito durante todo el encuentro. La del gol de Santillana.Nadie duda de que el Barcelona ha terminado la temporada en gracia. Anoche no hizo el partidazo de una semana antes ante el Atl¨¦tico de Madrid, entre otras razones, porque anoche no tuvo ninguna necesidad de esforzarse. Alfredo Di St¨¦fano -de cuya renovaci¨®n, en estos momentos, puede estar arrepinti¨¦ndose Luis De Carlos- le puso las cosas f¨¢ciles, muy f¨¢ciles. La Saeta Rubia se decidi¨® por los guerrilleros y tuvo la osad¨ªa de alinear incluso a dos jugadores que, como Ito o Portugal, figuraron hasta hace muy pocos d¨ªas en la lista de transferibles. Di St¨¦fano pretendi¨® alargar el 0-0 hasta el minuto 120 y ganar el ¨²ltimo trofeo que le quedaba por perder en la tanda de penaltis. Demasiado para su cuerpo. El Madrid salt¨® al campo con un s¨®lo delantero (lto) y multitud de centrocampistas, que intentaban hacer de todo y no hicieron nada.
Para mayor divertimiento del cuadro local, el marcaje fue zonal y eso favoreci¨®, l¨®gicamente, al conjunto que tuvo mejores individualidades sobre el campo, el Barcelona. Bernd Schuster hizo lo que quiso y donde quiso durante todo el partido. S¨®lo hubo partido durante los primeros 45 minutos. Mientras el Madrid dejaba transcurrir el tiempo, el Barcelona jugaba con tranquilidad, sin precipitaciones. Sus hombres se pasaban el bal¨®n en el centro, retras¨¢ndolo si era necesario, en espera de que los delanteros, como dice con su gracejo argentino Cesar Luis Menotti, crearan zonas de distracci¨®n sus centrocampistas iniciaran el sprint hacia delante esperando el pase de la muerte de su compa?ero. El Madrid carec¨ªa de esquema ofensivo y, cuando recuperaba el bal¨®n, se ve¨ªa obligado a intentar absurdas jugadas individuales o desplazamientos largos sin sentido pr¨¢ctico.
Despu¨¦s de que Maradona ante el silencio general, lanzara u?a falta, en el minuto 10, que oblig¨® a Agust¨ªn a volar hasta su escuadra izquierda, llegaron los dos goles barcelonistas. Faltaban nada m¨¢s y nada menos que 65 minutos de juego. El Madrid quiso entonces atacar, pero no supo con qu¨¦, ni c¨®mo, de qu¨¦ modo y por d¨®nde. Menotti pens¨® que aquel rival era incapaz de marcar y prefiri¨® dejarse dominar para contragolpear con peligrosidad. Esa ser¨ªa la t¨®nica del resto de minutos. A excepci¨®n del gol blanco, las oportunidades ser¨ªan barcelonistas. Maradona, en el minuto 45, hizo juegos malavares con el bal¨®n, cedi¨® con una, chilena a Alonso, quien a bocajarro forz¨® el parad¨®n de Agust¨ªn. V¨ªctor, en el minuto 58, quiso driblarse a Agust¨ªn cuando estaba totalmente s¨®lo y fall¨®. V¨ªctor no es Maradona, desde luego. A los 67, en un fallo defensivo del Madrid, Agust¨ªn volvi¨® a lucirse a tiro de: Maradona, quien, cuando ya se cumpl¨ªa el tiempo, intent¨® el m¨¢s dificil todav¨ªa y fall¨® una gran ocasi¨®n.
El Madrid, que no supo aprovechar la concesi¨®n que le hizo e Barcelona de llevar la batuta de encuentro, marc¨® en la ¨²nica jugada que hizo. Lo dem¨¢s fue voluntad, coraz¨®n y poco m¨¢s. Los jugadores blancos parec¨ªan tener ganas de olvidar cuanto antes esta temporada, en la que han perdido cinco t¨ªtulos y ca¨ªdo cuatro veces ante el Barcelona, arrancando ¨²nicamente un empate en el Bernab¨¦u. El caos madridista lleg¨® hasta tales extremos que, en dos lance del encuentro, Juan Jos¨¦ e Isidro pidieron el bal¨®n a sus compa?eros, sin darse cuenta de que estaban fuera del terreno de juego Cuando recibieron el pase, el ¨¢rbitro se vio obligado a pitar fuera de banda. Mientras los empleado del Barcelona se lamentaban de que "esta copa no nos supondr¨¢ paga extra como la del Rey, por que N¨²?ez no la considera importante", algunos se retiraban la mentando haber visto el peor Madrid de toda su historia. Y es que anoche, la camiseta de Paco Gento la llevaba un tal Portugal.
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