La Crida a la Solidaritat, de la apoteosis al fracaso
La plataforma nacionalista catalana puede acabar como germen de un partido independentista o en ap¨¦ndice de Converg¨¦ncia
Dos a?os despu¨¦s de que la Crida a la Solidaritat lograse reunir en el campo del F¨²tbol Club Barcelona a unas 100.000 personas bajo el lema de Som una naci¨® (Somos una naci¨®n), la plataforma nacionalista radical catalana atraviesa una profunda crisis. El fracaso del acto celebrado el pasado d¨ªa de san Juan en la plaza de toros Monumental de Barcelona ha provocado la ruptura de la anterior unanimidad entre las 1.300 entidades adheridas.
Despu¨¦s del fracaso de la ¨²ltima convocatoria de la Crida a la Solidaritat (Llamamiento a la Solidaridad), que logr¨® reunir apenas 10.000 personas en la plaza Monumental de Barcelona, hace una semana, la plataforma nacionalista radical catalana est¨¢ atravesando una profunda crisis. Trece de las entidades m¨¢s significativas adheridas al movimiento suspendieron el pasado martes su participaci¨®n en los ¨®rganos de la Crida. Los actuales coordinadores, llamados asamblearios y comandados por Angel Colom, uno de los fundadores de la Crida, acusan a estas entidades cr¨ªticas de querer convertir al movimiento en la plataforma de masas de Converg¨¦ncia Democr¨¢tica de Catalunya (CDC). Los cr¨ªticos afirman que los asamblearios quieren transformar la organizaci¨®n en un partido pol¨ªtico independentista.
La Declaraci¨®n del Paraninfo
Este fin de semana se celebra en Perpi?¨¢n u?a asamblea de entidades en donde se discutir¨¢ la organizaci¨®n y la estrategia pol¨ªtica de la Crida en el futuro. Algunas entidades cr¨ªticas, a pesar de la postura de no acudir a la asamblea, deseaban participar en los debates. Los asamblearios no ocultan sus simpat¨ªas por los independentistas, aunque no han hecho nada a¨²n por transformar la Crida en un partido. Los cr¨ªticos, m¨¢s intransigentes en sus posiciones, aunque no desean, seg¨²n repiten constantemente, escindirse del movimiento y destruir, quiz¨¢ para siempre su car¨¢cter vagamente unitario.
La Crida a la Solidaritat nace, al menos oficialmente, el 18 de marzo de 1981 en una asamblea popular que se celebra en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona. En aquella reuni¨®n se aprueba una declaraci¨®n en defensa de la lengua, la cultura y la naci¨®n catalanas, a la que se adhieren unas 1.300 entidades catalanas de muy distinto signo: desde partidos pol¨ªticos, como el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), pasando por clubes de f¨²tbol, como el FC Barcelona, hasta asociaciones culturales, como el Omnium o Xarxa Cultural.
?Qu¨¦ hab¨ªa provocado esta unanimidad entre instituciones tan diversas y con fines tan distintos? "El 12 de marzo de 1981 se public¨® en Diario 16 un escrito, firmado por 2.300 personas (no todas ellas intelectuales, como se las identific¨® entonces) de lengua castellana y residentes en Catalu?a, en el que se denunciaban los intentos de dar, aqu¨ª, un papel preponderante al catal¨¢n en detrimento del castellano", explica ?ngel Colom, uno de los iniciadores de la Crida. Esta carta -conocida como el Manifiesto de los 2.300- tiene efectos contrarios a los que parecen desear sus autores: en pocos d¨ªas se gesta el nacimiento de una plataforma de masas, nacionalista y radical, una coordinadora de movilizaci¨®n.
'Som una naci¨®'
Muchas de las entidades firmantes se siguieron reuniendo con el objetivo de velar para que la Declaraci¨®n del Paraninfo se cumpliera en todos sus puntos. Despu¨¦s de un peque?o fracaso en la convocatoria del d¨ªa de Sant Jordi de 1981, las aproximadamente 40 entidades que dinamizaban m¨¢s la Crida deciden realizar un gran acto el 24 de junio, convocado conjuntamente con los partidos pol¨ªticos, para reivindicar que Catalu?a era una naci¨®n, que se celebra en el estadio del Barcelona.
El lema de la concentraci¨®n, Som una naci¨®, es un gran acierto porque no compromete excesivamente a ninguna de las fuerzas pol¨ªticas, y les permite, sin ninguna pirueta ideol¨®gica, apoyar el acto, y porque es un buen resumen del sentimiento difuso que existe sobre la necesidad de defender las libertades y las instituciones de Catalu?a.
El acto del Camp Nou es un gran ¨¦xito, el mayor que conseguir¨ªa la Crida en su breve historia. Cerca de 100.000 personas asisten a la concentraci¨®n, a pesar de que hab¨ªa que pagar entrada y de que hasta el ¨²ltimo momento el entonces delegado del Gobierno en Catalu?a, el centrista Juan Rovira Tarazona, no concede el permiso. Tampoco la Junta Directiva del Bar?a se da mucha prisa en facilitar su estadio, aunque las octavillas de la Crida citaban al p¨²blico en el campo desde muchos d¨ªas antes al 24 de junio.
Es la apoteosis de la Crida, la primera y ¨²ltima vez en que se demuestra capaz de aglutinar a todos los nacionalistas catalanes, desde Converg¨¦ncia hasta los peque?os partidos extraparlamentarios, pasando por socialistas y comunistas.
La pol¨¦mica LOAPA
A finales de 1981, se inicia la discusi¨®n de la ley org¨¢nica para la Armonizaci¨®n del Proceso Auton¨®mico, la pol¨¦mica LOAPA. La Crida decide convocar una manifestaci¨®n en contra de la ley antes de que finalice el a?o, lo que provocar¨¢ el enfriamiento de las relaciones con el PSC y su posterior desvinculaci¨®n del movimiento. Converg¨¦ncia Democr¨¢tica de Catalunya (CDC), debido a su protagonismo y fuerza en la oposici¨®n de la LOAPA, consigue llevar a la organizaci¨®n por el camino por ella deseado.
Primero, retrasa la manifestaci¨®n hasta el 14 de marzo del a?o siguiente, amenazando con desvincularse de la Crida si no se realiza antes una campa?a de sensibilizaci¨®n. Luego protagoniza la manifestaci¨®n y logra que se interprete como un respaldo a su pol¨ªtica.
El abandono del PSC, el protagonismo de Converg¨¦ncia y la poca habilidad del PSUC consiguen desanimar a un gran n¨²mero de entidades que hasta entonces dinamizaban la Crida. Los grupos, individuos y entidades que se identifican con opciones m¨¢s nacionalistas y de izquierdas inician una ofensiva interna para ocupar los organismos del movimiento. En pocos meses, la Crida abandona el patrocinio de Converg¨¦ncia y adopta acciones en defensa de la lengua, la cultura y la naci¨®n catalana de signo m¨¢s radical.
La manifestaci¨®n de la Diada de Catalu?a del 11 de septiembre ser¨¢ el lugar donde la Crida se enfrentar¨¢ en mayor medida a los partidos pol¨ªticos. La Crida pide encabezar la manifestaci¨®n con el lema de la autodeterminaci¨®n. Los partidos se niegan y entonces la Crida solicita por su cuenta el permiso para la manifestaci¨®n antes de que lo hagan las fuerzas pol¨ªticas.
La divisi¨®n
Las primeras voces cr¨ªticas se oyen pronto: la entidad con mayor n¨²mero de socios que trabaja efectivamente en la Crida, el Omnium Cultural, pide que el movimiento se organice, elija un secretariado permanente y abandone gran parte de sus presupuestos asamblearios. La propuesta es rechazada, pero nuevas organizaciones se suman a la petici¨®n. Son los llamados cr¨ªticos.
El 23 de abril, d¨ªa de S ant Jordi, la Crida convoca a una concentraci¨®n en la plaza de Sant Jaume de Barcelona, ante las sedes de la Generalitat y el ayuntamiento, en defensa de la lengua. Las declaraciones del secretario de la Presidencia del Gobierno, Julio Feo, y el hecho de que se est¨¦ en plena campa?a electoral, hacen que la concentraci¨®n, de unas 12.000 personas, se desarrolle entre una gran tensi¨®n. Finalizada la concentraci¨®n, unos 1.500 independentistas se dirigen a las cercanas Ramblas y queman una caseta del PSC, despu¨¦s de agredir a varios de los socialistas que all¨ª se encuentran. El candidato socialista a la alcald¨ªa, Pasqual Maragall, califica los hechos de "fascismo" y recuerda que "el totalitarismo ha ido siempre de la mano del nacionalismo". El presidente de la Generalitat hab¨ªa declarado pocos d¨ªas antes que "a los catalanes no nos respetan porque no somos violentos".
Y, despu¨¦s, el acto de la Monumental. Unas p¨¦rdidas econ¨®micas de unos 20 millones de pesetas, debido al fracaso de la gira de Mikis Theodorakis por Espa?a, que patrocinaba la Crida, y la asistencia de menos de 10.000 personas, la mayor¨ªa independentistas, provocan una crisis interna que no augura d¨ªas felices para la Crida.
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