Los rojos
Estaban all¨ª, como si dij¨¦ramos, los rojos, a ver si me entiendes, en el c¨®ctel anual/matinal del Politbur¨®, c¨®mo te lo dir¨ªa, y el c¨®ctel, por primera vez desde que Carrillo llev¨® la peluca al Rastro, aparec¨ªa partido por gala en dos, como sin querer, sosteni¨¦ndose en equilibrio como dice Sartre que se sostienen los astros unos a otros, por mutua desconfianza. O sea, que Santiago con su camisa/Batista, que le queda se?or y bien, y le digo que me pida un whisky y me dice que los whiskies son ahora cosa del otro sector, pero nos trae el whisky una peque?ita, y que sean dos, sin agua, en fin, no nos movemos entre ex¨¢gonos, como otros a?os, sino que de la geometr¨ªa cartesiana hemos pasado a la kepleriana, esto es, aquello era una elipse, en una punta Santiago y en la otra Gerard¨ªn, salvo aproximaciones como conjunciones de astros, entre el personal, Pepe Sacrist¨¢n, Esperanza Alonso, tan bella de blanco, Lauro Olmo, la basca, y es cuando el saludo tenso Santiago/Sim¨®n, que todos tienen nombres pescadores de ap¨®stoles, como bautizados por aquel reformista jud¨ªo, y la elipse vuelve a ser una fiesta de ex¨¢gonos cuando Gerard¨ªn me saluda cordial o Dolores nos da unos besos, las adolescentes que han echado pechos este verano, con la insignia atroz sobre el seno izquierdo, roban posters, revistas, programas, y nadie pasa con nada de beber, y Eduardo Rico, entra?able, me dice que ha venido a saludar a Santiago, y el doctor Caldas me habla de los pol¨ªticos con carisma -supongo que se refiere a Santiago-, y nos hac¨ªan fotos, "altas son y reluc¨ªan", en ese inesperado y asombroso cambio de tiempo verbal, primitivo castellano, est¨¢ el secreto clavicordial de toda la m¨²sica de una lengua. Omar Butier, el pintor Clavo, Bardem, Samuel Abad, que me trae y me lleva en su coche, socialista de 45 a?os, gran corredor de fondo que no quiere vivir en soledad.-Yo jam¨¢s he dicho lo de "socialfascismo", Paco, es una calumnia -me explica Santiago.
Los de otros a?os -?m¨¢s, menos?-, todos tocados de ala, todos heridos, todos con la Haga en el costado de tergal, "vamos a ver qu¨¦ arreglo tiene esto, Paco", pero saben que tiene mal arreglo, la izquierda le ha hecho unos funerales inversos a Carrillo, como la derecha se los hizo a Su¨¢rez, y a los muertos sin sepultura nadie los sustituye. Dejad que los muertos entierren a sus muertos, el party/funeral transcurr¨ªa entre ex¨¢gonos de luz, de sombra, entre fotos de Hegel, abrazos del cura Llanos y besos de compromiso. Lo tengo escrito: Espa?a no recupera nada, ni pol¨ªticos ni escritores. Francia tiene ah¨ª siempre toda la n¨®mina, vigente, lo mismo salta V¨ªctor Hugo que Ren¨¦ Coty (el doctor Sober¨®n, mi amigo, m¨¦dico rural, se ha comprado un elegante traje Christian Dior), pero Dior muri¨® hace muchos a?os, Espa?a se empobrece, el paisaje se desertiza, estamos siempre empezando por el principio, Luis Miguel Domingu¨ªn alquilar¨ªa su finca, dicen, a los extranjeros que dan un mill¨®n por noche, para cazar venados, con telerrifie, deslumbrados por los faros del coche. Un pa¨ªs tan dado al telerrifle nocturno tiene mal arreglo, vuelve la mixomatosis a los conejos y vuelve Inmaculada Ans¨®n a las cenas de medianoche. Estaban, ya digo, en la ma?ana p¨²blica y feriada, entre ex¨¢gonos de hegeliana geometr¨ªa, deselegidos de la Historia, intercambiando abrazos marchitos y tel¨¦fonos que ya no son los de la clandestinidad. No habr¨ªa que empobrecer la democracia, no habr¨ªa que fomentar el sagastacanovismo, entre otras cosas, porque no tenemos ni un C¨¢novas ni un Sagasta. Las "tribus alcarre?as" de los partidos han empezado a hacer se?ales de humo a la sociedad espa?ola, izquierda/derecha, que passa mucho. Se han ganado unas elecciones y ha habido t¨¦ para todos. Ahora falta la simpat¨ªa. Los rojos iban/ven¨ªan, entre ex¨¢gonos de dial¨¦ctica y ni?as mil¨ªtantes, con la conciencia hist¨®rica quebrada.
El psocialismo, quiz¨¢, necesita un pec¨¦ que le ladre a Reagan. Pero en la reserva espiritual no hay ya un cubata.
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