And¨²jar crea una junta de seguridad para combatir el elevado consumo de hero¨ªna
El consumo de hero¨ªna ha comenzado a constituir una obsesi¨®n para la ciudad jiennense de And¨²jar, y particularmente para su alcalde, Pedro Calero, que ha conseguido del gobernador civil de la provincia la creaci¨®n de una junta local de seguridad. Una vieja tradici¨®n contrabandista, la equidistancia de la localidad entre Madrid y el Campo de Gibraltar, y la propia crisis socioecon¨®mica de la ciudad se unen para provocar este efecto.
And¨²jar, en la ruta de Andaluc¨ªa, es desde el siglo XV algo as¨ª como el gran punto de encuentro entre los tr¨¢ficos Andaluc¨ªa-Castilla y Cast¨ªlla-Andaluc¨ªa. "Aqu¨ª hay m¨¢s gente apellidada Exp¨®sito que en cualquier otro punto de Espa?a", afirma su alcalde, el pol¨¦mico Pedro Calero, que protagoniz¨® importantes incidentes con dos alcaldes de su propio partido en el per¨ªodo anterior a las ¨²ltimas elecciones municipales. "Esta era una ciudad de encuentro de contrabandistas, que tra¨ªan hasta aqu¨ª su mercanc¨ªa y la vend¨ªan a los que bajaban de Castilla para comprarla o cambiarla por otras cosas. Estaba llena de ventas y corr¨ªa el dinero. Aqu¨ª hab¨ªa mucha gente de paso. Por eso hay muchos Exp¨®sitos".Ahora llega tabaco rubio de Huelva, art¨ªculos de bazar de Ceuta y hach¨ªs, sobre todo hach¨ªs, de Marruecos. Y, como ocurre en La L¨ªnea, en muchas ocasiones quienes controlan los grandes circuitos de la droga deciden introducir una como pago de otra, y la hero¨ªna sirve para pagar el hach¨ªs. Las consecuencias de esto son tr¨¢gicas en La L¨ªnea, donde el n¨²mero de fallecimientos por sobredosis es espectacular, y And¨²jar ha comenzado a resentirse.
En esta ciudad de 35.000 habitantes el n¨²mero de delitos ha comenzado a subir. Raro es el d¨ªa que no hay dos o tres tirones o asaltos en plena calle, y los atracos a comercios son cada vez m¨¢s frecuentes. En la plaza del pueblo no es dif¨ªcil encontrar, de madrugada, alguna jeringuilla en el suelo, y cada vez son m¨¢s los muchachos que buscan las 15.000 pesetas diarias que necesitan para pincharse.
"Este es un pueblo peque?o y nos conocemos todos. Yo s¨¦ de 12 personas que viven aqu¨ª y est¨¢n empadronadas en Ceuta. Conozco a los que se dedican a comprar objetos robados. S¨¦ de seis pisos donde se trafica con la hero¨ªna, e incluso me atrever¨ªa a decir los nombres de las personas que lo hacen. Tambi¨¦n conocemos los puntos de la ciudad que frecuentan los yonquies. Pero, y no me interprete mal, creo que la polic¨ªa se encuentra con grandes inconvenientes por parte de la judicatura para llevar a cabo su tarea. La ¨²nica manera de conseguir una detenci¨®n es coger a la persona con las manos en la masa, y eso es dif¨ªcil si no se pinchan los tel¨¦fonos. Y, mientras, sufrimos un deterioro progresivo del nivel de seguridad ciudadana, que es aprovechado por las personas que est¨¢n contra la democracia, y la culpan a ¨¦sta de todo. Un tir¨®n hoy, un apu?alamiento ma?ana, un asalto a una farmacia pasado... Esas son cosas que acaban con una ciudad".
El capit¨¢n de la Guardia Civil, el de la Polic¨ªa Nacional, el comisario jefe de Polic¨ªa y el propio alcalde constituyen esa junta local de seguridad, que se re¨²ne cada semana para estudiar la forma de atacar el problema. "Combatir a la droga no es f¨¢cil. Los americanos lo est¨¢n haciendo desde hace mucho, y no parece que est¨¦n mejor que antes. Pero hay que intentarlo".
Suicidio abortado
La dotaci¨®n de un coche patrulla de la Polic¨ªa Nacional evit¨® ayer en Sevilla que un hombre de 46 a?os llevase a cabo su prop¨®sito de suicidarse arroj¨¢ndose desde uno de los balcones de la Giralda. La polic¨ªa lleg¨® al lugar, avisada por unos visitantes de la torre, cuando un hombre, cuyo nombre responde a las iniciales E.G.R., se hallaba dispuesto para arrojarse al vac¨ªo.
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