Demasiado para un juez
"Es usted el juez argentino m¨¢s odiado por los militares. No estoy en condiciones, en estos momentos, de garantizar su seguridad". Estas palabras del general L¨®pez Dom¨ªnguez invitaron al juez federal Pedro Narv¨¢iz a abandonar Argentina en diciembre de 1982, seg¨²n ha manifestado ¨¦l mismo en Madrid, donde ha fijado temporalmente su residencia. Cuando abandon¨® su pa¨ªs, Narv¨¢iz llevaba un proceso contra el almirante Emilio Massera y otro contra el ex ministro de Econom¨ªa, Jos¨¦ Mart¨ªnez de Hoz.
Pedro Narv¨¢iz est¨¢ convencido de que el general L¨®pez Dom¨ªnguez no hizo m¨¢s que cumplir las ¨®rdenes que le hab¨ªa dado el comandante en jefe del Ej¨¦rcito, teniente general Cristino Nicolaides, con quien hab¨ªa tenido numerosos enfrentamientos en relaci¨®n con una investigaci¨®n sobre casos de desaparecidos en la 9? Brigada, con base en Comodoro Rivadavia (al sur del pa¨ªs). Narv¨¢iz hab¨ªa solicitado a Nicolaides una lista de los oficiales que estaban asignados en esa Brigada en el a?o 1977, cuando se produjeron las desapariciones, a lo que el comandante en jefe se neg¨® reiteradamente. Esta es, seg¨²n el criterio del juez Narv¨¢iz, la causa de las presiones que le obligaron a salir de Argentina.En Argentina, muchos relacionaron, sin embargo, la salida del juez federal con su responsabilidad sobre los casos de Massera y Mart¨ªnez de Hoz. El ex superministro, l¨ªder de lo que los argentinos llaman los Chicago boys (seguidores de la escuela de Chicago), est¨¢ sometido a un proceso por incumplimiento de los deberes del funcionario p¨²blico, en relaci¨®n con la desaparici¨®n de cerca de 700.000 millones de pesetas.
El juez Narv¨¢iz no hab¨ªa descubierto antes de su salida de Argentina elementos para hablar de la conexi¨®n entre Mart¨ªnez de Hoz, Massera y la P-2; tan s¨®lo elementos sueltos de diferentes actuaciones ilegales de cada uno de los dos personajes. As¨ª, supo que el gran maestro de la P-2, Licio Gelli, se vio por primera vez con Massera en Buenos Aires por indicaci¨®n del general Per¨®n. Descubri¨® las pruebas que conducen a Massera en el caso Branca (ver EL PAIS del pasado 3 de julio), principalmente las declaraciones de las personas a las que el empresario y marido de la amante de Massera dijo que hab¨ªa sido invitado a navegar por el entonces jefe de la Armada.
Narv¨¢iz no tiene todos los cabos atados. S¨®lo dispone de sospechas, del presentimiento de que se estaba metiendo en la boca de un lobo grande y poderoso. Nicolaides, desaparecidos, millones perdidos, Mart¨ªnez de Hoz, Massera, asesinatos..., demasiado para un juez en Argentina.
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