"Podemos esperar un mejor cumplimiento sovi¨¦tico de la Declaraci¨®n de Madrid"

Pregunta. La opini¨®n formada sobre esta Conferencia es la de que ustedes se han dedicado durante cerca de tres a?os a sestear mientras el mundo se derrumbaba a su alrededor.Respuesta. Yo s¨¦ que damos la imagen de 35 gorrones discutiendo sobre el sexo de los ¨¢ngeles. En el fondo, la Conferencia consiste enunas medidas, muy f¨¢ciles de conseguir, que son las de cooperaci¨®n t¨¦cnica y econ¨®mica, y otros puntos muy dif¨ªciles entre los que, aunque el de la seguridad se las trae, el campo de los derechos humanos es casi un imposible. En la pr¨¢ctica se enfrentan dos mundos, y lo que Occidente est¨¢ pidiendo cada d¨ªa es una especie de mea culpa de los pa¨ªses del Este. Es muy dif¨ªcil pedirle a una gran naci¨®n que, en p¨²blico y por escrito, diga, como si fuese un ni?o peque?o ante la confesi¨®n: me acuso, padre, de que, en efecto, no he respetado a los disidentes y he metido en la c¨¢rcel a muchos; me acuso, padre, de que sacudo un estacazo en cuanto alguien se menea a disgusto m¨ªo; me acuso, padre, de que cuando los jud¨ªos de mi pa¨ªs quieren emigrar a Isrsael o a donde sea no les doy visado; me acuso, padre, de que cuando una rusa se quiere casar con un periodista espa?ol, pongo por caso, hay que ver las chinas que le pongo en el camino; me acuso, padre, de que cuando la abuelita quiere reunirse con sus nietos que est¨¢n all¨¢ en el mundo libre no la dejo marcharse. Conseguir todo esto no es que sea dif¨ªcil, es que es imposible. Por eso, de aqu¨ª no sale nunca un lenguaje claro, y cada adjetivo, cada coma, se convierte en una posici¨®n militar estrat¨¦gica. Yo comprendo que todo esto hace dif¨ªcil que el gran p¨²blico pueda comprender un documento final que seguir¨¢ siendo un texto en el que har¨¢ falta una persona que te sople, por ejemplo, que este p¨¢rrafo tan raro y que tiene una redacci¨®n tan confusa se refiere a los disidentes. ?Y por qu¨¦ no habla de disidentes?, se preguntar¨¢. Pues no habla de disidentes porque si lo dice con ese nombre no hay p¨¢rrafo.

'Un triunfo para Occidente'

P. ?Y c¨®mo explica usted que el documento aprobado sea importante, pese a estas limitaciones?

R. Creo que este documento es un triunfo para Occidente. El primer triunfo es que durante las negociaciones se haya dado mucha le?a oratoria, y esa labor de censura contra los desmanes, sobre todo los desmanes contra los derechos humanos, surte alg¨²n efecto. Mientras hemos estado en esto seha dado la circunstancia de que una crisis como la polaca no se ha traducido en una intervenci¨®n militar, y ha habido otros ejemplos, no tan lejanos, en los que s¨ª se tradujo, y estoy hablando de Hungr¨ªa y de Checoslovaquia.

En el documento se ha recogido nada menos que el principio de la libertad de asociaci¨®n sindical, que est¨¢ recortad¨ªsimo y lleno de eufemismos. Pero se trata de comprender que vivimos en dos mundos distintos. El mero hecho de que haya un p¨¢rrafo que no es inaceptable para nosotros sobre ese tema es un enorme ¨¦xito. Hay unos p¨¢rrafos muy expl¨ªcitos en relaci¨®n con el terrorismo en los que los Estados se comprometen a no financiar, a no albergar al terrorismo. Ah¨ª hay un compromiso escrito en esa l¨ªnea; y yo, a este respecto, me permito recordar que cuando una naci¨®n acepta comprometerse por escrito a abstenerse de cometer un acto, eso es un freno, y por mi experiencia en concreto, ese tipo de compromiso ha sido siempre un freno para la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que ha tenido siempre a gala que cuando dice: "Tal cosa no la voy a hacer", no la hace; quiz¨¢ har¨¢ otra, pero no ¨¦sa.

El documento incluye tambi¨¦n dos reuniones de expertos y una conferencia. Una de las reuniones, la de contactos humanos, es muy importante para la felicidad del individuo, para la abuelita esa a la que no se deja salir, para la novia a la que no se le permite casarse con el hombre del que se ha enamorado, y esto son millones de personas que est¨¢n siendo profundamente desgraciadas. Al lado de eso est¨¢ la conferencia de desarme, menos importante para la felicidad del individuo aislado, pero m¨¢s importante para todos nosotros porque de ella deben derivarse un clima menos sombr¨ªo.

P. ?Cu¨¢les han sido los momentos m¨¢s dif¨ªciles por los que ha atravesado la CSCE?

R. Ha habido un momento muy grave cuando la declaraci¨®n de la ley marcial en Polonia. En ese momento se acababa de presentar la primera versi¨®n del RM-39; gustaba a todo el mundo, pero, de la noche a la ma?ana, se convirti¨® en inaceptable. Eso provoc¨® una suspensi¨®n desde marzo hasta noviembre de 1982. Cuando yo entr¨¦ en liza, el pasado noviembre, hubo todav¨ªa momentos de un lenguaje polemizador, muy duro, en el que yo ya no particip¨¦. Consider¨¦ que eso ya hab¨ªa sido dicho, y muy claramente, por mi amigo y antecesor Javier Rup¨¦rez y que la partida a jugar despu¨¦s del discurso del 8 de febrero de Mor¨¢n era otra.

'M¨¢s f¨¢cil sin superpotencias'

P. ?Sin la participaci¨®n en la reuni¨®n de la URSS y EE UU, hubiese sido m¨¢s f¨¢cil el acuerdo?

R. S¨ª, no cabe duda. Primero, porque son dos colosos que est¨¢n en un ring, aunque, gracias a Dios, sin llegar a las manos. Segundo, porque los colosos pertenecen a dos ideolog¨ªas diametralmente opuestas. Tercero, porque hay problemas de amor propio que a veces complican mucho las cosas.

P. ?Qu¨¦ argumentos utiliz¨® para acercar a los representantes de EE UU y la URSS?

R. El de que, con independencia de lo que piensen las grandes potencias, Europa necesita la paz, la tranquilidad y la serenidad. Y ¨¦sta ha sido la raz¨®n por la que unos y otros se han entendido. Ahora yo creo que podemos confiar en un mejor cumplimiento sovi¨¦tico de la Declaraci¨®n de Madrid que delActa Final de Helsinki de 1975.

P. ?Ha sido usted el occidental m¨¢s receptivo a las exigencias del Este?

R. En cierto modo, s¨ª, y me precio de ello, pero no he sido el ¨²nico. En mi l¨ªnea han estado el jefe de la delegaci¨®n noruega y el de la delegaci¨®n danesa, o el jefe de la delegaci¨®n alemana.

P. ?Les ha ocasionado esta act¨ªtud alg¨²n problema dentro de su grupo?

R. Problemas los tenernos todos, pero ninguno insalvable.

P. Me refiero a si Estados Unidos ha pensado en alg¨²n momento que la propuesta espa?ola iba demasiado lejos y deprisa.

R. Gracias a Dios, no. El comentario un¨¢nime de los occidentales sobre la propuesta espa?ola ha sido el de valiente y oportuna.

P. ?Cu¨¢l fue el gran acierto de la propuesta del presidente Gonz¨¢lez?

R. La propuesta espa?ola, en definitiva, son las ¨²ltimas enmiendas occidentales un poco recortadas. No es casualidad que esta propuesta quisiera mantener una cierta ambig¨¹edad sobre el tema de la reuni¨®n de contactos humanos. Eso fue deliberado y eso fue el acierto de la propuesta.

P. ?No se consult¨® con nadie la iniciativa?

R. No. No se pod¨ªa consultar con nadie. Mire usted, si se llega a consultar hubiese nacido muerta.

P. ?Encontr¨® objeciones en el Gobierno a la hora de presentar la iniciativa?

R. Nunca. Al contrario, el ministro me urg¨ªa.