El Reino Unido aplaza indefinidamente el vertido de residuos radiactivos frente a las costas gallegas

El Gobierno brit¨¢nico no piensa encomendar al Ej¨¦rcito la tarea de lanzar al oc¨¦ano residuos radiactivos, lo que quiere decir que ha quedado paralizada indefinidamente la operaci¨®n de vertido de 3.680 toneladas de desechos nucleares en la fosa atl¨¢ntica, situada a 700 kil¨®metros de las costas gallegas. Aunque no existe confirmaci¨®n oficial por parte de las autoridades de Londres, que permanecen en silencio, ¨¦sta es la opini¨®n recogida por EL PAIS en medios pol¨ªticos y ecologistas de? Reino Unido. Los bidones contaminantes, almacenados actualmente en las instalaciones militares de Bicester, podr¨ªan ser trasladados de nuevo al centro de investigaci¨®n nuclear de Harwell, cerca de Oxford.

La atenci¨®n se centra ahora en B¨¦lgica, pa¨ªs que tiene previsto lanzar el pr¨®ximo 29 de agosto, en la misma fosa, 3.290 toneladas de residuos propios y 1.200 procedentes de Suiza. Si B¨¦lgica renuncia a este vertido, el Reino Unido se ver¨¢ obligado a enterrar sus residuos en alg¨²n lugar de su propio territorio.La moment¨¢nea victoria de los grupos contrarios a los vertidos radiactivos del oc¨¦ano se debe, fundamentalmente, a la actitud solidaria de los sindicatos brit¨¢nicos y, sobre todo, de la Uni¨®n Nacional de Marineros (NUS), que se neg¨® a proporcionar tripulaci¨®n para el barco Atlantic Fisher, encargado de realiar el vertido.

El secretario general del NUS Jim Slater, ha mantenido una actitud firme, se?alando que ni uno solo de sus afiliados aceptar¨¢ trilar el buque si no existe la seguridad, cien por cien, de que los vertidos son inocuos. Slater, que ha recibido muestras de apoyo de movimientos ecologistas y personalidades cient¨ªficas de todo el mundo, consigui¨® tambi¨¦n el apoyo del poderoso sindicato de transportes, el m¨¢s gran de del Reino Unido y de Europa occidental, que orden¨® asimismo a sus afiliados que se negaran a transportar por carretera o por ferrocarril los bidones.

La negativa de los sindicatos coloc¨® al Gobierno brit¨¢nico en una posici¨®n delicada. La ¨²nica forma de respetar los plazos se?alados inicialmente para el vertido hubiera sido ordenar al Ej¨¦rcito el traslado de los bidones hasta el puerto de embarque y encargar a la Royal Navy la tripulaci¨®n del buque. En alg¨²n momento los portavoces del movimiento ecologista internacional Greenpeace temieron que Londres diera este paso. Las autoridades brit¨¢nicas parecen haber desechado por completo tal posibilidad, tal vez ante el p¨¦simo efecto pol¨ªtico que podr¨ªa tener tal medida. Se da la circunstancia, adem¨¢s, de que en las ¨²ltimas horas los medios d

comunicaci¨®n brit¨¢nicos, que permanecieron insensibles ante la protesta ecologista por los vertidos nucleares, est¨¢n prestando una gran atenci¨®n a los intentos de detener a varios militantes de Greenpeace por parte de un buque sovi¨¦tico al que pretend¨ªan impedir la caza de ballenas.

La ruptura del boicoteo sindical y un probable incidente con Greenpeace en el Reino Unido hubieran tenido mala acogida entre la opini¨®n p¨²blica brit¨¢nica e internacional, sobre todo teniendo en cuenta que el Reino Unido se est¨¢ saltando a la torera un acuerdo aprobado el pasado mes de febrero por el organismo internacional encargado de regular los vertidos nucleares. La Convenci¨®n de Londres aprob¨®, por mayor¨ªa de dos tercios, la suspensi¨®n de dichas pr¨¢cticas durante dos a?os para que los cient¨ªficos pudieran realizar mientras tanto nuevos estudios sobre los efectos del lanzamiento al oc¨¦ano de residuos radiactivos. El Reino Unido, B¨¦lgica y Suiza son los tres ¨²nicos pa¨ªses que ignoran esta recomendaci¨®n.