M¨¢s Espa?a
Del maldito embrollo entre la Espa?a oficial y la real proceden todos los barros. No hay dos Espa?as, claro. Pero ¨¦se es justamente el problema cochambroso, que dir¨ªa el gran Caro Baroja. Una de las m¨²ltiples Espa?as posibles siempre acaba imponiendo su criterio sobre la plural realidad. La Espa?a cat¨®lica, la militar, la aristocr¨¢tica, la mercantil, la industrial, la central, la dictatorial y las que se me olvidar¨¢n.Una nueva versi¨®n del agotador conflicto hist¨®rico entre lo oficial y lo real asoma su perfil impresentable en el escenario de los acontecimientos actuales. Es la confusi¨®n cada d¨ªa m¨¢s generalizada, m¨¢s interesada, entre la sociedad pol¨ªtica y la sociedad civil. Hasta el caso curioso -ins¨®lito en cualquier democracia moderna- de que no hay apenas rastros en la vida p¨²blica espa?ola de actitudes sencillamente civiles.
Los periodistas escriben y titulan para influir positiva o negativamente en la Administraci¨®n, los intelectuales se definen por negaci¨®n o coqueteo con el Gobierno, el sue?o de verano de un economista o soci¨®logo prestigioso es el poder, los escritores y artistas que no son invitados a los actos oficiales se sienten humillados y los que no pierden recepci¨®n creen que la proximidad con las figuras del Estado es el mejor s¨ªmbolo del ¨¦xito social. La mayor¨ªa de las opiniones escritas o habladas que transportan los medios de comunicaci¨®n incurren pelmazamente en el concreto g¨¦nero literario del comentario pol¨ªtico. Y el Gobierno y la oposici¨®n compiten en satelizar a cualquier ciudadano que destaque por algo. Los pol¨ªticos se fingen seres de la sociedad civil, y los pocos civiles p¨²blicos que en este pa¨ªs quedan malgastan el d¨ªa luchando contra el pegajoso vampirismo de los pol¨ªticos.
La pluralidad de un pa¨ªs no se demuestra exclusivamente en la proliferaci¨®n de siglas. Tan fundamental como la existencia de una sociedad pol¨ªtica es la realidad de una s¨®lida sociedad civil que hable, discuta, produzca y se reproduzca al margen de ese cochambroso centralismo de lo pol¨ªtico. En Espa?a existe una sociedad civil, pero en estos momentos carece de medios de expresi¨®n para manifestarse porque todos los canales de comunicaci¨®n est¨¢n ocupados por la sociedad pol¨ªtica.
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