El precio de la distensi¨®n

Las azafatas y camareros del Palacio de Exposiciones y Congresos de Madrid han tenido tiempo suficiente para simpatizar con personajes como Cezska, Kampelman, Saliba, Carasol, Kovaliov, Andropov y, sobre todo, Carmen Fontes, la musa de la delegaci¨®n espa?ola. Les han visto cuando estaban a punto de llegar a las manos por una coma mal interpretada y se despiden ahora de ellos con la promesa de visitar alg¨²n d¨ªa San Marino, Canad¨¢ o la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Los int¨¦rpretes y traductores volver¨¢n en septiembre a otros puestos de las Naciones Unidas. Los polic¨ªas trasladar¨¢n su mira telesc¨®pica a otras azoteas. La ¨²nica cara distinta que todos ellos han visto durante los tres ¨²ltimos a?os fue la de Raimundo Saporta cuando el f¨²tbol se impuso a la distensi¨®n en el verano de 1982.El secretario ejecutivo de la Conferencia de Madrid, Raimundo P¨¦rez Hernandez -que ha desarrollado en la sombra una labor imprescindible- asegura que, en contra de un sentimiento popular equivocado, esta reuni¨®n no s¨®lo no ha costado una fortuna a los espa?oles, sino que ha reportado beneficios. El alquiler del Palacio supone, aproximadamente, medio mill¨®n de pesetas diarios. Algo m¨¢s los d¨ªas de fiesta.

Los interpretes perciben un salario en torno a las 20.000 pesetas por cada d¨ªa de trabajo. A eso hay que a?adir el coste en concepto de seguridad, de la que se encargan las dos o tres compa?¨ªas (unos 300 hombres) que vigilan la sede de la reuni¨®n. Espa?a s¨®lo paga el 3,48% del total de los gastos. Los que m¨¢s pagan -el 8,80%, en moneda extranjera- son Estados Unidos, la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Reino Unido, Francia, Italia y Rep¨²blica Federal de Alemania.