Indiferencia de la poblaci¨®n polaca tras el levantamiento de la ley marcial
El levantamiento de la ley marcial en Polonia no ha provocado una reacci¨®n popular palpable en Varsovia, que ayer parec¨ªa una ciudad vac¨ªa, abandonada por los que aprovecharon la fiesta nacional del 22 de julio para hacer puente. En la Plaza del Mercado de la ciudad vieja, s¨®lo un anciano, Edmund Krajczynski, "ex combatiente, sargento de caballer¨ªa de la primera divisi¨®n que liber¨® Varsovia", mostraba entusiasmo por el levantamiento de la ley marcial. "Es lo mejor que pod¨ªa ocurrir, todo pas¨® y Polonia volvi¨® a la normalidad" declar¨® a este peri¨®dico.
Un grupo de campesinos, que pasaban ante la catedral, reaccion¨® con desconfianza a las preguntas. "No nos interesa la pol¨ªtica", dijeron al mismo tiempo que apresuraban el paso.Ante un puesto de fruta, un ingeniero hac¨ªa cola acompa?ado de sus nietas para comprar cerezas. Se mostr¨® reacio a responder, pero luego dijo entre dientes: "?Qu¨¦ importa que hayan levantado la ley marcial, si introducen nuevas leyes? Este es el meollo de la cuesti¨®n".
Aparentemente nada ha cambiado en Varsovia. La polic¨ªa abundaba ayer y cerr¨® el acceso a la Plaza de la Victoria donde tuvo lugar un acto militar ante la tumba del soldado desconocido. El general Wojciech JaruzeIski no es desde ayer presidente del Consejo Militar de Salvaci¨®n Nacional (WRON), porque el organismo ha quedado disuelto. JaruzeIski mencion¨® en su discurso del jueves ante la Dieta, la existencia de "dos Polonias".
El general parece haber salido fortalecido tras el desarrollo de los ¨²ltimos meses. JaruzeIski arriesg¨® mucho, pero gan¨® con la visita del Papa, que transcurri¨®, positivamente para ¨¦l. El problema que se le presenta ahora es ganar la confianza de la otra Polonia.
El envarado general
JaruzeIski se siente seguro y esta seguridad trasciende en su forma de actuar ante la Dieta, donde dijo que su cargo de primer ministro depende de la voluntad parlamentaria.
Hace d¨ªas, JaruzeIski, el envarado general, en una reuni¨®n ante j¨®venes en Gdansk, lleg¨® a hablar casi coloquialmente, sin discurso escrito, y se refiri¨® a sus a?os de juventud. La entrevista concedida anteayer a una cadena de televisi¨®n norteamericana es un dato m¨¢s que muestra la firmeza de JaruzeIski, que parece haber impuesto su l¨ªnea frente a los duros del partido. La figura del general JaruzeIski no es la de un dictador sanguinario, ni tampoco la de un pol¨ªtico corrompido, como otros en Polonia.
Hasta en las propias filas de la oposici¨®n polaca muchos est¨¢n convencidos de la buena fe del general en su actuaci¨®n al implantar la ley marcial bajo el peso del sacrificar mucho para salvar todo. Esto, sin embargo, no basta para recuperar la confianza de la sociedad polaca, donde el pueblo dice "ellos", al referirse a los que gobiernan.
La ley marcial ha desaparecido, pero los problemas de la vida cotidiana contin¨²an. Esto es lo que preocupa hoy a la mayor¨ªa de los polacos. Muchos -como los campesinos que pasaban ayer ante la catedral- no quieren saber nada de pol¨ªtica. No parece que Solidaridad pueda conseguir desde la clandestinidad grandes movilizaciones el pr¨®ximo agosto, pero tampoco el r¨¦gimen cuenta con el apoyo social necesario a pesar del levantamiento de la ley marcial.
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