Rigor en Catalu?a frente a los clandestinos
La Generalitat tiene plena competencia administrativa en la explotaci¨®n de los yacimientos arqu¨¦ol¨®gicos en Catalu?a. Durante el pasado a?o se han otorgado, desde el Servicio de Arqueolog¨ªa del Departamento de Cultura, unos 118 permisos de excavaci¨®n, sin contar los numerosos casos de las denominadas excavaciones de urgencia, aquellas que se descubren al iniciarse una obra p¨²blica o privada y que impiden -y en algunos casos paralizan completamente- continuar la construcci¨®n.Tanto los departamentos universitarios como el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas o el mismo servicio de la Generalitat participan en lo que puede calificarse de boom o renacimiento del inter¨¦s arqueol¨®gico.
Hubo, en los ¨²ltimos a?os, ciertos y graves acontecimientos que justifican este minucioso control que raya incluso en la exageraci¨®n. Por ejemplo, la construcci¨®n de la autopista del Vall¨¨s se hizo sobre un trazado que cruzaba una zona previsiblemente rica en yacimientos. Seg¨²n los profesionales en la materia, ha quedado enterrado bajo el cemento de la carretera y las modernas ¨¢reas de servicio un enigma del patrimonio arqueol¨®gico catal¨¢n. Ante tama?a irresponsabilidad, el Servicio de Arqueolog¨ªa se marc¨® un per¨ªodo de prospecci¨®n -de la que tampoco es ajena la que se hace en el mar- con el fin de establecer un inventario completo de lo que hay de valor en los diversos estratos terrestres:
Perdigones para despistar
Paralelamente a esta actitud oficial existe otra, la pirata o tambi¨¦n denominada excavaci¨®n clandestina. Un buen ejemplo de ella es el yacimiento de Can Borriac, en Matar¨®, donde la mano de los buscadores de metal ha destrozado pr¨¢cticamente toda la explotaci¨®n. Alguien afirm¨® que Catalu?a era un pa¨ªs demasiado informado. Cuando se descubre el m¨¢s insignificante canto rodado se anuncia a bombo y platillo y, como por arte de magia, aparecen la mafia de coleccionistas o extra?os negociantes de metales antiguos que, con sus ultramodernos detectores, se disponen a perforar tumbas y estructuras con el fin de dar con un maravilloso tesoro. No se sabe a ciencia cierta si encuentran algo, pero s¨ª consiguen destrozar incluso canteras importantes, como las de Emp¨²ries (Gerona), en donde se descubri¨® un t¨²nel subterr¨¢neo de inequ¨ªvoco origen.Se busc¨® una soluci¨®n con los perdigones. Se echaban quilos y quilos de peque?os balines en los yacimientos con el,fin de despistar los detectores. Pero este h¨¢bil sistema qued¨® superado por la t¨¦cnica. Es dif¨ªcil, por el momento, organizar un cord¨®n policial que frene esta curiosa pirater¨ªa. En todo caso, se se?ala como soluci¨®n a m¨¢s largo plazo una esperada desvalorizaci¨®n, en met¨¢lico, de las monedas antiguas y la confianza en una prolongada campa?a de sensibilizaci¨®n.
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