El prisionero de oro

Poco despu¨¦s de que terminara la visita oficial a Espa?a del presidente guineano, Teodoro Obiang, se hizo p¨²blico un comunicado en el que se dice que las relaciones hispano-ecuatoguineanas han entrado en una nueva fase muy constructiva (...)Obiang puede regresar satisfecho. Ha conseguido salvar a su pa¨ªs de una bancarrota inminente, al hacerse perdonar la deuda, aunque, l¨®gicamente, esta dispensa haya sido revestida de una posterior devoluci¨®n de los pr¨¦stamos, cuando las posibilidades de la econom¨ªa guineana lo permitan. Ha logrado que Espa?a siga financiando sus presupuestos, y todo ello a cambio de una promesa: conmutar la pena de muerte del sargento Mic¨®, convertido, por azar del destino, en un prisionero de oro utilizable como chantaje permanente.

Espa?a tiene, ciertamente, un compromiso moral con el hombre a quien dio asilo en su Embajada. Por muchas dificultades en que nos haya puesto aquel gesto no puede ser lamentado como negativo si la ¨¦tica debe privar sobre el puro inter¨¦s, y si se sigue creyendo que una vida humana no tiene valor econ¨®mico. Otra cosa es que, a partir de ahora, cualquier negociaci¨®n con Guinea deba hacerse con la amenaza sobre la vida del sargento en un platillo de la balanza. El chantaje a costa de Mic¨® lo utiliz¨® Obiang desde el primer momento. ( ... )

En la v¨ªspera del inicio de su visita a Madrid, el presidente guineano declar¨® a Televisi¨®n Espa?ola que hab¨ªa que encontrar "una soluci¨®n intermedia" al caso de Mic¨®. Parece, tras las conversaciones de la Moncloa, que esta soluci¨®n consiste en no ajusticiarle, pero tampoco dejarle en libertad poni¨¦ndole en el exilio. La f¨®rmula no es satisfactoria para Espa?a, porque lo ¨²nico logrado con ello es, a costa de dinero, seguir manteniendo en vida al sargento protegido, pero sin garant¨ªas verdaderas para el futuro (...)

Las facilidades ofrecidas por Felipe Gonz¨¢lez y el gesto del Rey de interrumpir sus vacaciones en Mallorca para saludar en Madrid a Obiang, hablan de la voluntad espa?ola de limar diferencias, pero todo hace pensar que la satisfacci¨®n oficial por la fase constructiva de las relaciones es m¨¢s expresi¨®n de un deseo que de una realidad.

31 de julio