Joan Manuel Serrat reflexiona sobre la felicidad y la angustia de su gira por Am¨¦rica Latina
El cantante regres¨® ayer, despu¨¦s de dos meses y medio de viaje
"Me he dejado pelo all¨ª", gui?¨® un ojo nada m¨¢s llegar y se llev¨® la mano a la melena casta?a ligeramente desguarnecida en las alturas. Atravesar ayer la aduana del aeropuerto de Barajas, a su vuelta de la gira latinoamericana que le ha tenido alejado de Espa?a dos meses y medio, le result¨® dif¨ªcil a Joan Manuel Serrat, y no por culpa de los aduaneros -"?Serrat, qui¨¦n es Serrat?", pregunt¨® uno, y su compa?ero, enterado, le inform¨®: "S¨ª, hombre, el bailar¨ªn"-, sino porque fot¨®grafos y periodistas nos abalanz¨¢bamos sobre ¨¦l.
Joan Manuel habl¨® de la gira. Pero habl¨®, sobre todo, de los pa¨ªses, de las esperanzas que ha visitado. Y del Chile y el Uruguay que no pudo pisar. Y de Centroam¨¦rica, que le duele.Por eso, quiz¨¢, el Serrat que tuvimos en Barajas no ofrec¨ªa la imagen que se suele esperar de quien regresa triunfalmente de una tourn¨¦e, todo sonrisas Denticlor y esplendor en la yerba. Serrat ha vuelto nimbado de algo que ha recibido de argentinos, colombianos, brasile?os, peruanos, ecuatorianos, venezolanos: mucho cari?o. Y tambi¨¦n ha vuelto con un ce?o de preocupaci¨®n, casi de angustia, porque no ha atravesado. esos, corazones que le son fieles sin dejarse en el. camino algo del suyo.
Y estaba en ¨¦l, tambi¨¦n, la tristeza que le ha producido la muerte de Luis Bu?uel. "M¨¢s que tristeza, lo que me produce la desaparici¨®n de una persona que de alguna manera ha contado para m¨ª, es un vac¨ªo. Lo cual resulta mucho m¨¢s angustioso. Luis Bu?uel era un sordo que conmigo no lo fue nunca, ni con mucha otra gente. Ha sido, para gran parte de una generaci¨®n que ya le pillaba un poco lejos, un punto de referencia como s¨®lo un hombre honrado puede serlo. La ¨²ltima vez que le vi fue cuando estuve en M¨¦xico con mi hija, con mi Mar¨ªa. Ya le costaba bajar las escaleras. Jeanne, su mujer, le dio a la cr¨ªa un tambor, y Mar¨ªa se puso a aporrearlo".
Es inevitable preguntarle sobre Claudio S¨¢nchez Albornoz, que recientemente ha vuelto a Espa?a, y con quien estuvo hace un mes y medio en su casa de Buenos Aires. "Yo le encontr¨¦ muy bien, y de muy buen humor, aparte de que se quejaba de que se le hab¨ªa puesto voz de maric¨®n, dec¨ªa ¨¦l. Me alegra mucho que se haya venido para aqu¨ª, aunque me sorprende, porque cuando estuve con ¨¦l no paraba de decir que quer¨ªa venir, pero cuando hubiera pasado ya su tiempo en la tierra: 'Despu¨¦s, que me lleven corriendo a Avila', dec¨ªa. Yo, a don Claudio, le admiro mucho, no s¨®lo por pol¨ªtico e historiador, sino porque es un hombre que tiene mucha memoria, y de una fidelidad absoluta a un pueblo que le dio casa y un retiro digno. Y eso, en una ¨¦poca de desagradecimientos como la que vivimos, es importante". Dice que se nos est¨¢n muriendo los maestros, aquellos que sab¨ªan sentarse y mirar y comentar. "Los que eran capaces de hacer tertulias. De esos ya no quedan en estos tiempos matadores que vivimos".
El veto chile?o
Para Joan Manuel Serrat, el momento m¨¢s emocionante de su gira fue la primera actuaci¨®n en el Luna Park, de Buenos Aires. "Los pros de este viaje han sido los sitios en que he actuado. Y los contras, aquellos en donde no he podido actuar".Es decir, Chile y Uruguay. Las autoridades uruguayas se definieron en este sentido antes de que la troupe emprendiera viaje. "Lo de Chile, en cambio, no lo esper¨¢bamos, se produjo el veto a s¨®lo dos d¨ªas de la actuaci¨®n, con todo vendido y nuestros pasaportes visados. Cierto que diez d¨ªas antes empezaron a salir comentarios en la televisi¨®n y la Prensa, como globos sonda. Supongo que los acontecimientos del 24 de junio en Santiago influyeron en la decisi¨®n de la Junta Militar. Y tuvieron una respuesta rid¨ªcula, acus¨¢ndome de haber hecho declaraciones contra ellos en Argentina. La verdad es que mis declaraciones no pod¨ªan diferir de las que vengo haciendo respecto a ellos desde el 11 de septiembre de 1973".
Serrat espera que la dictadura chilena caiga pronto: "Est¨¢n pendientes de un hilo. Si hasta tienen que escribirle cartas al Papa, dici¨¦ndole que se portar¨¢n bien". A?ade que la de cantar en Chile fue una decisi¨®n colegiada entre mis ganas y una serie de personas que consideraron oportuno que lo hiciera". Al veto, dice, "reaccionaron con indignaci¨®n y verg¨¹enza grupos como la Comisi¨®n de Derechos Humanos, y todos aquellos m¨¢s o menos integrados en organizaciones democr¨¢ticas. Pero eso no me sorprendi¨®, porque si yo quer¨ªa cantar en Chile era porque ellos estaban all¨ª". De todas formas, Joan Manuel se ha permitido el gustazo de ponerles un pleito a Pinochet y su banda: "Por lo menos, un poco de mara?a".
Nunca sinti¨® miedo "porque estaba muy protegido por la gente". Y el hecho de que, en Argentina, sus actuaciones sirvieran de portaestandarte contra la Junta, le pareci¨® de maravilla: "La verad, cuando les o¨ªa corear '?Se va a acabar, se va a acabar, la Junta Militar!', me sent¨ªa muy, muy bien utilizado". Cantar, lo cant¨® todo: "Porque a las tres horas de recital, no es que me pidieran ya tal o tal otro tema: es que ten¨ªa que cantarles lo que quedaba de todo mi repertorio".
La conversaci¨®n se desliza hac¨ªa lo que ocurre en Centroam¨¦rica: "La decisi¨®n de Reagan de mandar la flota a pasearse por all¨ª, y el nombramiento de Kissinger, responsable directo del asesinato de Salvador Allende, es sencillamente terrible. Y lo que ocurra all¨ª va a repercutir en todo el Caribe como zona de operaciones".
En definitiva, la conversaci¨®n, como dec¨ªa al principio, ha tenido mucho m¨¢s que ver con la vida que con el arte. Como Serrat mismo. Porque, como responde cuando se le pregunta si es un hombre admirado o discutido, simplemente responde: "No, yo creo que soy querido. Y, claro, tambi¨¦n hay gente que no me quiere. Pero mucha m¨¢s de la que me quiere"
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