Rellenar hora y media de espect¨¢culo
Hola, mister DuganDirector: Herbert Ross. Gui¨®n: Neil Simon. Fotograf¨ªa: David M. Wals. M¨²sica: David Shire. Int¨¦rpretes: Marsha Mason, Jason Robards, Donald Sutherland, Matthew Broderick. Comedia. Norteamericana, 1983.
Local de estreno: Rialto.
La uni¨®n profesional del director Herbert Ross y del comedi¨®grafo Neil Simon ha producido, hasta el momento, tan saneados ¨¦xitos de taquilla (La chica del adi¨®s; California suite; La pareja chiflada; S¨®lo cuando me r¨ªo; Soy tu hija, ?te acuerdas? ... ) que han acabado creando una f¨®rmula, un clich¨¦ que se repite. Pocas sorpresas son ya posibles en su trabajo cinematogr¨¢fico.
Comedietas sencillas, burguesonas y moralistas, las pel¨ªculas de este d¨²o parten de una idea, generalmente simp¨¢tica y amable, que se agota al poco tiempo de empezar la proyecci¨®n. Con s¨®lo un corto planteamiento son capaces de cubrir la hora y media de espect¨¢culo que requiere la norma, repitiendo incansablemente el ¨¢rranque sin enriquecerlo ni mancharlo. La pel¨ªcula Hola, mister Dugan es un claro ejemplo de esto que decimos.
La pel¨ªcula que comentamos cuenta la historia de una profesora con dificultades econ¨®micas y enamorada de un agente de polic¨ªa que recibe la inesperada visita de su padre, al que ella no ve¨ªa desde su infancia; el viejo viene pidiendo refugio, cargado de. dinero, huyendo de la ley y v¨ªctima de una enfermedad que le matar¨¢ en el plazo de seis meses.
Las dificultades que crea a su olvidada hija han sido resumidas por el guionista y el director de la pel¨ªcula de forma tan poco imaginativa que deben repetir hasta el cansancio las secuencias en la que el padre renueva el hogar de la hija o ayuda en secreto a su nieto adolescente. No saben qu¨¦ hacer con el tiempo que les sobra.
La lejana ¨¦poca de la sorpresa c¨®mica
Lejos est¨¢ la ¨¦poca en que la comedia cinematogr¨¢fica norteamericana era capaz de sorprender al espectador del cine a cada minuto, renovando su situaci¨®n primera, profundizando m¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota que se planteaba.En los frecuentes ciclos que Televisi¨®n Espa?ola dedica al g¨¦nero tenemos oportunidad de recordar las exigencias que ten¨ªan con sus propios trabajos los comedi¨®grafos de los a?os treinta o cuarenta; nada queda de ello si Ross y Simon son sus herederos. Y no es achacable tan corta ambici¨®n a los actores (espl¨¦ndidos en este caso, y muy especialmente Marsha Mason y Jason Robards) ni a los medios de producci¨®n.
M¨¢s bien hay que entender que la industria cinematogr¨¢fica de Hollywood ha dejado de preocuparse por la calidad de sus productos, creyendo que si les ha ido bien con una f¨®rmula sin imaginaci¨®n, ¨¦sta no es necesaria.
Con algo m¨¢s de trabajo, con mayor respeto por el espectador, Hola, mister Dugan pod¨ªa haberse convertido en una historia interesante, pero se ha limitado a su esbozo, a un simple punto de partida. La pel¨ªcula a¨²n est¨¢ por hacer.
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