Consideraciones sobre el plan ZEN
No es suficiente, dice el autor, partir de la naturaleza mala del terrorismo para plantear la necesidad del plan ZEN (Zona Especial del Norte), en t¨¦rminos maniqueos: o se est¨¢ con la democracia, la libertad, la seguridad, es decir, con el plan ZEN, o se est¨¢ con el terrorismo. Ambas proposiciones son falsas. Cuando todas estas medidas cuentan con el total rechazo de un gran porcentaje de la poblaci¨®n vasca, es porque existen, sin duda, elementos fuertemente negativos en su elaboraci¨®n, desarrollo y concepci¨®n general. El plan olvida algo, a?ade Uriarte, y es que las actuaciones policiales del pasado han dado m¨¢s militantes a ETA que todos los panfletos escritos desde Sabino Arana.
Por muy excelente trabajo que en un gabinete ministerial pueda parecer el plan ZEN, lo cierto es que aqu¨ª, donde se va a aplicar, la zona norte vista desde Madrid -como si no tuvi¨¦ramos nombre propio-, ha recibido sus contestaciones. Este rechazo, exceptuando a Coalici¨®n Popular y al propio PSOE, va a constituir el tal¨®n de Aquiles de todo el plan, porque sin apoyo mayoritario adolece del mismo defecto que las anteriores acciones policiales. Rechazo que ser¨ªa f¨¢cil decir que se produce por mera manipulaci¨®n pol¨ªtica; sin embargo, ello no es cierto porque, adem¨¢s de prejuicios surgidos tras muchos a?os de actuaciones represivas, existen consideraciones objetivas sobre el respeto a los derechos de la pqrsona o al estatuto de autonom¨ªa que hoy poseemos, que son sostenidas por un sector importante de nuestra sociedad. El tacto y la delicadeza hacia el pueblo vasco, que en determinados momentos cita el tratado, no s¨®lo tendr¨ªa que haber sido mayor, ya que en su minimidad resulta burlesco, sino que ser¨ªa preciso haber contado con la participaci¨®n de las instituciones de este pueblo.Hay que evitar los planteamientos maniqueos
No es suficiente partir, como lo hacen los redactores del plan, de la naturaleza mala del terrorismo para justificar, o para plantear en t¨¦rminos maniqueos, su necesidad: o se est¨¢ con la democracia, la libertad, la seguridad, es decir, con el plan ZEN, o se est¨¢ con el terrorismo. Ambas proposiciones son falsas, y la segunda tiende gravemente a que ETA capitalice cualquier cr¨ªtica. Esta bipolarizaci¨®n ofrece las caracter¨ªsticas propias de la dicotom¨ªa de un enfrentamiento civil, donde los cr¨ªticos por tibios no cuentan para unos ni otros (se acepta el terreno de ETA), y se admite el aplauso de la derecha a los discursos de Barrionuevo en el Congreso. Aplauso no casual porque el planteamiento dado viene a coincidir con la concepci¨®n derechista del orden y la! formas de actuaci¨®n del Estado para conseguirlo.
Volvemos al principio: para que el plan triunfara ser¨ªa necesario un apoyo mayoritario de la sociedad vasca. ?Pero, se ha pensado en Madrid hasta d¨®nde. est¨¢ dispuesta nuestra sociedad? ?Se ha tenido en cuenta que la ley Antiterrorista ratificada en el plan ZEN fue contestada por el Parlamento Vasco? ?Va a soportar el ciudadano de aqu¨ª, a pesar de todas las explicaciones que se le den, o la delicadeza con que se puedan realizar, m¨¢s medidas de car¨¢cter militar, cierres de ciudades, controles, chequeos? ?Va a soportar mayor control de su intimidad, mayor vigilancia, m¨¢s polic¨ªas en las calles? ?Los vascos, respecto a los que el plan parece preocuparse de una manera enunciativa por sus tradiciones y sicolog¨ªa, van a aceptar la delaci¨®n con respaldo pecuniario como arma fundamental en la lucha antiterrorista? ?Se va a aceptar en la comunidad aut¨®noma un plan en el que la cita a su autonom¨ªa y autogobierno es anecd¨®tica? Demasiadas cosas para ser aceptadas. Y, sin embargo, el plan olvida algo que, por lo repetido, deber¨ªa ir en recuadro: las actuaciones policiales del pasado han dado m¨¢s militantes a ETA que todos los panfletos escritos desde Sabino Arana.
El reconocimiento de la responsabilidad del Estado frente al terrorismo, que se encarga de destacar el director general de Seguridad, no es raz¨®n suficiente que avale la idoneidad de cualquiera de sus actuaciones. El plan ZEN, plagado de normas e indicaciones t¨¦cnicas, carece de un fundamento previo sobre el marco en que la acci¨®n se va a ejercer. En este sentido, las breves deducciones hist¨®ricas, pol¨ªticas o sociol¨®gicas, nunca an¨¢lisis, rozan la frivolidad en su simpleza, o sencillamente la ignorancia. Apreciando con petulancia que "si bien, las FSE podr¨ªan por s¨ª solas resolver el problema, ser¨ªa conveniente para mayor eficacia la colaboraci¨®n con otros organismos e instituciones...", puede sobrar cualquier an¨¢lisis en profundidad del marco social y pol¨ªtico donde se va a volcar la acci¨®n.
En el plan se dice que el pueblo vasco fue incomprendido (quiz¨¢ la primera pregunta que tengan que hacerse los hombres del ZEN es si el mismo plan no es una muestra de incomprensi¨®n m¨¢s), cu¨¢ndo, c¨®mo, por qu¨¦, por qui¨¦n: pudiera ser conveniente correr tupidos velos. Pero se podr¨ªan recordar algunas cosas m¨¢s o menos inocuas de car¨¢cter hist¨®rico: su conflictividad desde 1823 y, sobre todo, las soluciones que se dieron. M¨¢s cercanas tambi¨¦n, como las experiencias represivas posfranquistas (alguna hizo levantar la voz al consejero del Interior, Txiki Benegas, en su d¨ªa) que en poco, han ayudado.
Mal momento pol¨ªtico para el ZEN.
En el marco pol¨ªtico existe muy poca atenci¨®n por el Estatuto, a cuya existencia cualquier pol¨ªtico atribuir¨ªa el debilitamiento en la escalada de la violencia. En alguna ocasi¨®n se utiliza la palabra m¨¢gica: colaboraci¨®n. Colaboraci¨®n con las autoridades auton¨®micas, incluso con la Hertzaingoa, en el tema de la informaci¨®n, con la preocupaci¨®n para algunos de que ¨¦sta se convierta: en una polic¨ªa ind¨ªgena colonial. En este terreno, el plan del Ministerio del Interior, cuando trata de la coordinaci¨®n con el sector de Tr¨¢fico, olvida que ¨¦ste ya no corresponde a la Guardia Civil, sino a la Polic¨ªa Vasca; o cuando se habla de la conveniencia de la presencia de la Polic¨ªa Municipal en las salas del 091 y no menciona a la Polic¨ªa Aut¨®noma. Simples detalles.
Mal momento pol¨ªtico y social para el ZEN. El clima de las relaciones Madrid-Vitoria puede dar a entender que, a falta de transferencias, Euskadi recibe mayor acci¨®n policial. 0, frente a algo de una trascendencia singular para el mundo euskaldun, el recurso presentado por el Gobierno central a la ley de Normalizaci¨®n del Uso del Euskera. O, tambi¨¦n, frente al paro que la reconversi¨®n industrial va a crear pr¨®ximamente.
Es dif¨ªcil creer la afirmaci¨®n expuesta en el plan de no incrementar las plantillas policiales existentes en Euskadi. Es dificil porque la rotundidad con que se ofrece el af¨¢n de victoria sobre el enemigo puede requerir m¨¢s efectivos, o lo requiere el cierre de ciudades, o las medidas de autoprotecci¨®n, etc¨¦tera. De todas maneras, hay siete polic¨ªas por mil ciudadanos, a las puertas de otros mil hertzainas que salen en las nuevas promociones. M¨¢s polic¨ªas que en cualquier pa¨ªs del mundo. No parece que sea por falta de ¨¦stos que no se pueda resolver el problema.
El miedo se ha convertido en un factor fundamental
La experiencia debiera decirnos que incluso sobran agentes. La polic¨ªa en bastantes ocasiones ha desmantelado a ETA, lo que no pod¨ªa hacer era detener a las personas que a los dos meses iban a constituir la nueva ETA, y como el Ave F¨¦nix o la Hidra de Siete Cabezas, resurg¨ªa y no independientemente a los m¨¦todos utilizados en su desmantelamiento. La labor proselitista que el aparato represivo del Estado realiza es m¨¢s fuerte que ninguna otra, siendo el miedo uno de los factores fundamentales para el nacimiento de otra generaci¨®n de activistas. Un miedo que convierte la democracia pol¨ªtica en un espejismo.
El ¨¦xito en la desaparici¨®n de la violencia pol¨ªtica no parece que vaya por un plan antiterrorista como el ZEN, tan parecido a otros anteriores. Hace tiempo que una conocida autoridad policial del antiguo r¨¦gimen tuvo la valent¨ªa de reconocerle al problema vasco su naturaleza pol¨ªtica. Podr¨¢ mejorar algo aIgunas cuestiones, se ejercer¨¢ menos la ley Antiterrorista, pero ah¨ª est¨¢; se cuidar¨¢ de no hacer v¨ªctimas en los controles; se intentar¨¢ mejorar la situaci¨®n de los polic¨ªas en la sociedad vasca, pero hasta que ¨¦stos no se vean abatidos y humillados por el terrorismo, ¨¦sta no va a cejar en minimizar la inculpaci¨®n de los autores de los atentados porque son sangre de su sangre. Porque el polic¨ªa va a representar el chivo expiatorio de u?a ley de euskera recurrida, de una autonom¨ªa que no avanza en un pueblo que tiene las ra¨ªces m¨¢s antiguas de Europa.
Es evidente que la problem¨¢tica hay que resolverla en el seno de los foros pol¨ªticos, que m¨¢s polic¨ªas no van a dar seguridad, que el ZEN tiene todos los rasgos necesarios para convertirse en una etapa m¨¢s en la escalada acci¨®n-represi¨®n-acci¨®n en un empecinamiento que no entendemos en un Gobierno socialista.
Si la conflictividad pol¨ªtica actual no se supera es dif¨ªcil encontrar a trav¨¦s de la acci¨®n policial soluci¨®n a la violencia. S¨ª las instituciones auton¨®micas no funcionan, o hacen el tancredo por falso pudor a discutir el molesto tema del terrorismo, si el foro real se produce m¨¢s en la Prensa o en la radio, si no hay pol¨ªtica aqu¨ª, siempre ganar¨¢ iniciativa la acci¨®n directa. Los momentos pol¨ªticos no son extrapolables, pero enriquecen nuestra capacidad para buscar soluciones. Pudo m¨¢s la consigna de Paz y fueros de Mu?agorri, en 1839 que en los 100.000 soldados de Espartero, que la intervenci¨®n aliada por liberal con todas sus legiones. Que si en 1850 aqu¨ª hubo paz, y en otros lugares no, fue porque se hab¨ªa encontrado una soluci¨®n pol¨ªtica a este conflictivo, pa¨ªs. Soluci¨®n que muchos deseamos de verdad, aunque s¨®lo sea para recorrer tranquilos nuestras calles. Luego vendr¨¢ todo lo dem¨¢s.
es parlamentario de Euskadiko Ezkerra.
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