"La Seguridad Social no paga la inversi¨®n
Los autores reclaman una pol¨ªtica m¨¢s decidida, por parte del actual Gobierno socialista, a la hora de actuar en el campo de la informaci¨®n sobre planificaci¨®n familiar y uso de anticonceptivos. Denuncian lo que entienden como indecisi¨®n del ejecutivo a la hora de operar sobre este importante problema social.
Con esta antol¨®gica frase excluy¨® hace 20 a?os el pago de los anticonceptivos un viejo general... en Francia. Aqu¨ª, a nivel gubernativo, todav¨ªa se est¨¢ discutiendo el tema, y no se sabe si en esto llegar¨¢ de verdad el cambio, como pidi¨® el Congreso Nacional de Planificaci¨®n Familiar de Gij¨®n y el mismo PSOE.El problema econ¨®mico. es en cierto modo peque?o para las clases medias. Pero las clases bajas, sin acceso econ¨®mico y social a la medicina privada, tendr¨¢n millones de hijos no deseados, analfabetos o poco ilustrados, candidatos al paro y al subempleo. S¨®lo su parto costar¨¢ mucho m¨¢s que la m¨¢s costosa atenci¨®n anticonceptiva. Su peso socioecon¨®mico marginal ser¨¢ muy superior incluso a su mismo n¨²mero, ya millonario.
Se comprende que un partido de derechas no hiciera gran cosa por evitar esa natalidad accidental y diferencial, pues su oposici¨®n a los anticonceptivos es mucho m¨¢s natural que su (anti)m¨¦todo Ogino: ese ej¨¦rcito de reserva de parados mantiene alta la demanda de empleo, bajos los salarios y permite que se reclute entre ese lumpenproletariado, esos marginales, un n¨²mero muy alto de defensores de la tradici¨®n, con el voto... y con otros medios. En cambio, parece suicida el titubeo de un Gobierno socialista en ayudar a disminuir esa cantera de parados, opositores y desestabilizadores. Claro est¨¢ que no se puede comprender la izquierda sin recordar su secular misi¨®n opositora, que no abandona sin nostalgia masoquista...
Aun prescindiendo del problema estructural, econ¨®mico y poblacional, las cifras son abrumadoras: todav¨ªa hoy, un tercio al menos de los espa?oles nacen en momentos en que no son deseados por sus padres; s¨®lo la mitad de las parejas en edad reproductiva utiliza anticonceptivos, y de ellas, s¨®lo la mitad emplea m¨¦todos aceptablemente seguros; un tercio no conoce ning¨²n m¨¦todo anticonceptivo masculino, y m¨¢s de dos tercios, ninguno femenino (excepto la p¨ªldora), etc¨¦tera.
Ante este masivo analfabetismo anticonceptivo, parecer¨ªa elemental realizar una campa?a de informaci¨®n como la de Francia y otros pa¨ªses. As¨ª lo han solicitado tambi¨¦n los expertos en el congreso de Gij¨®n y en el PSOE. El evitar los abortos tambi¨¦n lo reclama con urgencia. Pero las resistencias al cambio son m¨²ltiples, por ignorancia, ideolog¨ªa e intereses. As¨ª, Laporte, concejal de Sanidad de Barcelona, se opone a esas campa?as porque "no se pueden crear expectativas sin dar unos servicios". Pero esas expectativas no son artificiales, no hay que crearlas: ya existen, y son muy graves, como el alt¨ªsimo porcentaje de hijos no deseados; y la postura de Laporte equivale a negar informaci¨®n sobre higiene alimentar¨ªa porque no se pueden crear comedores para todos; si no se pueden hacer cl¨ªnicas anticonceptivas para todos, con mayor raz¨®n hay que instruir para que cada cual adopte el m¨¦todo m¨¢s adecuado a sus posibilidades. Recordemos que m¨¢s de las tres cuartas partes de los usuarios de anticonceptivos -el 77%- utilizan m¨¦todos no cl¨ªnicos, y que del 23% restante, s¨®lo una cuarta parte los recibe en cl¨ªnicas. Hay, pues, que hacer campa?as de informaci¨®n anticonceptivas usuarioc¨¦ntricas, basadas en ofrecer con claridad todos los m¨¦todos (incluidos los no m¨¦dicos ni cl¨ªnicos, como los supositorios vaginales del cond¨®n), y no s¨®lo campa?as clinicoc¨¦ntricas, orientadas a encaminar a unas cl¨ªnicas ya desbordadas de trabajo.
Para aliviar muchos problemas, como este de la planificaci¨®n familiar, no es imprescindible el emplear miles de millones en una complicada red de cl¨ªnicas, con un gran aparato burocr¨¢tico. Aun suponiendo que esto fuera lo mejor, es hoy imposible, y por tanto, enemigo de lo bueno: la pol¨ªtica es la ciencia de lo posible. La experiencia de otros pa¨ªses, incluso vecinos, muestra que basta una cierta voluntad pol¨ªtica e imaginaci¨®n en el poder para conseguir informar sobre estos temas sanitarios y sociales y mejorar mucho la situaci¨®n. En Espa?a, adem¨¢s de las circunstancias ya expuestas, como la ignorancia anticonceptiva, el problema del aborto, la crisis sociecon¨®mica, etc¨¦tera, una campa?a en este sentido es tanto m¨¢s necesaria cuanto que, si bien ya casi nadie sostiene los antiguos mitos sobre las familias numerosas y se han despenalizado los anticonceptivos, todav¨ªa no se ha afirmado positivamente la necesidad social de una paternidad responsable, ante la propia familia y ante la sociedad, para no agravar los problemas ya existentes con el n¨²mero excesivo de hijos; ni tampoco se ha apoyado social, oficialmente, el derecho e incluso el deber moral de emplear los medios pertinentes para limitar la propia descendencia, manteni¨¦ndose a nivel p¨²blico una actitud ambigua o incluso denigratoria ante los anticonceptivos por parte, por ejemplo, de bastantes farmac¨¦uticos e incluso m¨¦dicos de la Seguridad Social.
es soci¨®logo. Sacramento Mart¨ª es feminista.
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