Pais Vasco
Como habitual lector de EL PAIS, y con razonables dudas de que estas breves l¨ªneas vean la luz, quisiera decir que el bilioso art¨ªculo de Jos¨¦ Cazorla (Nosotros, los explotadores, del 4 de agosto) despide, no ya inexactitudes, sino tufo reaccionario de arriba abajo. En primer lugar, no me sorprende que su art¨ªculo sea publicado debajo de otro de Alfonso Sastre, donde habla de la ocupaci¨®n policial en una localidad guipuzcoana, quiz¨¢ siguiendo la l¨®gica del contrapeso. Pero, apelando al buen criterio del lector de EL PAIS, a lo que voy.Para usted, el hecho de que el front¨®n de Gernika-Guernica est¨¦ casi lleno un lunes a las cuatro de la tarde, cruz¨¢ndose sumas de dinero en las apuestas, parece equivaler a un elevado status econ¨®mico en comparaci¨®n con otras zonas deprimidas del Estado espa?ol. Liga usted a continuaci¨®n esto a los sucesos de Orereta-Renter¨ªa y las manifestaciones antiespa?olas, salpic¨¢ndolo todo con falsedades manifiestas sobre Herri Batasuna y latentes sobre el PNV. Bien, creo ver claro su prop¨®sito: aparte de que no se molesta usted en explicar a los lectores a qu¨¦ tipo de clase social pertenecen los asistentes al espect¨¢culo de pelota, a las cuatro de la tarde (la hora del cafelito, en la que tal vez vio usted un obrero de baja o quiz¨¢ en paro y, por tanto, extensible a toda la clase trabajadora), y al margen de los informes sobre expedientes de crisis de las empresas de la C¨¢mara de Comercio y proyectos de reconversi¨®n industrial que pauperizan Euskadi afectando, curiosamente, a las vamos a decir en plan sociol¨®gico, clases subalternas, resucita usted un t¨¦rmino muy socorrido cuando se trata de enfrentar la poblaci¨®n inmigrante con la au t¨¦ctona: maketo. No voy a esfor zarme en convencerle a usted que este vocablo (muy promocionado por el franquismo) ha sido deste rrado del vocabulario euskaldun por todo aqu¨¦l que se siente solidario con la causa de los oprimidos y explotados, cosa que es la que pienso que a usted le preocupa realmente: la unidad de los trabajadores, no importa su procedencia. Ataque usted por otro lado, que este cuento ya es viejo.
Por otra parte, respeto y no dudo de su espa?olidad y hombr¨ªa de bien nacido, como es incuestionable para inteligencias m¨ªnimamente observadoras y abiertas el arraigado y extendido abertzalismo en Euskal Herria, cosa que puede usted comprobar -yo le invito- si en vez de sacarse fotos junto al ¨¢rbol de Guernica, como cualquier turista, se da una vuelta por bares, barrios o cualquier rinc¨®n de este pa¨ªs. Por ¨²ltimo, constatar un hecho objetivo y frecuentemente olvidado que ayudar¨ªa un poco a comprender el mal llamado problema vasco: aqu¨ª se rechaz¨® la Constituci¨®n, que usted tanto invoca, probablemente debido a un pr¨ªstino instinto tan¨¢tico que nos convierte en m¨¢rtires vocacionales. En fin, ya digo, apelo a los lectores de EL PAIS y al buen sentido de su director. No a usted, que ya est¨¢ convencido. /
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.