La quimera del amar
La incuestionable recuperaci¨®n econ¨®mica, en buena medida autopropulsada por los propios agentes econ¨®micos en su deseo de salir de la recesi¨®n, no puede hacer ocultar algunos hechos fundamentales que disfrazan, bajo la euforia monetaria, la evoluci¨®n real de la econom¨ªa norteamericana y su impacto en la econom¨ªa mundial. Parece un hecho admitido el que el d¨¦ficit presupuestario de Estados Unidos, arco de clave en la tasa de inter¨¦s mundial, ser¨¢ de alrededor de los 200.000 millones de d¨®lares, y un d¨¦ficit comercial de 100.000 millones, que muestran el tal¨®n de Aquiles de la reactivaci¨®n econ¨®mica americana.Si bien es cierto que el comercio exterior representa un peque?o porcentaje de la actividad econ¨®mica americana, d¨¦ficit de esta envergadura no dejar¨¢n de tener su repercusi¨®n. De hecho, en el mes de junio ¨²ltimo las bolsas occidentales de valores, valoradas en monedas locales (no as¨ª en d¨®lares) registraron mejoras sustanciales que sobrepasaron en muchos casos la propia actuaci¨®n de la bolsa americana en ese per¨ªodo, particularmente Holanda, B¨¦lgica y Alemania. Existe una nueva estimativa en la valoraci¨®n de los fen¨®menos econ¨®micos, en la valoraci¨®n de la productividad, por no estar las econom¨ªas ahora dominadas por la producci¨®n de bienes manufacturados sino por industrias y servicios intensivos de capital que hace m¨¢s dif¨ªcil medir la productividad.
De hecho, en la d¨¦cada de los setenta se registraron p¨¦rdidas de las tradicionales medidas de productividad, a pesar de mantenerse un alto grado de inversi¨®n. La orientaci¨®n de la econom¨ªa hacia los servicios ha servido para infravalorar las actuales mejoras de la productividad, lo que llev¨® a ciertas exageraciones en la medida de la inflaci¨®n en los a?os setenta que est¨¢ haciendo en la actualidad m¨¢s f¨¢cil estimar las mejoras reales en este terreno.
La liberalizaci¨®n de las pr¨¢cticas de depreciaci¨®n y amortizaci¨®n, que est¨¢n mejorando la liquidez de las empresas y sus posibilidades de autofinanciaci¨®n, son tambi¨¦n factores reales que hay que estimar positivamente a la hora de contemplar el espejismo del d¨®lar, ya que ha sido en Estados Unidos donde todos estos procesos han tenido mayor impacto, pero precisamente por eso la espectacularidad de la recuperaci¨®n est¨¢ en parte alimentada por la exageraci¨®n, tanto del fen¨®meno inflacionario corno de la recesi¨®n que han precedido esta incipiente reactivaci¨®n.
Endurecimiento del cr¨¦dito
Al colocar en la balanza estos hechos -d¨¦ficit comercial y presupuestario, por un lado, y aumentos de la productividad, por otro-, el factor monetario es tambi¨¦n determinante a la hora de sopesar el futuro curso que haya de seguir la divisa norteamericana. El aumento explosivo de las disponibilidades l¨ªquidas en Estados Unidos durante los ¨²ltimos meses, unido al nombramiento del presidente Volcker, y la recuperaci¨®n registrada en el segundo trimestre de este a?o est¨¢n conduciendo, como se ha visto estos ¨²ltimos d¨ªas, a un endurecimiento de las condiciones del cr¨¦dito. El crecimiento del M1 durante el mes de julio, despu¨¦s de continuados descensos durante el mes anterior, conduce al fortalecimiento de las tasas de inter¨¦s.
No obstante, nosotros pensamos que en los pr¨®ximos meses el d¨®lar tendr¨¢ que debilitarse por la combinaci¨®n de las razones apuntadas, que podemos resumir en los siguientes cap¨ªtulos: en primer lugar, el mencionado continuado d¨¦ficit comercial en aumento (3,6 mil millones en marzo, 4.6 mil millones en abril, 6,4 mil millones en mayo), con un estimado d¨¦ficit para este a?o total de 60.000 millones y una continuada demanda de productos importados en Estados Unidos. En segundo lugar, un estrechamiento de los diferenciales de los tipos de inter¨¦s entre corto y largo plazo, as¨ª como, en el orden pol¨ªtico, los movimientos hacia la derecha de los pa¨ªses europeos.
Un descenso del d¨®lar, por otra parte, favorecer¨ªa los beneficios y, por tanto, los balances de las empresas americanas en Europa (Alemania y Holanda) y Jap¨®n, y, en otro orden de cosas, la continua depreciaci¨®n de las monedas locales de pa¨ªses deudores, como el cruceiro brasile?o, coloca m¨¢s lejos las expectativas de cobro de las instituciones financieras norteamericanas.
Lo que ha sucedido en el panorama financiero es una ruptura b¨¢sica de la relaci¨®n real de intercambio entre Estados Unidos y Europa por el acopio de nuevas tecnolog¨ªas que ha reforzado los servicios y las industrias intensivas de capital, lo que unido a nuevas t¨¦cnicas de mayor autofinanciac¨ª¨®n de las empresas y una liberalizaci¨®n (deregulation) del sistema bancario, ha abierto un gap entre la productividad de uno y otro continente. La flexibilidad laboral, en este orden de cosas, ha sido tambi¨¦n en Estados Unidos un factor importante.
No obstante, el espejismo de la euforia monetaria norteamericana no deja de permitir el que la recuperaci¨®n real, s¨®lidam se est¨¦ produciendo al socaire de los movimientos monetarios. En la medida en que la recuperaci¨®n se produce, la producci¨®n aumenta m¨¢s deprisa que las horas de trabajo, con mayor especializaci¨®n en la mano de obra. Un fen¨®meno t¨ªpico de la ¨²ltima fase del ciclo econ¨®mico es la ralentizaci¨®n de la productividad, que refleja las presiones en la capacidad industrial y en la reducida disponibilidad de mano de obra especializada. Por esto, los costos unitarios tienden a descender r¨¢pidamente en las ¨²ltimas etapas de la recesi¨®n y en los comienzos de la recuperaci¨®n, como ahora contemplamos en Estados Unidos, donde la productividad ha ido creciendo de forma persistente alrededor de un 3% en esta primera parte del a?o 83, donde, por otra parte, los salarios est¨¢n aumentando alrededor de un 5%, lo que permitir¨¢ un descenso de] desempleo (ya en curso) debido a que las expectativas de inflaci¨®n erosionando el poder de compra de los obreros han disminuido dr¨¢sticarnente a un 3%, lo que en t¨¦rminos reales hace los aumentos salariales sustancialmente m¨¢s altos.
En otras palabras, el alivio inflacionario y la mejora del comportamiento de la actividad econ¨®mica y la incipiente recuperaci¨®n har¨¢n que los movimientos especulativos que han contribuido de forma incuestionable al alza de? d¨®lar hayan redundado en una apreciable mejora de la econom¨ªa americana, una vez aliviadas las presiones de la inflaci¨®n, disminuyendo esa continuada alza monetaria, perjudicial en t¨¦rminos comerciales para el pa¨ªs que la sufre, como fruto, en buena medida, de una quimera.
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