Monumentos
Uno de los esl¨®ganes veraniegos m¨¢s divertidos es el que recomien da practicar vacaciones inteli gentes. El consejo implica la existencia de vacaciones idiotas, pero no ex plica en qu¨¦ consisten las reco mendables. Llego a la conclusi¨®n, despu¨¦s de mucho meditar, que la diferencia entre las vacaciones est¨²pidas y las inteligentes residen en el n¨²mero de monumentos visi tados. En el fondo, eso es lo que pretenden decirnos las gu¨ªas tur¨ªsticas, los folletos auton¨®micos, los suplementos dominicales y los carteles incitadores al viaje. La vacaci¨®n lista se mide por la cantidad de monumentos admirados.
M¨¢s todav¨ªa. Conocer un sitio es sin¨®nimo de recorrer la ruta completa de sus principales monumentos. Poco importa que hayas visitado la zona en profundidad sociol¨®gica o psicol¨®gica, que ha yas re¨ªdo, bebido y Sonvivido con sus gentes: si has pasado de largo delante de sus piedras ilustres, nunca habr¨¢s conocido ese lugar. Porque el monumento no s¨®lo es prueba de vacaci¨®n inteligente; tambi¨¦n es la prueba irrefutable de que has estado all¨ª. Costumbre, por cierto, que justifica la enorme proliferaci¨®n de fotograf¨ªas tur¨ªsticas francamente injustificables.
?Existen categor¨ªas dentro de la vacaci¨®n culta? Naturalmente. Cuanto m¨¢s antiguos sean los monumentos, mayor cociente de inteligencia vacacional adquirida por magia simp¨¢tica. Lo cual quiere decir que no hay color entre un turismo que se dirige en pos del rom¨¢nico, primitivo y otro que se mueve hacia el barroco tard¨ªo.
?Influye negativamente la exce siva celebridad del monumento? Todo lo contrario. Dado que nues tros monumentos son finitos y ya no es posible el hallazgo ins¨®lito o la sorpresa porque todos est¨¢n catalogados, estudiados, se?alizados y reproducidos masivamente, con enorme fidelidad, la delicada tarea del turista inteligente consiste en a verificar sobre el terreno que el monumento que se admira no s¨®lo est¨¢ en su debido sitio, sino que es exactamente igual a la imagen que de ¨¦l ten¨ªa a trav¨¦s de las tarjetas postales, los folletos, las gu¨ªas, los fasc¨ªculos y el mont¨®n de docu mentales de relleno soportados en la tele y el cine. Por esa raz¨®n se llaman vacaciones inteligentes, para distinguirlas de las divertidas.
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