Javier Villafa?e
Titiritero ambulante, ha recorrido el mundo con su 'teatro que camina', la minima expresi¨®n desmontable de una escena
Este argentino de ojos vivarachos y azules, 74 a?os, medio genio y medio calvo, gran titiritero ambulante, se mantiene ahora en pie gracias al Ayuntamiento de Zaragoza. Durante los meses de verano fue contratado por el alcalde para que, desde el Alto Arag¨®n, imparta sus ense?anzas art¨ªsticas a los ni?os m¨¢s humildes de las colonias veraniegas. "Me pongo el teatro que camina, y que consiste en una falda alrededor de un aro, el sombrero, un bast¨®n y, una caja colgada al cuello", explica Villafa?e, "y voy de aqu¨ª all¨¢ unido al t¨ªtere llamado Maese Trotamundos".
Villafa?e recorri¨® su pa¨ªs, en 1933, en una carreta tirada por caballos -La Andariega- haciendo t¨ªteres de aldea en aldea. Iba entonces con un amigo poeta, Juan Pedro Ramos, "que un mal d¨ªa se suicid¨¦". Al quedarse solo, Villafa?e,se deshizo de La Andariega y compr¨® un simple carro, de dos ruedas y un caballo, para seguir su camino. "Pero una tarde hubo una tremenda tormenta, el caballo se espant¨® con un trueno y se clav¨® en el pecho la vara del carro, y muri¨® all¨ª mismo". Pero en este mismo lugar, un puerto llamado Gualeguaichu, el titiritero conoci¨® a un alem¨¢n que tanto se emocion¨® viendo los t¨ªteres, que le ofreci¨® su barco, un barco a vela, "y as¨ª pude seguir haciendo mi teatro bastantes meses, hasta que la canoa volc¨® y fue preciso volver a empezar".Villafa?e, sin amigo, carro, ni barco, escribi¨® un libro de poemas que mereci¨® un premio literario en Buenos Aires. "Con esa plata que me dieron compr¨¦ un autom¨®vil viejo y un remolque para mis t¨ªteres. Pero un veh¨ªculo con motor ya no es el mismo, y la gente que ven¨ªa a verme tampoco era la misma, gente sencilla de antes". As¨ª que, finalmente, ide¨® su actual teatro que camina, la m¨ªnima expresi¨®n desmontable de una escena.
Ha recorrido la Mancha siguiendo los pasos de Don Quijote, a quien tanto se parece Villafa?e por dentro, y Seix Barral edit¨® recientemente el libro de su andadura, una cr¨®nica deliciosa. ?Ahora? "Ahora preparo la antolog¨ªa de los cuentos que los ni?os de los pueblos manchegos me contaron cuando, al final de mi funci¨®n de t¨ªteres, les ped¨ªa a cambio una historia suya", dice Villafa?e.
Con sus t¨ªteres recorri¨® la URSS, China y casi todo el mundo, confiando todav¨ªa en "acabar dando la vuelta entera al globo, antes de que ¨¦l me la d¨¦ a m¨ª". Un d¨ªa le concertaron una audiencia con el rey Juan Carlos. "Fue todo muy lindo", recuerda el titiritero, y apenas me vi delante del Monarca le pregunt¨¦: ?C¨®mo debe dirigirse a un rey un titiritero? Y el Rey me dijo: 'Se le llama Su Majestad'. Y yo le puse la mano en su, brazo y le dije: ?Me permite, Su Majestad, que le toque el brazo? Jam¨¢s he tocado a un rey. Y Juan Carlos me miraba como un nieto a su abuelo, y me dijo: Ojal¨¢ me hablara as¨ª otra gente en las audiencias, Maese Trotamundos...".
Y de este modo, Javier Villafa?e se alej¨® embutido en su teatro circular caminante y a¨²n se le oy¨® decir: "Hice t¨ªteres en todas partes, pero todav¨ªa espero la oportunidad de poder hacerlos en alg¨²n avi¨®n, sobre el Atl¨¢ntico...".
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