El acervo flamenco en la fiesta popular
San Sebasti¨¢n de los Reyes celebra sus fiestas veraniegas con un programa muy nutrido de festejos, en los cuales no ha faltado el flamenco. Al llevar estos espect¨¢culos a las plazas y lugares p¨²blicos, sin coste alguno para el ciudadano, se est¨¢ haciendo una efectiva labor cultural de amplia proyecci¨®n popular. Ocurre adem¨¢s que en esta localidad, como en todos los n¨²cleos urbanos de la periferia de Madrid, residen muchos millares de andaluces y extreme?os para quienes el festival de la noche del lunes fue un poco como devolverles a su tierra de origen.A la expectativa popular respondi¨® un espect¨¢culo atractivo Carmen Cort¨¦s es una buena bailaora, quiz¨¢ no muy imaginativa que hubiera brillado a mayor altura con un mejor acompa?amiento en el toque; el buen cante de Manuel Palac¨ªn no fue suficiente para que Carmen tuviera el debido respaldo. Hizo alegr¨ªas y siguiriyas, pero pienso que logr¨® sus mejores momentos en las buler¨ªas que cerraron el espect¨¢culo.
?NGEL ?LVAREZ CABALLERO
A. BASTENIER
Pepe Habichuela toc¨® en solitario, como en ¨¦l viene siendo habitual, fandangos de Huelva llenos de musicalidad, con ese toque jondo propio de la familia; tambi¨¦n acompa?¨® al cante, como lo hizo su hermano Luis.
En el cante abri¨® brecha Ram¨®n el Portugu¨¦s, quien tuvo una buena noche. Soleares, tangos extreme?os, fandangos, dichos con su peculiar estilo y ese gitan¨ªsimo eco de voz que tiene.
Despu¨¦s lleg¨® Enrique Orozco -71 a?os, no 73, como hace poco dije, que tampoco es cosa de poner a?os porque s¨ª- y dio una nueva lecci¨®n de sabidur¨ªa flamenca. La voz de Orozco es id¨®nea para el cante no gritado, intimista, casi murmurado, pero perfectamente construido y desarrollado. Puede que el lunes el veterano cantaor no llegara a sus mejores logros, pero nunca defrauda; su malague?a y su cartagenera, estilos para los que se halla especialmente dotado, fueron excelentes.
Contrastando con esa forma de hacer sin estridencias, Jos¨¦ Merc¨¦ irrumpi¨® con su grito y con su fuerza. Quiz¨¢ en las soleares iniciales anduvo un poco forzado, sin acabar de centrarse, pero despu¨¦s, por alegr¨ªas, por fandangos, por buler¨ªas, ya dio la medida de su excepcional clase de cantaor. Cada nueva actuaci¨®n de Merc¨¦ confirma el gran momento en que se halla.
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