El Papa reconoce, con algunos limites, los valores del positivismo y de la neutralidad de la ciencia
La persona, como centro y objetivo de la ciencia y la t¨¦cnica, y el valor del trabajo humano, as¨ª como el reconocimiento del valor cient¨ªfico del positivismo, fueron las ideas centrales de los discursos pronunciados. por el papa Juan Pablo II en el tercer d¨ªa de su visita a Austria, que concluye esta tarde, tras la peregrinaci¨®n al santuario mariano de Mariazell.
Media docena de discursos pronunci¨® el Papa ayer en Viena: en la catedral de San Esteban, ante los representantes del apostolado seglar; a los cient¨ªficos y artistas; a los obispos austriacos; a los funcionarios de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas (ONU); a los trabajadores y a los polacos residentes en Austria.La idea del valor del hombre como imagen de Dios fue la l¨ªnea conductora en los discursos papa les. En el palacio imperial de Viena, enmarcado por la interpretaci¨®n de dos piezas de Haydn, el Papa se dirigi¨® a los cient¨ªficos, artistas y periodistas.
El Papa dijo que "toda la ciencia se completa como ciencia del hombre y para el hombre", y a?adi¨® que, esto vale tambi¨¦n, en cierto modo, para la teolog¨ªa. Juan Pablo II reconoci¨® los valores del positivismo, con ciertos l¨ªmites, cuando dijo que la neutralidad de valores que reclama para s¨ª la ciencia en su actuaci¨®n puede tener un efecto purificador, como distancia asc¨¦tica respecto a los propios deseos, aunque no puede llevarse a un extremo tan absoluto que haga irreconocible la exigencia ineludible de los valores morales".
Citas a Einstein
Despu¨¦s, el Papa pas¨® a analizar el papel de la ambivalencia de la t¨¦cnica y la ciencia, capaz de amenazar a la humanidad y producir incluso la destrucci¨®n at¨®mica.Juan Pablo II cit¨® a Oppenheimer y Einstein en su discurso, y lleg¨® a la conclusi¨®n de que "la ciencia y la t¨¦cnica no amenazan al hombre en cuanto tales, sino cuando se desvinculan de las normas morales".
El tema del peligro que corre la humanidad hab¨ªa ocupado a Juan Pablo II la noche del domingo en la recepci¨®n que dio en la nunciatura apost¨®lica al cuerpo, diplom¨¢tico acreditado en Viena, a la que faltaron los embajadores de algunos pa¨ªses del Este europeo (la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Bulgaria y Checoslovaquia).
El Papa dijo que el "grito por la paz que surge cada vez m¨¢s alto de los corazones de la gente y se levanta por las calles y plazas, parece dar la raz¨®n a los temores de aquellos que, al observar la actual situaci¨®n mundial, hablan ya. del paso de una fase de posguerra a una preguerra".
En su alocuci¨®n a los diplom¨¢ticos, el Papa apel¨® a enfrentar la voz de la violencia con la voz de la raz¨®n, reducir las tensiones existentes y dejar siempre un espacio para el di¨¢logo, para que el grito de los hombres por la paz no quede ahogado un d¨ªa, de repente, por el ruido de las armas".
Ante los funcionarios de la ONU en Viena, el Papa retom¨® el tema central de la persona humana como "primado y l¨ªnea conductora para nuestras decisiones y juicios de valor. El hombre ocupa el centro de todo nuestro esfuerzo, de todo nuestro trabajo intelectual y cient¨ªfico. Incrustado en el amor de Dios, el hombre es la medida y el objetivo de todos los esfuerzos que realizarnos, en este mundo"
Adem¨¢s de esta primac¨ªa del hombre fij¨® el Papa un segundo criterio de actuaci¨®n ante los funcionarios de la ONU: el bien com¨²n, que en este caso concret¨® con la f¨®rmula de que "el progreso de una naci¨®n no puede lograrse a costa de las otras".
Como modelo, el Papa propuso a los funcionarios de la ONU la figura de san Francisco de As¨ªs, cuyos ideales "son muy probablemente un eslab¨®n entre las generaciones y unen a los hombres y mujeres de buena voluntad, en b¨²squeda de la paz durante siglos".
Solidaridad con min¨²scula
Doce veces emple¨® el Papa en su discurso a los trabajadores la palabra "solidaridad" -con min¨²scula-, que durante el viaje a Polonia hab¨ªa adquiri¨¢ una especial ambivalencia ante la prohibici¨®n del sindicato independiente Solidaridad -con may¨²scula-.Bajo un podio con el eslogan Solidaridad en el trabajo, el Papa toc¨® el tema de los trabajadores emigrantes, y dijo que no pod¨ªan ser tratados "como fuerza de trabajo o como medio de producci¨®n, que se consigue y se utiliza lo m¨¢s barato posible, por encima incluso de las leyes laborales vigentes".
Juan Pablo II se pronunci¨® por la integraci¨®n de los emigrantes en la vida de los pa¨ªses de acogida, y que se les permita, en un marco adecuado, traer a sus familias y conseguir una vivienda adecuada.
El Papa destac¨® que los trabajadores austriacos "han creado en los sindicatos una organizaci¨®n fuerte, y el alto nivel de afiliaci¨®n muestra el grado de solidaridad entre vosotros". A ¨²ltima hora de la tarde de ayer, el Papa mantuvo un encuentro con los polacos.
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