Una polic¨ªa eficaz y correcta
Los implicados en la organizaci¨®n del viaje del Papa a Austria -desde la polic¨ªa hasta los servicios de Prensa- se distinguieron por su eficacia y amabilidad. Todo estaba previsto y bien resuelto: hasta los empleados del aeropuerto de Viena hab¨ªan recibido instrucciones, una semana antes de la llegada del Papa, de no escupir en la zona prevista para el beso en el suelo que Juan Pablo II realiza al llegar a cada pa¨ªs. La correcci¨®n de la polic¨ªa austriaca en los grandes acontecimientos es ejemplar y llega incluso a defender a los periodistas frente a sus colegas, como ocurri¨® hace cuatro a?os con los gorilas que acompa?aban al presidente norteamericano Jimmy Carter.
Algo similar ocurri¨® durante la visita del Papa, cuando el jefe de la seguridad vaticana, comendatore Cibic, se li¨® a empujar a la gente y arroj¨® al suelo a un fot¨®grafo. Un polic¨ªa austriaco coment¨®: "Tiene gracia que tengamos que proteger a los reporteros frente a la gente del Vaticano. Esto no nos pas¨® ni con los rusos y los norteamericanos".
J
C.,
El borracho que el d¨ªa de la llegada de Juan Pablo II lanz¨® un vaso contra la comitiva papa? tuvo que ser rescatado por la polic¨ªa de las garras de la gente. El hombre acab¨® en el hospital y all¨ª recibi¨® la visita de un enviado del Papa, que, al enterarse del incidente, pidi¨® que se interesasen por su estado.
Otro atentado contra el Papa lo protagoniz¨® un portugu¨¦s que padece cirrosis y crey¨® que si tocaba al Papa se curar¨ªa su enfermedad. La polic¨ªa le detuvo porque pens¨® que se trataba realmente de un intento contra la integridad f¨ªsica del Pont¨ªfice.
Los j¨®venes austriacos tuvieron ocasi¨®n -dentro de un orden- de expresar ante Juan Pablo II sus ideas y quejas sobre el mundo y la vida. Uno de ellos, que ley¨® un texto sobre el paro ante el Papa, llevaba una camiseta con la efigie pintada del que fuera presidente constitucional chileno, Salvador Allende.
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