Pedro Aparicio,
alcalde de M¨¢laga, pagar¨¢ caro el haber perdido la confianza en su secretario particular, Juan Fern¨¢ndez. Cuando sali¨® elegido por vez primera, en 1979, Aparicio se llev¨® como secretario a un celador del hospital en el que trabajaba hasta entonces. Ahora, el alcalde ha decidido prescindir de sus servicios, pero Fern¨¢ndez le demand¨® ante Magistratura y ¨¦sta fij¨® una indemnizaci¨®n de mill¨®n y medio de pesetas. El alcalde, con buen criterio, ha considerado que el error es suyo y no de la ciudad, y ha ordenado que cada mes se descuente de su n¨®mina personal cierta cantidad para hacer frente al pago exigido por la Magistratura, seg¨²n informa Jos¨¦ Aguilar.
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