Par¨¢bola de lo que es y lo que no es
Llevo a?os dando voces en el desierto y pregonando en el m¨¢s absoluto de los vac¨ªos la idea, quiz¨¢ disparatada, de que los oficios de la gente se deben nombrar en virtud y funci¨®n de lo que son de veras y no con paliativos, eufemismos, piadosismos u otros disfraces, ni tampoco con frases dignas de un serm¨®n reseso o un tratado de derecho municipal. He transigido, ya en casos como los de los boticarios, los callistas y los curas -y tantos otros cuya sola enumeraci¨®n resultar¨ªa harto prolija-, pero me resisto a aceptar la violent¨ªsima evidencia de que nadie pueda ir por el mundo pretendiendo ser auxiliar t¨¦cnico sanitario, profesor de educaci¨®n general b¨¢sica o licenciado en ciencias de la informaci¨®n (rama imagen). De todas formas, en mi candor cre¨ªa -y as¨ª lo confleso- que con esos casos se hab¨ªa tocado ya fondo en la cuesti¨®n, cuando empezaron a aparecer las denominaciones de oficios en negativa. A partir de entonces se pod¨ªa ser algo en raz¨®n a lo que no se era, y semejante trabalenguas dio paso, por ejemplo, al curioso oficio de profesor no numerario, consideraci¨®n que se pod¨ªa perder y trance del que se pod¨ªa salir adquiriendo la calidad de numerario o perdiendo la de profesor (casos ambos que en alguna lamentable y conocida ocasi¨®n fueron coincidentes).Los irlandeses han llevado la doctrina de la calificaci¨®n negativa hasta sus ¨²ltimas consecuencias, puesto que, a ra¨ªz del refeT¨¦ndum decididor de la prohibici¨®n constitucional del aborto, en Irlanda se puede ser, en t¨¦rminos ontol¨®gicos, sin necesidad siquiera de existir. El art¨ªculo cuya glosa conviene dice: "El Estado reconoce el derecho a la vida del no nacido y, con la debida atenci¨®n a la madre, garantiza en sus leyes el respeto a este derecho y, tan lejos como sea legalmente posible?, vindicarlo y defenderlo". Queda lejos de mi ¨¢nimo el entrar siquiera, y menos a¨²n el enzarzarme, en la vidriosa pol¨¦mica en tomo a si el aborto debe ser o no ser legalizado, pero me interesa de forma especial el se?alar el disparate sem¨¢ntico a que pueden llevamos las definiciones negativas. Reconocer, con las palabras utilizadas por el legislador, el derecho a la vida de los no nacidos equivale a entender que hay algo as¨ª como un mundo plat¨®nico ideal conectable por v¨ªa de las leyes con este mundo emp¨ªrico en el que pretendemos movernos. Un no nacido es cualquiera que, en un tiempo futuro, pueda ser nacido. Tradicionalmente se hablaba de los nonatos refiri¨¦ndose a aquellos que sal¨ªan del vientre de la madre artificial o excepcionalmente y por distinto conducto al se?alado por la naturaleza, y hasta ten¨ªan un santo, san Ram¨®n Nonato, al que se encomendaban las parturientas para propiciar el parto feliz.
Luego se ha ido entendiendo, por analog¨ªa, que nonatos son quienes mueren sin perder la condici¨®n de fetos; alguno hubo que lleg¨® a tener un lugar en las ,esquelas mortuorias de los peri¨®dicos, cosa que puedo asegurar porque cuento con las pruebas documentales suficientes para as¨ª demostrarlo. Pero, ?por qu¨¦ limitarse a tan moderada definici¨®n?
Con la enmienda constitucional irlandesa podr¨ªa uno ensayar a rizar los m¨¢s hermosos y bizantinos rizos. Dado que el segundo fundamento de la termodin¨¢mica no permite obtener informaci¨®n de acontecimientos futuros, un no nacido es un ente nebuloso que puede referirse, en principio, a ciertas condiciones necesarias para que alguien nazca. Esas condiciones permiten, por ejemplo, el suponer que el esperma es una v¨ªa para provocar nacimientos, previa la fecundaci¨®n de un ¨®vulo.
Podr¨ªa perseguirse legalmente, por tanto, el onanismo, la eyaculaci¨®n precoz, el uso de anticonceptivos y, ya que estamos en ello, hasta la solter¨ªa voluntaria. ?Por qu¨¦ tiene que condenarse a no vivir al presunto e hipot¨¦tico hijo del hombre sometido a voluntario voto de castidad? Imaginemos que un cl¨¦rigo sucumbe a la tentaci¨®n de la carne, supuesto que ha de darse por t¨¦cnicamente aceptable.
El futuro posible hijo nacer¨¢ o no, seg¨²n un n¨²mero indeterminado de circunstancias que pueden cruzarse y entrecruzarse, pero es evidente que no nacer¨¢ jam¨¢s si es virtuoso el cura y se resiste al pecado. De esa forma queda asegurada la presencia ideal de un no nacido, y supongo que resulta legalmente punible tan criminal acto.
?Y qu¨¦ hemos de decir de las violaciones y sus emociones venenosas? Cualquier mujer en edad y circunstancias adecuadas se convierte de hecho en una fuente de no nacidos, a menos que se encuentre permanentemente embarazada. ?No podr¨ªa interpretarse la violaci¨®n como el acto de un quiz¨¢ excesivo, pero tambi¨¦n quiz¨¢ justificado, furor constitucional? Si la violaci¨®n viene tipificada como delito en el C¨®digo Penal irland¨¦s, se plantea no m¨¢s que un conflicto jur¨ªdico que tan s¨®lo podr¨¢ resolverse tras averiguar cu¨¢l es la ley de rango superior. Llevando la acci¨®n hasta la paradoja, podr¨ªa suceder que incluso hubieran de habilitarse condecoraciones y menciones c¨ªvicas para los violadores, y ya no quiero ni imaginar ,qu¨¦ tipo de recompensa merecer¨ªa quien violare a una sacerdotisa, a una vestal o, al menos, a una monja.
Pudiera ser que hasta el impedir el aborto tuviese que considerarse dudosamente correcto a la luz de la nueva ley.
En el momento en que se comprueba que una mujer est¨¢ embarazada y va a tener un hijo, ?no ser¨ªa admisible, desde el punto de vista del utilitarismo, el provocar cuanto antes el aborto para que pudiera quedar de nuevo embarazada con la esperanza de un parto m¨²ltiple? Y si es as¨ª, ?con cu¨¢ntos ¨®vulos fecundados habr¨ªa que conformarse? ?Dos? ?Cinco? ?Veinticinco? ?No ser¨ªa l¨®gico y consecuente que el Estado requisase todas las ovulaciones de sus s¨²bditas y se ocupara de promover la fabricaci¨®n de probetas? Las definiciones negativas tienen los inconvenientes de ser tan el¨¢sticas como se quiera, y as¨ª nos van las cosas a todos. Pero no se preocupe el lector amable, ya que lo dicho pasa en Irlanda y ni por asomo hemos de suponer que aqu¨ª iba a suceder lo mismo ni a¨²n nada parecido. Nuestros pol¨ªticos son gramaticalmente sabios, sem¨¢nticamente precisos y literariamente sagaces. Puede comprobarse con la lectura, al azar, de un n¨²mero cualquiera del
Bolet¨ªn Oficial del Estado.
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