Los catecismos
A m¨ª me parece que los curas/ obispos tienen raz¨®n y est¨¢n en lo suyo. Los catecismos. Todos los ni?os de derechas hemos vivido cuarenta a?os de Pan y Catecismo, que incluso hab¨ªa una obra p¨ªa que se llamaba as¨ª. Y la llevaba don Anastasio, si mal no recuerdo.Verdad era que nos daban m¨¢s catecismo que pan, pero as¨ª llegu¨¦ yo a dominar a los padres Vilari?o/Astete, que me fascinaban, como luego los te¨®logos y los fil¨®sofos (Hegel Kant), por su manera de mont¨¢rselo al aire, como un vendedor de bocatas en Sol. El Gobierno ratifica su decisi¨®n. Maravall (con quien tanto quiero, desde su padre) se equivoca.
Los catecismos infantiles tienen que estar llenos de mentiras gordas, que son como los hipofosfitos intelectuales del educando. ?Santiago se apareci¨® en Las Navas o en Clavijo? ?San Pablo estuvo alguna vez en Espa?a, concretamente en Tarragona? La mayor novela espa?ola de los ¨²ltimos tiempos, La saga/fuga de JB, gira en tomo al hecho dudoso, considerado ir¨®nicamente, de si Santiago, Ap¨®stol de Espa?a, estuvo, alguna vez en Espa?a. Pero el ni?o no pega el estir¨®n con dubitaciones adultas, sino con verdades/mentiras gord¨ªsimas, compactas, nutrientes como los cinco cereales de su sopa. Los obispos consideran un paso de especial trascendencia la prohibici¨®n de los catecismos. Raz¨®n que les sobra. Es de co?a pensar que la Historia a¨²n puede tomar en serio la leyenda de Santiago Matamoros. Es de co?a que el Ministerio a¨²n pueda tomar con rigor -y este peri¨®dico lo ha subrayado- los excesos cielistas/pietistas de un catecismo.
El ni?o, ya digo, vive de absolutos, vive de verdades absolutas. El Diablo y el Buen Dios. Mediante la ambig¨¹edad y la dubitaci¨®n s¨®lo se crean ni?os intelectualillos, chepuditos y un poco maricones. El catecismo tiene que ser de una pieza. Si se quiere otra clase de ciudadanos -que es lo que yo quiero-, fuera con el catecismo. Jos¨¦ L¨®pez dice que es "un ataque del socialismo contra la Iglesia". Aborto/homicidio/terrorismo, tres pecados distintos y una sola culpa verdadera, que es la que considera la Iglesia.
O sea, como si un etarra, tan hombre, abortase en Londres. Como si una abortista se sacase la gomad¨¢s de la tr¨ªpa, con s¨®lo romper aguas. Como si un terrorista abriese consulta para hacer abortar a las abortistas mediante parabellum, como el mal torero que le da un bajonazo al toro.
Los ni?os, como yo, entendemos bien las verdades absolutas, compactas, duras y maduras del catecismo o, la -matem¨¢tica de conjuntos. Por eso hemos crecido altitos y bien nutridos. Al ni?o no se le puede alimentar de ambig¨¹edades, porque entonces le entra el moquillo, le salen ojeras y hasta se masturba. La duda no alimenta. Santiago Matamoros, en la batalla que fuese, es una mentira que engorda como El Guerrero del Antifaz o Superm¨¢n. Nuestro socialismo/regeneracioniso quiere una EGB de ni?os hamletianos, cada uno con una calavera en el pupitre, para meditar, como tintero. Eso no puede ser, Maravall, amor. Dejad que los ni?os se acerquen a m¨ª, como dicen que dijo Cristo. Con las primeras lecturas a escondidas, en las copas de los ¨¢rboles" (Juan Ram¨®n), el ni?o cambia de la circunferencia, "esa gorda", como dice Carmen, a la elipse, prmicipio de todo goticismo/romanticismo.
Tenemos, o sea, la guerra de las banderas, la ¨ªuerra de los catecismos y la guerra de los comunicados (¨¦sta entre el Ministerio y la Conferencia Episcopal). Tres guerras de religi¨®n y, por lo tanto, tres guerras simb¨®licas, aleg¨®ricas, gratuitas. Dado que los educandos salen siempre. por la otra punta de lo que se les explica (hoy casi todos los pilar¨ªstas son, cuando menos, socialdem¨®cratas), a m¨ª me parece que Maravall se ha pasado y que a los ni?os hay que meterles mucho pan y catecismo en la dura y tierha cabeza pelona. Ya setomer¨¢n ellos el pan y tirar¨¢n el catecismo.
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