La Academia sueca adelanta la concesi¨®n del Nobel de Literatura
Contrariando una tradici¨®n seg¨²n la cual el nombre del ganador del Premio Nobel de Literatura era el ¨²ltimo en darse a conocer, este a?o ser¨¢ el primero de los que se conceden en Estocolmo y el segundo despu¨¦s del Premio de la Paz, que ser¨¢ concedido hoy en Oslo, seg¨²n es costumbre. La decisi¨®n de la Academia Sueca ser¨¢ dada a conocer ma?ana, jueves, poco despu¨¦s del mediod¨ªa, y este adelanto ha determinado esta vez la ausencia de las especulaciones previas que prolongaban profusamente el anuncio de los miembros de la Academia. Ning¨²n nombre se ha barajado esta vez previo al anuncio, y en lo ¨²nico en que los observadores parecen estar de acuerdo es en que no ser¨¢ un escritor de habla castellana el galardonado.
La presunci¨®n est¨¢ basada en que el premio del a?o pasado recay¨® en el colombiano Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y dif¨ªcilmente podr¨ªa volver a recaer en un escritor de lengua hispana. De todos modos, el hermetismo no desmentido que guardan los 18 miembros de la academia encargados de dictaminar al respecto puede deparar cualquier sorpresa e invalidar c¨¢lculos previos.
La designaci¨®n de los galardonados proseguir¨¢ el pr¨®ximo lunes 10, en que se conocer¨¢ el o los nombres de quienes hayan realizado la contribuci¨®n estimada m¨¢s valiosa en el campo de la medicina o la biolog¨ªa. Entre el 17 y 19 se dar¨¢n los nombres de los premiados en econom¨ªa, f¨ªsica y qu¨ªmica. Centenares de asesores en las distintas disciplinas han estado trabajando, por encargo de la Fundaci¨®n Nobel, en la dif¨ªcil tarea, de la selecci¨®n.
Un testamento ya c¨¦lebre
Pol¨¦micos, denostados y admirados como su propio creador, Alfred Nobel, los premios que llevan su nombre retornan cada a?o con rigurosa puntualidad al centro de la atenci¨®n mundial. Como cada a?o, tambi¨¦n vuelven a escucharse los juicios m¨¢s dispares sobre el extra?o personaje que un a?o antes de su muerte, el 27 de noviembre de 1895, en Par¨ªs, puso su firma al pie del c¨¦lebre testamento, para consternaci¨®n de sus herederos y alegr¨ªa de eventuales beneficiarios.En dicho documento estipulaba que una buena parte de su fortuna -por entonces, 31 millones de coronas suecas-, distribuida en diversos pa¨ªses de Europa, fuera empleada en la creaci¨®n de un fondo e invertida en valores cuyos intereses ser¨ªan distribuidos anualmente como te compensa "a las personas que durante el transcurso del a?o anterior hubieran rendido los mayores servicios a la humanidad".
Alfred Nobel, que no ten¨ªa una opini¨®n muy positiva de la especie humana, comenzando por s¨ª mismo, de quien escribi¨® una vez que "hubiera debido ser estrangulado por un m¨¦dico fil¨¢ntropo en el mismo momento en que lanc¨¦ el primer grito anunciando mi entrada en la vida", guardaba, sin embargo, en el fondo de su alma una inextinguida esperanza en el destino de la humanidad y de sus Posibles benefactores. Ello explicar¨ªa su decisi¨®n postrera, que algunos interpretan como el deseo de tranquilizar su conciencia y perpetuar su recuerdo despu¨¦s de haber inventado un elemento tan destructivo en algunas de sus aplicaciones como la dinamita.
Las actividades cuyo progreso quer¨ªa impulsar y premiar Alked Nobel eran la f¨ªsica, la qu¨ªmica, la medicina, la literatura y el trabajo por la paz y el acercamiento entre los pueblos (posteriormente, desde 1969, se agregar¨ªa, sin conocimiento del difunto, por supuesto, el premio de econom¨ªa, de ingrato recuerdo para la Fundaci¨®n Nobel).
La probada inclinaci¨®n del benefactor por las ciencias exactas no fue incompatible con su afici¨®n por las letras, en las que incursion¨®, en medio de una vida de viajes y negocios, al parecer con menos fortuna que la obtenida en la qu¨ªmica y en ¨¦stos.
Alfred Nobel confi¨¦ a tres instituciones suecas -la Real Academia de Ciencias, el Instituto Carolino de Medicina y Cirug¨ªa y la. Academia Sueca- y a un Comit¨¦ Nobel del Parlamento noruego la tarea de poner en pr¨¢ctica sus disposiciones testamentarias. Nobel, que vivi¨® la mayor parte de su vida fuera de Suecia, explic¨® esta decisi¨®n en el hecho de que hab¨ªa encontrado mayor n¨²mero de personas honradas en su pa¨ªs que en otros, lo que le daba garant¨ªas de un correcto cumplimiento de su voluntad.
Todo indica que no se equivoc¨®. Para el sentimiento nacional sueco, la adjudicaci¨®n y entrega de los premios constituye el acontecimiento relevante del a?o.
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