Por la paz en la escuela
La confrontaci¨®n pol¨ªtica genera con frecuencia simplificaciones e im¨¢genes deformadas de la realidad. Probablemente yo he adquirido fama de ser un belicoso defensor de la libertad de ense?anza. Aunque estoy muy lejos profesionalmente del mundo educativo y me preocupa, por otra parte, seriamente la guerra escolar que se reinicia. No son buenos los traumas a que estamos sometiendo al sistema educativo. Es malo el clima de lucha que se crea en torno a la escuela. Y peor a¨²n es que la batalla encierre ingredientes religiosos. ?Por qu¨¦ no podemos llegar a un pacto escolar como han hecho otras naciones occidentales con problemas parecidos a los nuestros? Siempre he defendido y seguir¨¦ defendiendo un acuerdo m¨ªnimo que descanse sobre las siguientes bases:a) Escuela p¨²blica: apartemos de ella todo lo que tienda a su politizaci¨®n. Evitemos que se convierta en campo de lucha entre partidos pol¨ªticos, como desgraciadamente ha ocurrido en muchos casos en estos ¨²ltimos a?os, con deterioro notable en su nivelde calidad. Las familias que necesiten o prefieran la ense?anza p¨²blica para sus hijos tienen derecho a obtener una educaci¨®n seria, profesionalizada y despolitizada, para lo cual tanto la selecci¨®n de profesores como del equipo directivo, igual que ocurre en toda la Europa occidental, debe hacerse- por procedimientos p¨²blicos que valoren objetivamente el m¨¦rito y capacidad de los candidatos, y no por elecci¨®n pol¨ªtica entre programas ideol¨®gicos enfrentados. Nuestra Constituci¨®n distingue claramente lo que son elecciones para puestos nol¨ªticos- basadas en los nroara- mas que se presentan y en las mayor¨ª¨¢s de votos-que se obtengan, y el acceso a la funci¨®n p¨²blica, que se har¨¢, dice en su art¨ªculo 103, de acuerdo con los principios de m¨¦rito y capacidad.
F¨®rmulas satisfactorias
b) Escuela privada: todos sabemos que el partido socialista es profundamente contrario a la escuela internamente homog¨¦nea, es decir, a la ense?anza con orientaci¨®n o car¨¢cter propio, religioso, filos¨®fico o pedag¨®gico. Lo han proclamado siempre as¨ª y no les podemos tachar de incoherentes. Pero ya en este momento, el Tribunal Constitucional en su sentencia de 13 de febrero 1981, resolviendo su recurso contra el estatuto -de centros, ha definido que el derecho a crear y dirigir centros con ideario y la consecuente facultad de los padres para elegir un centro con ideario para sus hijos son exigencias constitucionales. Comprendo que en 1980 ustedes no hayan querido pactar sobre esta base. Pero producida la suprema interpretaci¨®n del texto constitucional que indico, ?por qu¨¦ no buscamos f¨®rmulas mutuamente satisfactorias? Ustedes crean y aseguran la existencia de colegios internamente pluralistas de los que les gustan en la medida necesaria para que acojan a los hijos de todas las familias que piensen como ustedes. Y, por otra parte, dejan al resto de los espa?oles. que quieren ense?anza internamente homog¨¦nea, cristiana, musulmana, marxista o neutra, que la tengan como desean para sus hijos. Sin trampas, claro. Por que si un padre quiere, por ejemplo, un colegio cristiano para sus hijos y lo elige, aunque por sus ocupaciones no pueda estar frecuentemente en el centro, ha de tener la garant¨ªa de que la direcci¨®n, el profesorado y la orientaci¨®n pedag¨®gica de la escuela responden a lo que eligi¨®. ?De acuerdo?
?Acaso no es sensato lo que les propongo? Ustedes han ganado leg¨ªtimamente unas elecciones democr¨¢ticas. Tienen la fuerza de la mayor¨ªa. Pero todo tiene sus l¨ªmites. La mayor¨ªa parlamentaria no puede v¨¢lidamente aprobar una resoluci¨®n que anule la democracia misma. Ni tampoco puede dejar sin contenido los derechos constitucionales de las minor¨ªas. Por muy equivocadas que puedan estar, a su juicio, las minor¨ªas. El derecho de errar es una de las notas caracter¨ªsticas de las democracias.
c) La igualdad. El p¨¢rrafo que dice: "Corresponde a los poderes p¨²blicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas..." es, como ustedes saben, de nuestra Constituci¨®n (art¨ªculo 9.2). Estaremos, por tanto, conformes con que las ayudas del Estado a los colegios no pueden ir exclusivamente dirigidas a aquellos intrapluralistas que- a ustedes les gustan y dejar de destinarse a aquellos otros que a ustedes les molestan. Porque los ciudadanos que acuden a unos y otros deben ser iguales (art¨ªculo 1 de la Constituci¨®n), y si no lo son, el Estado debe ayudarles para que lo sean (art¨ªculo 9.2). Lo dice tambi¨¦n el art¨ªculo 14 de la Constituci¨®n, ?recuerdan? 'Tos espa?oles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminaci¨®n alguna por raz¨®n de nacimiento, raza, sexo, religi¨®n, opini¨®n o cualquier otra condici¨®n o circunstancia personal o social". Es decir, los partidarios de las escuelas internamente pluralistas (ustedes) y los que desean la escuela homog¨¦nea tienen el mismo derecho a ser financiados por el Estado, sin que la financiaci¨®n tenga tales condiciones que conviertan. en, ineficaz su derecho a elegir porque haga uniforme o insegura la oferta educativa que se les hace.
El contenido del modelo
Es verdad, que el 27.7 de la Constituci¨®n impone la intervenci¨®n de la comunidad educativa en los centros sostenidos con fondos p¨²blicos en los t¨¦rminos que la ley establezca, y que tal intervenci¨®n puede ser el¨¢sticamente regulada, como ha sentenciado el Tribunal Constitucional. Debe desarrollarse este precepto, pero, seg¨²n la jurisprudencia de dicho alto tribunal, ?no es jur¨ªdicamente correcto interpretar que el grado de intervenci¨®n que legislativamente se establezca ni puede ser tan corto que anule el derecho de participaci¨®n, ni tan extenso que deje sin efecto el derecho constitucionalmente consagrado a elegir y obtener efectivamente a lo largo de todo el proceso educativo el tipo de ense?anza por el que los padres han optado? ?No es cierto que si no se garantiza que el director, los profesores y la l¨ªnea pedag¨®gica de la escuela responden al ideario del centro el derecho de los padres a elegir modelo educativo se ver¨¢ vac¨ªo de contenido?
Por razones de justicia y como consecuencia de las prioridades que la justicia impone podemos y debemos admitir discriminaciones en las ayudas. Pero supongo que ustedes aceptar¨¢n que tale s discr¨ªminaciones financieras habr¨¢n de serlo en funci¨®n de la renta de las familias, y no del tipo de centro que elijan. ?No ser¨ªa socialmente absurdo y regresivo que la familia acomodada que prefiere la ense?anza p¨²blica, universitaria o de bachilerato, por ejemplo, la reciba pr¨¢cticamente gratuita, mientras que otra de pocos recursos que la desea homog¨¦nea, cristiana o marxista o del tipo que sea la tenga que pagar a precio de coste?
?No es razonable lo que les sugiero? ?No se respetan as¨ª sus derechos tanto corno los de quienes no piensan como ustedes? ?Por qu¨¦ no intentamos llegar sobre estas bases a un pacto, como ha ocurrido en otros pa¨ªses de Europa occidental, en cuya pol¨ªtica han intervenido sus correligionarios y los nuestros? Un acuerdo con estas premisas, ?no les parece que viene exigido por una concepci¨®n democr¨¢tica y beneficiar¨ªa al sistema educativo en su conj¨¢nto? ?No tenemos ya aceptadas estas mismas bases de convivencia en materia de prensa, de partidos, de sindicatos, respetando sus peculiares posiciones ideol¨®gicas y facilit¨¢ndo es financiaci¨®n p¨²blica sin privarles de su facultad de autodireci¨®n? ?Por qu¨¦ no aceptamos los nismos principios para la escuela?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.