Nido de v¨ªboras en Corea del Sur
LA HISTORIA reciente de Corea del Sur es tenebrosa. El atentado en Birmania contra el presidente Chun Doo Hwan, que ha costado la vida a cuatro de sus ministros, se inscribe en esa historia. Desde hace muchos a?os se est¨¢n desarrollando dos procesos conjuntos: uno, el de la lucha interna por el poder, dentro del grupo militar al que se lo confi¨® Estados Unidos como vigilante de la inquieta frontera con Corea del Norte y garante de sus bases -unos 40.000 soldados y una formidable estaci¨®n de informaci¨®n sobre toda la zona y de espionaje hacia la URSS-; otro, el de una oposici¨®n incesantemente encarcelada, torturada, perseguida y ejecutada, pero tambi¨¦n incesantemente en lucha por lo que estima que deb¨ªa ser el establecimiento de un r¨¦gimen democr¨¢tico. La seguridad de que parte de esa oposici¨®n est¨¦ ayudada o impulsada por Corea del Norte, y la de que la URSS tenga un enorme inter¨¦s en destruir el sistema actual de Corea del Sur y conseguir una neutralizaci¨®n, incluso una posibilidad de reunificaci¨®n con Corea del Norte, no debe conducir, sin embargo, necesariamente a la idea de que este atentado de Birmania sea fruto de una conspiraci¨®n internacional. Se¨²l insiste en esa denuncia, moviliza sus tropas en la frontera y advierte al mundo del peligro comunista, e incluso busca una relaci¨®n con el reciente ataque sovi¨¦tico a un avi¨®n surcoreano. Puede que est¨¦ en lo cierto. Pero la truculencia interna es suficiente para explicar el suceso y se inscribe dentro de una situaci¨®n pendular actual en la que las tiran¨ªas locales est¨¢n desafiadas precisamente por su ineficacia para combatir formas de revoluci¨®n: m¨¢s que por su ineficacia, por su capacidad para alimentarlas y engendrarlas al producir corrupci¨®n, abusos de poder, represiones y falta de salidas.El acceso al poder del presidente Chun se produjo a ra¨ªz de unos acontecimientos internos en octubre de 1979. El presidente Park Chung Ji, una de las figuras hist¨®ricas del retablo de dictadores con los que Estados Unidos trataba de asegurar sus peligrosas zonas de influencia fronterizas con la URSS, fue asesinado directa y personalmente por el jefe de la CIA coreano; mientras ¨¦l y sus c¨®mplices eran fusilados y se descubr¨ªan nuevas ramificaciones, se nombraba otro presidente de la Rep¨²blica, Choy Kyu Hah; pero bajo ¨¦l aparec¨ªa un hombre temible: Chun Doo Hwan. Era el jefe del servicio de seguridad del Ministerio de Defensa y comenz¨® su actuaci¨®n con el arresto del general jefe de Estado Mayor y de otros 10 generales. Durante estos acontecimientos, millares de manifestantes reclamaban la abolici¨®n de la ley marcial, la libertad de los presos pol¨ªticos y el regreso de los exiliados. En cambio, el nuevo presidente extendi¨® la ley marcial y nombr¨® administrador de esa ley al propio Chun. El 18 de mayo de 1980, Chun prohibi¨® todas las actividades pol¨ªticas, y al d¨ªa siguiente cerr¨® la Asamblea Nacional. A fin de mes se form¨® un comit¨¦ de seguridad nacional y se entreg¨® su presidencia a Chun. Tres meses despu¨¦s hab¨ªa detenido a 30.578 personas, despedido a 7.000 funcionarios y licenciado a 1.000 polic¨ªas (datos oficiales); y el 27 de agosto Chun era nombrado presidente de la Rep¨²blica. La campa?a de purificaci¨®n continu¨®, alternando las penas de muerte y de prisi¨®n, los despidos y las persecuciones, con la redacci¨®n de una Constituci¨®n y la celebraci¨®n de elecciones poco convincentes en las que triunfaba el partido de Chun Doo Hwan; es decir, el partido que hab¨ªa formado personalmente despu¨¦s de haber ascendido desde su puesto del Ministerio de Defensa a la ocupaci¨®n del poder absoluto.
A pesar de todo este despliegue de poder y de violencia, la situaci¨®n de Chun se ha ido debilitando en los ¨²ltimos tiempos. Las realidades nacionales de subdesarrollo, ca¨ªda econ¨®mica y opresi¨®n funcionan aqu¨ª como en otras partes del mundo; las dictaduras no pueden resolver problemas profundos y ni siquiera pueden ya mantener un semblante de orden. Y una vez m¨¢s se plantea un dilema que est¨¢ teniendo soluciones err¨®neas desde el final de la guerra fr¨ªa: si la defensa frente a la URSS o al comunismo la pueden hacer estos fantoches entorchados, o si es m¨¢s eficaz (independientemente de m¨¢s humano y m¨¢s deseable) para esos mismos fines un r¨¦gimen democr¨¢tico y abierto.
Dentro de ese nido de v¨ªboras que es el poder en Corea del Sur, dentro de la radicalizaci¨®n continua de la oposici¨®n, la explicaci¨®n del atentado de Birmania puede encontrar numerosas hip¨®tesis m¨¢s veros¨ªmiles que la conversi¨®n en un alto problema de pol¨ªtica internacional en el famoso paralelo 42. Y es posible, esta vez, que Reagan no acepte sin m¨¢s las tesis de Chun; como no ha aceptado las del presidente Marcos, que agoniza f¨ªsica y pol¨ªticamente y al que Washington ha retirado su apoyo.
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