El otro aborto
A uno, eso de los catecismos episcobispales que se han sacado ahora, le parece como el otro aborto. O sea, que se coge a un p¨¢rvulo, se le aplica toda la legislaci¨®n teol¨®gica, aprovechando que andaba distra¨ªdo con el Penthouse de su padre, ley¨¦ndome, y se le condecora ante la pizarra como culpable para siempre. Lo dec¨ªa el protagonista de Los 400 golpes, aquella inolvidable pel¨ªcula de Truffaut sobre la ense?anza: "Me han puesto un castigo cruel por pintar una vampi en un papel". Ya tenemos un hombre abortado, un ciudadano abortado, un creyente abortado de culpabilidad, un pecador abortado de culpa. Quiero decir, me parece (esta wodka no es la de la semana pasada), que un ni?o con el neocatecismo en el zurr¨®n de zagalillo de la cultura, es un hombre abortado entre la cercan¨ªa del infierno y la lejan¨ªa del cielo. Quienes tanto se pronuncian contra el aborto terap¨¦utico, quieren abortar hombres, colegiales, ni?os de Edmundo D'Amicis, como yo lo fui, p¨²beres de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza (Felicidad Blanch est¨¢ dando un programa en directo sobre el 27, en RNE, y nadie escucha a los mayores poetas del siglo y de varios siglos de Espa?a, porque no se anuncia: se lo digo, en el saloncillo de La Zarzuela, al ministro Solana, que en seguida se interesa por el tema). El viernes habl¨® Vicente Aleixandre por la radio, un Nobel que es como la conjunci¨®n de G¨®ngora y Andr¨¦ Breton, y el personal segu¨ªa conectando al listillo del repecho, creyendo que "poes¨ªa eres t¨²", loquito.No se forjan ciudadanos libres en los pupitres del miedo. Por la hemiplazuela de las Cortes han andado discutiendo el tema. Voy a la muestra "Pintores de la luz", con Carmen, en el Bancobao (el edificio m¨¢s audaz de la Castellana, zona alta: Madrid mira a Manhattan como Barcelona a Par¨ªs), y me extas¨ªo con un Mu?oz Degrain que es como la "Gualba de mil voces", de D'Ors,en impresionista / expresionista. En el Bancobao -son los nuevos mecenas, yes: es su aportaci¨®n a la democracia-, Landelino Lavilla, Antonio Garrigues, Maruja Mallo, Ferrer-Salat y mucho personal. He aqu¨ª unos pintores libres que tardaron veinte siglos en descubrir la luz. Voy a La Zarzuela, al estreno de la versi¨®n que ha hecho Jos¨¦ Luis Alonso de La verbena de la Paloma, con B¨®dalo. La versi¨®n es exquisita, pero he ah¨ª un Madrid tabern¨®n, ideol¨®gicamente provinciano, donde se exaltaba el remangue del pueblo y su gracia para llevar el mant¨®n. Era el populismo conservador de la Restauraci¨®n / Regencia. A aquellos cajistas de imprenta les educaban los Hermanos de las Escuelas P¨ªas. Sal¨ªan obreritos espa?oles y valientes. Todo esto, como me dice Haro-Tecglen, es un g¨¦nero reaccionario que quiere dejar. las cosas en su sitio. Los neocatecismos que se handebati do estos d¨ªas, tambi¨¦n: "Ustedes por aqu¨ª, ustedes por all¨¢", como en La verbena, que parece el Juicio Final con pianillo, rosol¨ªes y soconusco. El se?or Bordenave, de Barcelona, me dice lo que le dijeron una vez a Groucho: "No se muera nunca, por favor". Bueno, si super¨¦ el catecismo del Padre Vilari?o, que era el que d¨¢bamos en los cuarenta, ya no es f¨¢cil que sucumba. A Augusto Ass¨ªa, comunista de 1932, colaborador de Bo1chevismo, Aznar lo dej¨® escrito, ahora, L¨ªster le acusa. Yo creo que el maestro Ass¨ªa no es sino una v¨ªctima y consecuencia de encontrados catecismos escolares: el cat¨®lico y el rojo. La ¨²ltima moda off/ off es llevar grabado por dentro, en la piel, el cocodrilo de los nikis, justo a la misma altura del pecho. Los catecismos infantiles tienden a grabarnos un demonio / cocodrilo / lotousse sobre el coraz¨®n, ese peque?o mecanismo de sufrimiento. Todo dogmatismo prematuro supone un aborto intelectual. Gracias a que, como dir¨ªa Cocteau, ahora revivalizado en Par¨ªs: "?Qu¨¦ ser¨ªa de los ni?os sin la desobediencia?".
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