El descalabro de la pol¨ªtica exterior
Lamentable, pero cierto. Las ¨²ltimas andanzas diplom¨¢ticas de Felipe Gonz¨¢lez, tanto en Roma como en Atenas, llevan el sello del descalabro. En Roma tuvo que soportar el sofi¨®n de Juan Pablo II, y encima lo confes¨® con una cierta candidez de pol¨ªtico inexperto. Y en Atenas ha recibido la confirmaci¨®n de sus temores sobre la actitud francesa en torno a la Comunidad Econ¨®mica Europea y las aspiraciones espa?olas.Tambi¨¦n en el caso de Grecia, el presidente del Gobierno espa?ol ha distado de ofrecer una reacci¨®n convincente. Porque decir -como ha dicho- que Espa?a cambiar¨¢ su pol¨ªtica exterior si se confirma una perspectiva sine die para nuestro ingreso en la Comunidad obliga a pensar autom¨¢ticamente en la terrible desertizaci¨®n de las alternativas. ?Qu¨¦ cambio? ?Qu¨¦ pol¨ªtica? Ah¨ª el se?or Gonz¨¢lez se ve en la obligaci¨®n de guardar silencio. No sabe, no contesta.
Es verdad que procede conceder un margen de posibilidades. Lo que ocurre es que no se ve ninguna. Porque si el presidente espa?ol, al tiempo que anuncia este cambio de decorado en la conducta propia, sostiene que nada variar¨¢ en los t¨¦rminos de nuestra relaci¨®n con la Afianza Atl¨¢ntica, est¨¢ negando, simult¨¢neamente, la esencia de la transformaci¨®n predicada. T¨¦ngase en cuenta que Espa?a no tiene otro horizonte alternativo que un ?frica en la miseria y una Iberoam¨¦rica en la ruina. Pura bancarrota.
En realidad, el ¨²nico cambio sustantivo ser¨ªa organizar relativamente pronto el refer¨¦ndum sobre la OTAN y preparar los caminos de una inteligente neutralidad.( ... ).
La reprimenda de Roma, desarrollada en un contexto de frialdad vaticana y de distanciamientos poco alentadores, no ya para una pol¨ªtica concreta, sino para la vieja dignidad de Espa?a, ha sido reconocida por Felipe Gonz¨¢lez con simultaneidad a su apreciaci¨®n de que las relaciones con la Iglesia son objetivamente buenas.( ... ).
Lo peor que se puede decir de la pol¨ªtica exterior del Gobierno no es que sus inspiradores se resistan a cambiarla, sino que ella misma est¨¢ condenada a permanecer prisionera de sus baremos actuales.(...
, 18 de octubre
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.