El estatalismo
El estatalismo al que yo me he referido y que rige hoy en la Europa socialdem¨®crata, capitalista y burguesa, supone una intervenci¨®n inevitable del Estado en la cosa p¨²blico/privada, pero una intervenci¨®n racional, moderada y justa. Es lo que, m¨¢s o menos, si est¨¢ intentando en Espa?a, s¨®lo que aqu¨ª tiene el viejo y paisano nombre de "reformismo": en terminolog¨ªa pol¨ªtica lo hemos inventado casi todo, aunque luego la pol¨ªtica la hayamos hecho muy mal. C¨®mo se me iba a m¨ª ocurrir eso de "estalinismo", que aparte de resultar un error geopol¨ªtico ajeno a toda actualida internacional, no tendr¨ªa nada de "alegre" -complaciente-, pues que Stalin no es sino ya un p¨®ster sangriento e ir¨®nico para las discotecas, como Hitler, que consideran a ambos, porque no los padecieron, irreales y m¨ªticos como Dr¨¢cula y Frankenstein. O sea, divertidos y molones. Pero el personal se ha echado sobre el tema como los cristianos sobre los leones, en Roma -pobres leones, que no libraba ninguno-, y esto me prueba que, punto a: el personal verbalizante/prosaizante est¨¢ sin temas, no sabe de que hablar. Punto b: que hay tics hist¨®ricos que no se soportan ni como errata, nervios que todav¨ªa duelen. Y punto ce: que la gente vive pendiente de uno y hasta los m¨¢s insospechados lo leen a uno al microscopio, por si la cosa va con ellos.En un caf¨¦ de barrio quedo citado con un viejo y noble hombre del exilio que ha querido conocerme. ?ste tambi¨¦n se ha tomado en serio lo del "estalinismo", pero a la viceversa. Acaba de llegar a Espa?a, es rojo de toda la vida y le gusta mi errata, que no sabe que es una errata, con lo cual ¨¦l mismo se convierte en una errata humana.
En el Caf¨¦ de Oriente, de Luis Lezama, me filman con Ricardo Gull¨®n para la tele. Una vez, cuando todav¨ªa iba de ligoncero, me amachambr¨¦ una jai espectacular en una discoteca, y me dice en lo mejor de Sabor a ti. "T¨² eres escritor, ?verdad? Pues yo soy sobrina de Ricardo Gull¨®n". Afloj¨¦ la tenaza y di un paso atr¨¢s como si estuvi¨¦ramos bailando el tango. Mi respeto por Ricardo me impidi¨® seguir arrimando taller, que era lo suyo. Se lo cuento a Gull¨®n y se r¨ªe. Nos intercambiamos erudiciones y oftalm¨®logos: "Qu¨¦ gran memorialista eres, Umbral, y qu¨¦ libro Mortal y rosa". La cultura sigue estando en los caf¨¦s m¨¢s que en el Estado. (Escribamos siempre Caf¨¦/establecimiento con may¨²scula, como ped¨ªa G¨®mez de la Serna, porque si no se confunde con la infusi¨®n). El Ateneo de Madrid, que de momento va escapando al estatalismo, celebra sus "Primeras conversaciones sobre narrativa espa?ola ¨²ltima". Dirige Antonio Bestard (te sobra el Fornis, amor, a efectos de firma) y, pese a todo, financian el Ministerio de Cultura, o sea Solana (de quien estuve colocado como Almir¨®n la anterior temporada: eso s¨ª que es estalinismo), la Autonom¨ªa de Madrid y el INLE, un invento tardofranquista que, al parecer, todav¨ªa dura.
El estatalismo socialista, que ha dado golpes tan audaces, parece que no se atreve con la cultura. ?Por qu¨¦? Yo lo s¨¦, pero yo no digo mi canci¨®n sino a quien conmigo va, y conmigo van muy pocas, las justas. Abro el ciclo con mi nombre y no s¨¦ si algunas ideas. Tengo que mirar a ver de qui¨¦n las plagio. El Vicerrector de Extensi¨®n Universitaria me invita a su Programa, Actividades y copa: El estatalismo de Felipe Gonz¨¢lez, que ha estado bien en la econom¨ªa, un suponer, se lo hace fatal en la cultura. Uno tiene muy dicho que el Estado no es artista, ni en la derecha ni en la izquierda. Quieras que no, la cultura se le transforma en propaganda. F¨¦lix Mansilla habla del paro en el XXI. Ah¨ª ve uno m¨¢s claro el "estatalismo alegre", el intervencionismo. Que no estafinismo, glosadores del glosador, troncos.
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